—“Un cuerpo que no me gusta”.

—“Nada que me agrade”.

—“Empezando desde los dientes, el pecho… mmm, veo los kilos de más”.

—“Es que siempre me veo mal”.

 

Estas fueron las respuestas iniciales de más de veinte mujeres campesinas del territorio de Usme Rural en el círculo de “Mujeres tejiendo derechos”.

 

Las mujeres, en su mayoría dedicadas al cuidado de sus hijos e hijas, a cocinar para trabajadores de la zona rural de Usme, al ordeño; al cultivo y a oficios del hogar tuvieron un espacio dónde se promovieron acciones de autoestima a partir del reconocimiento propio de sus capacidades como mujeres.

 

“La actividad -organizada por los Centros de Desarrollo Infantil y Familiar Rural (CDFIR) y acompañada por la subdirección para asuntos LGBT y la Secretaría de la Mujer-, tiene como objetivo, uno de varios, ser el inicio de un circulo sanador para las familias de las niñas y los niños campesinos de Usme”, afirmó Paula Bernal, coordinadora del CDFIR de esa localidad.

 

Y así es. Identificar desde las propias relaciones interpersonales, si existen actitudes que demuestren un nivel bajo de autoestima y aprender a transformarlas por actitudes que lleven a tener relaciones sanas y constructivas. No es sólo un trabajo en pro de las mujeres de la zona, sino también de los niños y niñas

 

Angie, una de las mujeres asistentes, de 26 años y madres de dos niños, lo plantea así: “cuando me vi al espejo me di cuenta que solo tengo pensamientos negativos hacia mí. Al inicio nada fue positivo, me veía gorda y fea. Luego cuando me pidieron que escribiera en una hoja las palabras más feas que me habían dicho, me di cuenta que eso que había visto en el espejo no era lo que yo pensaba sino lo que otras personas que dicen quererme, pensaban de mí”

 

 

 

—     “¿Y ahora qué ves?”

 

“Que soy bella, que me debo cuidar, alimentar bien y ante todo entender que soy una mujer con muchas cosas por disfrutar, una mujer capaz de amar y ser amada. Una mujer empoderada, palabra que no conocía pero que definitivamente desde hoy es de mis favoritas”, aseguró.

 

Los círculos de mujeres, en el marco de los círculos familiares de los CDIFR, cumplen así su propósito: romper con los patrones de violencia que tuvieron durante mucho tiempo, para que las niñas y niños del contexto rural cuenten con ambientes de desarrollo que los protejan, reconozcan, que partan de sus intereses, habilidades, saberes y sobre todo que sean libres de violencias que limiten el desarrollo de su potencial.