Secretaría Distrital de Integración Social

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Tesón y valentía: ingredientes para el resurgimiento de los Hernández

 
Han pasado 85 días desde aquel 19 de abril cuando los Hernández lo perdieron prácticamente todo. Ese trágico martes las llamas consumieron enseres, electrodomésticos y lo peor: la vida de ‘Niño’ y ‘Óscar’, los dos gatos que desde hace varios años eran los consentidos de esta familia que habita el apartamento 504 en un conjunto residencial del barrio Galicia, en la localidad de Ciudad Bolívar.
 
Esta emergencia fue atendida por el equipo de Gestión del Riesgo de la Secretaría Distrital de Integración Social que presta sus servicios a las familias en situación de emergencia social, natural o antrópica, con el fin de contribuir a la superación de la situación.
 
A pesar de la difícil situación, hubo algo que el corto circuito que ocasionó la emergencia no pudo destruir: las ganas de Cristina, Karla y Rafael por superar este momento que, según la mujer cabeza de familia, logró unirlos con el propósito de darle una bofetada a la adversidad y demostrar que el hollín que recogían sus dedos de las paredes era solo el estímulo para fortalecerse como familia y comenzar un mejor futuro.
 
 
“Estas tragedias hacen que la gente se conecte más. En mi caso lo viví con mis hijos y mis vecinos, porque sin ellos no hubiera sido posible salir de esta situación”, relata Cristina Hernández, agregando que la ayuda inicial del Distrito con ropa, mercado, colchonetas, elementos de aseo y el subsidio de un mes de arriendo por 480 mil pesos le sirvieron para mitigar los malos días que pasó.
 
Al 30 de junio de 2016, el equipo de gestión del riesgo atendió a 1.021 personas que conforman 483 hogares en las 20 localidades de la ciudad.
 
Operación reconstrucción
 
No había tiempo que perder y los lamentos no reconstruyen casas. Con esta mentalidad, los Hernández y sus solidarios vecinos limpiaron, barrieron y cambiaron todo lo achicharrado por el fuego. Según cuenta Cristina, al comenzar las labores ‘mágicamente’ aparecieron tejas, vidrios, pintura y mano de obra que donaban las ferreterías del sector y las personas que con afecto le hacían saber que no estaba sola.
 
Fue tal la atención que recibieron del vecindario, que ningún detalle de la subsistencia de esta familia quedó a la deriva. “El uno traía desayuno, el otro llegaba con almuerzos, algunos simplemente nos visitaban y nos traían roscones con gaseosa”, recuerda esta bogotana de 42 años, quien al borde del llanto reconoce que nunca se imaginó tamaña solidaridad de la gente.
 
Pero la ayuda no terminaría ahí, ya que aparte de lo mencionado por Cristina, llegaron a su casa aportes inesperados. Un programa de televisión se solidarizó con su caso y en una campaña recaudó una nevera, una lavadora, un closet y varias cobijas. Los compañeros de 7° grado de bachillerato de Rafael realizaron una colecta donde completaron para los materiales faltantes; pero lo más impactante fue cuando recibió una encomienda de un familiar de una vecina, quien desde Estados Unidos le envío varios elementos que agradece con el alma.
 
Una experiencia para renacer
 
Hoy la casa de los Hernández tiene nuevamente calor de hogar. Los pisos blancos, las paredes perfectamente pintadas, y la convivencia de una familia normal, son la mejor muestra de que la voluntad y el tesón son más fuertes que las calamidades. Por eso con la frente en alto Cristina asegura que aunque faltan algunas cosas para completar su dotación de casa, ya cuenta con lo necesario para vivir feliz con sus hijos.
 
A esta familia le cabe perfectamente el dicho de ‘no hay mal que por bien no venga’. Frase que se aplica perfectamente para Rafael, quien gracias a la desgracia quedó con cuarto propio en el mezzanine que se construyó luego de la remodelación. Antes compartía habitación con su madre.
 
 
Para Cristina solo queda un tema pendiente en su recuperación: hace más de un mes no puede atender su negocio de fritanga cerca del Frigorífico Guadalupe por culpa del paro camionero, que espantó a sus clientes gastronómicos por la crisis del transporte. Sin embargo, por ahora los ingresos de la casa quedaron temporalmente en cabeza de Karla, quien a pesar de su juventud ha demostrado madurez para echarse encima tal responsabilidad.
 
En una nueva visita del equipo de gestión del riesgo de la Secretaría Distrital de Integración Social se hizo seguimiento del caso y se le solicitó a Cristina su retroalimentación acerca de la atención que recibió por parte del Distrito. De su experiencia quedaron importantes insumos para este grupo que a diario brinda asistencia humanitaria a las personas que enfrentan una emergencia natural o social.
 

Vea la noticia anterior: Los Hernández, la familia que renació entre las cenizas
 
 
 
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