Personas mayores de San Cristóbal tienen un Bello Horizonte

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Bogotá, marzo 4 de 2019. “Jajajajaja esto sí es vivir feliz”, dice entre carcajadas don Álvaro José Cifuentes, mientras teje una colorida hamaca en el centro Bello Horizonte, en la localidad de San Cristóbal.

Don José se levanta desde muy temprano. Se baña, pasa al comedor toma su desayuno y se ubica como siempre en un extremo de “su segunda casa”, como la llama, a elaborar sus tejidos.

Tiene toda la paciencia del mundo. No le afana nada, no tiene prisa, nadie lo busca a excepción de una hermana que lo visita una o dos veces al mes. En cada producto que elabora siente que el tiempo pasa lento. Un tejido es hecho con delicadeza, despacio y con mucho cuidado. Se demora tres días para elaborar una atarraya, tiempo suficiente como su paciencia.

Cuando habla de su trabajo siente un orgullo inmenso, como si el corazón se le saliera del pecho. Sonríe con entusiasmo, como si su risa saliera de lo más profundo de su alma, es indescriptible. “Gracias a Dios y a la Santísima Virgen, me siento feliz aquí en este Bello Horizonte, porque acá tengo mi dormida, mi comida, los medicamentos, mi ropita al día, y trabajo en lo me que gusta, tejer mis hamacas”, comenta don José.

Don José sale dos veces a la semana para caminar entre la gente y sentirse parte de la sociedad, ver personas y caras nuevas, distraerse con la dinámica de la agitada ciudad. Cuando regresa al centro continúa con su acostumbrada jornada de tejidos. Tiene 69 años y esos no han sido impedimento para trabajar en lo que le gusta.

“Acá no solamente elaboro las hamacas, también hago, mochilas para el mercado y tejidos en lana para camas, entre otros productos, con los cuales me puedo hacer unos dos pesos”. Hoy me siento muy feliz y contento con lo que está haciendo la Secretaría con nosotros, la verdad… nos dan todo”, cuenta entre sonrisas.

Pero don José no solo realiza hamacas. Doña Stella, Luis y Eduardo elaboran todo tipo de manualidades. En el centro todos tienen algo por mostrar y demostrar que ser viejos no es sinónimo de inutilidad, al contrario que las personas mayores pueden llegar a ser productivas y útiles no solo para sentirse bien sino también para motivar a otros que se puede llegar a una mejor vejez.

Toda esta felicidad de don José y de otros tantos, es gracias a las mejoras que tuvo el centro de Bello Horizonte hace unos días. Pasillos amplios, baños de lujo, camas cómodas con timbre de llamado de emergencias; un parque con suficiente espacio para el deporte y el esparcimiento, zonas verdes que dan pie para la siembra de una buena huerta, entre otros ambientes que la Secretaría de Integración Social adecuó para que las personas mayores vivan en armonía, seguros y con las mejores garantías de bienestar.

La Secretaría invirtió más de $1.200 millones de pesos en el mantenimiento y recuperación del centro. Hoy 60 personas mayores gozan de todos los beneficios que presta el lugar para mejorar sus condiciones dignas y calidad de vida.

“El objetivo de nuestro centro de protección social, siempre ha sido brindar protección integral a las personas mayores de 60 años en adelante, mediante acciones de ocupaciones humanas, cuidado, fortalecimiento de vínculos familiares y promoción de todas sus potencialidades y capacidades. Lo que buscamos es que la persona mayor sea autónoma e independiente. Acá hay muchas actividades y es lo que nosotros logramos identificar, lo que les gusta a ellos para implementarlo junto con un gran equipo de profesionales”, finalizó Sandra León, coordinadora del lugar. 

 
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