Mayo 31 de 2016. Pocos grupos humanos siguen reconociendo la majestuosidad del fuego y su poder por ser uno de los cuatro elementos de la naturaleza como lo hacen los pueblos indígenas. Ellos, conscientes de la trascendencia de esta reacción química en el éxito de la vida humana, siguen haciendo plegarias alrededor suyo para interceder por su espiritualidad, la abundancia en sus familias y su entorno natural.
De esta manera, ofrendando mochilas, plantas y otros tejidos alrededor de la candela viva, comenzó el Encuentro Intercultural de Mujeres Indígenas ‘Reconociendo y Resignificando el Rol de las Mujeres Indígenas’, que se llevó a cabo en la maloka del Jardín botánico de Bogotá, como estrategia para visibilizar las experiencias significativas de estas mujeres al interior de sus grupos étnicos.
A este llamado realizado por la Dirección Territorial de la Secretaría Distrital de Integración social acudieron mujeres – y algunos hombres- que hacen parte de cuatro comunidades indígenas que desde hace muchos años se asentaron en la Sabana de Bogotá y algunos sectores específicos de la ciudad. Asistieron mujeres pertenecientes a las comunidades Muisca de Bosa, Inga, Ambika Pijao y Kichwa.
“Anteriormente solo servíamos para ser esposas y mamás, porque los hombres eran los que mandaban en la casa. Por medio del trabajo con Integración Social hemos entendido que no es que debamos hacerlos a un lado, sino que ambos valemos por igual y tenemos los mismos derechos”, sentenció en su intervención Mamá Dominga, Lideresa de la comunidad Inga, al resaltar el trabajo realizado con las mujeres por parte del Distrito.
Productos de calidad hechos con amor ancestral
Continuando con la dinámica de conservar su milenaria oralidad, las mujeres muiscas presentaron a los asistentes su producción artesanal de pomadas medicinales, además de las delicias que preparan en sus cocinas y los famosos tejidos que seguramente más de un bogotano ha utilizado sin imaginarse que es el producto de la creatividad de estas personas que en su mayoría reciben canasta complementaria de alimentos por parte de la SDIS.
Por su parte, la comunidad Ambika Pijao compartió un emotivo mensaje acerca de la conexión de la mujer con la Luna y remató su intervención con la siguiente frase que habla por sí sola del prodigio de ser mujer: “Soy mujer indígena como la Madre Tierra Ima, fértil, callada, protectora y fuerte. Damos vida, cuidamos y protegemos”, rezaba la leyenda proyectada en una moderna pantalla, mientras paradójicamente pedían a sus hermanos que trataran de no dejarse absorber por la tecnología.
Para finalizar este espacio de interacción, en medio del fuego y el olor a leña seca, Carol Tuntaquimba, Lideresa de la comunidad Kichwa narró cómo los procesos con mujeres indígenas se han fortalecido gracias a las salidas con niños y niñas que realiza el proyecto de seguridad alimentaria de la SDIS y los cambios que han percibido en una costumbre que lentamente se ha transformado: el machismo. “Antes eran las mujeres las que cargaban los alimentos de la canasta, mientras los hombres leían el periódico, eso poco a poco ha cambiado”, narró esta mujer que también contó que en su cotidianidad usa ropa citadina como los bluyines, pero cada que puede luce con orgullo los trajes que engalanaron la existencia de sus antepasados.
Pero como siempre ocurre en los encuentros entre los hermanos indígenas, no pudo faltar la degustación de gastronomía típica. Arepuelas, coladas de mora, tortas de maíz y quinua, anio en hoja de plátano e insulsos, entre otros productos tradicionales sirvieron para compartir en compañía de una inmejorable chicha, que unió a estas comunidades en torno a la reflexión sobre el rol de la mujer en la ciudad y su participación en la construcción de una Bogotá más incluyente.
Con abrazos y un decidido compromiso por propiciar estos espacios de manera más frecuente, se despidieron estos hombres y mujeres que por unas horas recordaron lo importantes que son las mujeres en sus familias y cómo a través de la figura femenina la sociedad avanza en términos de respeto por los derechos y la igualdad como valor inspirador de una Bogotá Mejor Para Todos.
