Bogotá, mayo 25 de 2018. ‘La chiqui’ como es conocida en el gremio de ciclistas, es una joven de 18 años, de 1.50 c.m., de estatura, tez morena, delgada y como dice su padre, “tan pequeña pero buena en el ciclismo, que ha dejado botadas a compañeras altas, acuerpadas de más edad y de alto rendimiento”.

A Carolina la describen como una joven con un corazón noble, sencillo, tierno y luchadora. Quiere ser reconocida por el deporte que practica y su compromiso en cada carrera. Sagradamente le reza a la Virgen de Guadalupe para que le dé buena suerte, cada vez que sale a entrenar.

Ella decora su habitación entre medallas y trofeos; 46 en total la han llevado a ser reconocida entre la comunidad y algunas localidades aledañas. Carolina se ha destacado en todas sus competencias y muchos de sus reconocimientos los ha obsequiado a colegios, club, y personas que admira.

La vida de Carolina Lamilla, la ‘escarabajo’, no ha sido fácil. Desde los siete meses de gestación empezó a luchar por sobrevivir en medio de las dificultades que su mamá enfrentó durante la etapa de gestación. Un embarazo gemelar conformada por dos niñas. En el momento del parto, una de las bebés falleció a pesar de los esfuerzos médicos por salvarle la vida en una clínica de Bogotá.

Don Pedro Lamilla, padre de Carolina, recuerda y relata con nostalgia el momento en que la enfermera le entregó en los brazos a su hija recién nacida, en un centro asistencial de Bogotá. Cuenta que no tenía uñas, su piel era arrugada y su cabeza rosada y frágil.

 

Al hablar con el médico de turno, se enteró que su hija de siete meses de nacida se llamaría Carolina, nombre que le colocó el profesional encargado, y generado por el sentimiento y la ternura que le generaba la criatura al nacer. En el momento de registrarla decidieron dejarle el nombre, pero anteponerle Deisy, como su madre.

Con los años, la familia Lamilla Motta decidió trasladarse hasta la Plata (Huila), en búsqueda de oportunidades laborales y apoyo familiar, ya que la fría Bogotá los descobijaba dejándolos al amparo de la niebla y la lluvia. Las necesidades eran muchas y las oportunidades eran pocas, razón que los obligó a emprender nuevas estrategias de sobrevivencia.

En una tarde de juego e integración familiar, Carolina junto con sus primos montaba bicicleta por más de dos horas. Luego decidieron hacer competencias entre ellos, aunque sorpresivamente les ganó en varias oportunidades. La familia admirada y sorprendida por la habilidad empezó a entrenarla empíricamente con la curiosidad de conocer hasta qué punto podría llegar.

Es la mayor de dos hermanos. A su corta edad madrugaba a entrenar en medio de la lluvia, las distancias y los laberintos. Alternaba sus estudios con el entrenamiento, espacios para el aprendizaje y la construcción de sueños.

Después de muchos años de disciplina, gusto y placer compitió en el encuentro de escuelas del Huila logrando la primera medalla en el año 2009. Desde ese momento empezó la carrera por las medallas, los logros y los triunfos en algunos departamentos de Colombia como Huila, Santander, Meta y Valle, entre otros.

Carolina demostró su agilidad, disciplina y vocación por el ciclismo. Por esa razón decidieron regresar a Bogotá en búsqueda de oportunidades y patrocinios. Actualmente vive en el barrio ‘Tres Reyes’, de la localidad de Ciudad Bolívar, lugar de donde sale muy temprano a entrenar en su bicicleta en compañía de su padre, quien la cuida por el temor de no ser robada como sucedió en días pasados. En un carro sencillo, pequeño, ocultan la bicicleta de fibra de carbono donada generosamente por un extranjero de buen corazón.

Actualmente la Secretaria Social trabaja por las comunidades, familias y personas más vulnerables en el Distrito para mejorar condiciones de vida. Es por ello que el referente de la Estrategia de Abordaje Territorial, Rubén Guadrón, gestionará con la Subred Sur apoyo psicosocial y la vinculación al servicio de salud solicitado por la familia Lamilla.

Carolina por el momento seguirá demostrando sus logros y compitiendo con grandes deportistas de alto rendimiento para llevarles a sus padres, a la comunidad de Ciudad Bolívar y a Colombia, los mejores reconocimientos en el deporte ciclístico.