Es la mañana del jueves, el frío de la noche ha dejado muchos dolores en el cuerpo. La dormida no fue la mejor: El ruido de los carros, los transeúntes hablando y la lluvia haciendo de las suyas,
mojaban poco a poco los pedazos de cartones que servían de refugio esa noche, a pocas de amanecer muchos de los que habitan las calles desiertas, los rincones de los puentes vehiculares y algunas zonas verdes, esperaban con ansiedad la llegada de la móvil.
Ese miércoles, a primera hora del día, un gran grupo de “profes” - como ellos los denominan- arribaron en un pequeño transporte. Con hojas en la mano, sonrisas en los rostros y algo de frío en sus cuerpos, el equipo de promotores y profesionales de la Subdirección para la Adultez, de la Secretaría Distrital de Integración Social, llegó al sector. De manera inmediata uno a uno se dirigió a los muchos habitantes de calle que rondaban por el lugar, algunos de ellos ya los conocían y se alegraban al verlos; otros por el contrario, de manera muy sigilosa, esperaban a que les contarán el motivo de la visita. Y es que no era cualquier visita, ésta tenía algo en común, llegaban con el anuncio que en las próximas horas, el Centro de Autocuidado Móvil, estaría presente en ese lugar.
Escuchar esas palabras enredaba un poco la historia pero era sencillo, iban a tener la presencia de un gran “Tráiler” equipado con duchas, ropa, elementos de aseo, alegría, alimentación, talleres, salud y muchos “profes” con corazón grande y ganas de ayudar a todos los ciudadanos y ciudadanas habitantes de calle que a diario se refugian en las frías calles de la ciudad. El jueves al aparecer el nuevo día el ruido de la corneta de un camión irrumpió la mañana. Había llegado la hora, con una caravana conformada por dos camionetas, un furgón y demás vehículos, aparecía la móvil al sector de la Calle 26 con Av. Caracas, a pocas cuadras del Centro Internacional. Allí, un grupo de ciudadanos y ciudadanas habitantes de calle los esperaban.
La atención no se hizo esperar, luego de tantas manos ayudando, carpas, mesas, sillas, computadores, escaleras, baños, extensiones eléctricas y demás elementos, fueron acomodándose en su lugar de trabajo. El equipo se disponía a brindar atención integral a todos los habitantes de calle que se acercaran al punto. Luego de una revisión sistemática, cada uno de los participantes podría acceder a un lugar digno, limpio y agradable donde se podrían bañar, recibir ropa limpia y disfrutar de todos los servicios disponibles.
DÍAS FUERA DE LO NORMAL
“Juaco” a quien llamaremos por solicitud personal. Tiene más o menos 38 años, su abundante barba y su pelo despeinado, lo hacen ver con más edad. Las uñas de sus manos demuestran las largas jornadas de trabajo y rebusque. Un saco de lana gruesa y un pantalón con algunos huecos lo acompañan a diario. Los más de 10 años en la calle le han enseñado a sobrevivir, “amarrarse bien los zapatos y quitárselos en las noches”, comenta en voz alta. Vive del reciclaje, alejado de su familia desde el primer día cuando descubrió que dependía del vicio del “bazuco”.
Por esos días cercanos a la visita de la móvil, él transitaba a diario por el sector, de un extremo a otro de la ciudad caminaba por las calles, cerca del Transmilenio, de las calles y carreras llenas de vehículos, de las largas ciclovías y algunos extensos terrenos rodeados por avisos de “No pasar”. En un ir y venir había llegado a ese sector. Le sorprendió mucho ver un camión lleno de duchas. Analizó cómo se almacenaba el agua en cuatro tanques que llevaba el remolque. Comentó a algunos amigos que miraban el remolque la forma en que habían “engallado el container, con baños, duchas y hasta oficinas”. Todos se reían, tal vez el efecto de los alucinógenos consumidos horas anteriores los hacían pensar “aventuras extremas conduciendo ese gran camión”.
“Esto es una gran ayuda para nosotros, la gente nos rechaza, nos discrimina, pero estos profes llegan acá, nos ofrecen ayuda, nos cuidan y hasta nos dicen que nos bañemos, cuando vienen por acá los días son fuera de lo normal, nos sentimos muy agradecidos con Integración Social”, dice uno de los ansiosos participantes que espera el llamado para recibir sus elementos de aseo y acceder a un buen baño. Juaco mientras tanto se alista, levanta sus brazos, libera la pereza de la mañana y se dispone a ingresar al sitio de las duchas, un paso adelante y se pierde al interior del camión.
Al menos diez minutos transcurren, al otro costado del container, la puerta se despliega, y Juaco reaparece en la escena, con su barba más ordenada y su pelo peinado, se dispone ahora a un encuentro de acompañamiento psicosocial con el profesional que lo espera en una mesa cercana. Los marcadores, las hojas, y otros tantos materiales están listos. Es un espacio solo para él. Será como dicen los religiosos, una confesión que le quitará por lo menos una carga en su vida. Tal vez, sea el momento de reflexionar y pensar si seguir o ponerle un alto a una historia sin fin.
Las lágrimas en los ojos de Juaco no se hacen esperar, la reflexión con el profesional ha dado frutos, un silencio lo cubre por unos instantes, mira a su alrededor, lo ha pensado bien, respira profundamente y decide que quiere vincularse al proceso que le brinda la Secretaría Distrital de Integración Social, allí le brindarán toda la atención para poder - porque no dejar la calle y el consumo de drogas -, así mismo, tendrá la oportunidad de reconstruir los lazos familiares, algo que por una mala decisión perdió y de lo cual siempre ha vivido arrepentido. Pero antes de partir, pasa a la peluquería, el cambio de corte de cabello y una buena afeitada, tal vez reafirmarán su voluntad por cambiar. Llega la hora, y juaco es trasladado con otro grupo de hombres y mujeres que han decidido ir al centro de Acogida Oscar Javier Molina, allí empezarán su nuevas rutinas
JORNADAS DE ATENCIÓN INTEGRAL
El Centro de Autocuidado Móvil hace parte del servicio social de atención integral a ciudadanos y ciudadanas habitantes de calle. Desde el componente de desarrollo personal integral esta modalidad, promueve la responsabilidad de la persona habitante de calle participante con el proceso de dignificación de su vida a través de la recuperación de los hábitos de autocuidado, la promoción de los derechos y sensibilización en los componentes de desarrollo personal, familiar y comunitario orientados de manera progresiva al ejercicio pleno de la ciudadanía. Por su facilidad en el desplazamiento, el centro brinda el servicio en todas las localidades de la ciudad y específicamente aquellos sectores con alta presencia de habitante de calle.
En articulación con los equipos territoriales de la Subdirección para la Adultez, se han coordinado jornadas que cuentan con el apoyo de la Secretaría de Salud y el CAMAD; Secretaría de Gobierno y gestores de convivencia. De igual manera se vinculan otras entidades y fundaciones privadas que en cada jornada apoyan la atención integral a ciudadanos y ciudadanas habitantes de calle en Bogotá Humana.
John Freddy Díaz Díaz
Profesional de comunicaciones
Subdirección para la Adultez