Bogotá, abril 10 de 2018. Johana Sáenz tiene la mirada expresiva. Hoy se ríe fuerte y llama la atención de todos quienes estén cerca de ella. Atrás quedaron los días en que lloró en silencio por los rezagos que la guerra y la violencia le dejaron. Camina lento con un ligero meneo. Debe estar cansada porque es un largo camino el que recorrió desde Tumaco hasta Bogotá. Sáenz es víctima de la violencia y estuvo presente en la conmemoración del ‘Día nacional de la memoria y la solidaridad con las víctimas de conflicto armado’, en el teatro Jorge Eliecer Gaitán.

“Soy víctima del conflicto armado desde el año de 1999. Víctima del desplazamiento forzado de Icononzo (Tolima) y el 12 de abril del 2007 salí de Tumaco (Nariño), hacía la ciudad de Bogotá. Aquí me vinculé a una organización de comunidades negras 'AFRODES' en donde se registraron casos de mujeres para llevar a la corte, porque no se cumplía con lo que dice la ley ni la Constitución Política”. A Johana ya no se le tiembla la voz al contar su historia. Sus recuerdos la han hecho más fuerte. Ahora repasa los pasos que dio en días muy amargos, cuando como dice ella, “en la guerra la mujer valía menos que una bala”.

Sáenz superó las desigualdades que la guerra dejó a su paso. Juntó fuerzas y se levantó. Dejó el miedo atrás y hoy es la directora de la ‘Fundación Nacional Defensora de Derechos de Mujeres Víctimas de Violencia Sexual’. En el marco del conflicto armado, con su historia y sus vivencias, ayuda a más mujeres, quienes como ella son capaces de transformar el país de manera positiva. Buscan igualdad y justicia para todos y todas.

“Al parecer, las mujeres no podemos hablar de derechos humanos o no podemos defender nuestros derechos porque estamos en un país en el cual no se está enseñado a que se le diga que las mujeres se les violenta. Que no está enseñado a saber que en este país pasan cosas tan atroces como la violencia sexual. Una violencia que nos marca la vida y nos deja secuelas, enfermedades y no está bien que las mujeres continuemos haciendo silencio en vez de ayudar a otras mujeres a que no se sientan culpables. ¡No agachemos la cabeza!”, repite mirando al horizonte.

A pesar de que a Johana le fueron arrebatados familiares, amigos y sueños, gracias al trabajo de una ciudad que la acogió y a las entidades distritales que le brindaron apoyo y fueron su mano amiga, pudo empezar a hacer su más grande sueño realidad. “Tengo que reconocer que he recibido todo el apoyo por una voluntad política de los funcionarios y hoy en día puedo decir que estoy estudiando Derecho. Es mi primer semestre, para ver si algún día podemos acceder a la justicia”, asegura entre risas. Sonríe todo el tiempo, siente que la libera.

El evento central de la Secretaría Social contó con la presencia de Johana y otras víctimas, quienes reunieron fuerzas para no callar y contar sus historias. Se rindió también homenaje a las niñas y niños de la estrategia ‘Atrapasueños’, quienes con una gran colección de pequeñas manitas en las que plasmaron relatos, hicieron parte de esta importante conmemoración.

El 9 de abril se conmemora el ‘Día nacional de la memoria y la solidaridad con las víctimas de conflicto armado’. Una fecha especial en la que todos los colombianos y capitalinos dedicamos un minuto de silencio para recordar a todos aquellos quienes sufrieron los vejámenes de la guerra. “No debería ser un solo día. Recordar la historia de las víctimas del conflicto armado debería ser todos los días porque todos los días están saliendo víctimas de los territorios, pero el recordar la historia también es parte de no volver a repetir esos hechos que causaron tanto dolor en nuestras vidas”, agrega Sáenz.

Johana concluye su intervención parada en una tarima frente a una multitud en el teatro Jorge Elicer Gaitán. Con los ojos cerrados, dice casi gritando, que todos escuchen lo que tiene atravesado. “El recordar es no olvidar y el recordar para no olvidar es poder hacer algo para que estas cosas no ocurran y para que nuestros niños y niñas puedan tener una Colombia en paz”, sentencia.