Bogotá, junio 25 de 2018. Sin importar el frío ni las incomodidades, diez funcionarios de la Secretaría Social cambiaron el escritorio, el computador y sus labores cotidianas de oficina, por el estuco, la pintura y el azadón. Desde el viernes y hasta el domingo, Aleyda Gómez, Esther Miranda, Sergio Casanova y Ana Lucía Martínez junto con otros 6 servidores de la entidad dejaron las oficinas de Nivel Central, sede de la entidad, para acampar en la Escuela ‘El Destino’, ubicada a unos 6 kilómetros de la zona urbana de Usme y allí vivir una de las experiencias más enriquecedoras de sus vidas.

Desde muy temprano y tras una logística en la que intervinieron la Alcaldía Mayor y entidades como TransMilenio, Andi, USAID; Aleyda, Esther, Sergio y Ana recibieron una instrucción sobre las tareas específicas a realizar durante un fin de semana muy especial.

Fue así como Aleyda y Esther se trasladaron al Centro de Desarrollo ‘La Requilina’ un inmueble histórico ubicado entre las montañas de Usme, el cual desde su construcción no recibía un mantenimiento adecuado. Ellas, funcionarias de la Subdirección para la Gestión Integral Local de la Secretaría Social, con rodillo y espátula iniciaron la recuperación de un espacio que lucía descuidado y sin doliente.

Mientras tanto en la finca ‘El Renan’ Ana y Sergio de la subdirección de Familia y de la subdirección Administrativa y Financiera respectivamente, recibían las instrucciones pertinentes de los campesinos de la zona para usar el azadón y adecuar el invernadero y abrir zanjas como parte de la preparación del terreno, además, de la técnica para erradicar el retamo espinoso con la ayuda de tijeras y machete, especie que no permite progresar los productos que se siembren, como sucede con las fresas.

Para Aleya Gómez hacer parte de estas iniciativas de voluntariado social se constituye en una experiencia maravillosa que deja muchas lecciones.

“Venir y poder contribuir con nuestro granito de arena sin importar el frío o el calor y observar que la comunidad se alegra y aprecia nuestra ayuda valen la pena. Nunca había pintado en mi vida, ahora entiendo más dicha labor y el cuidado y el esmero que hay que tener. Estar en una zona tan golpeada por el conflicto armado es una satisfacción personal. Antes de ser un buen profesional hay que ser un buen ser humano. Invito a otras personas a que se unan a este tipo de causas para brindar bienestar a otras comunidades alejadas de la ciudad”, cuenta Aleyda.

Por su parte, Sergio Casanova, quien contribuyó en la adecuación de la finca ‘El Renán’, sostiene que iniciativas como éstas son apropiadas para valorar en real medida lo que hace el campesino lejos de la urbe.

“Esta experiencia sirve para generar una empatía y poder visibilizar lo que se hace desde la ruralidad. Sin campo no hay ciudad. Los campesinos necesitan ser escuchados y tenemos los citadinos que conocer de sus proyectos y que sus productos reciban el pago justo por su esfuerzo”, sostuvo Casanova.

Como muestra de gratitud Jorge Gómez, líder comunal de la zona junto con otros vecinos de la comunidad, atendieron a los ilustres visitantes de la ciudad con refrigerio y alimentos provenientes de las huertas de la zona que traían consigo el delicioso olor a leña característico del lugar.

La Secretaría Social a través del espíritu de sus servidores públicos busca incrementar la convocatoria de los mismos y así poder participar en más iniciativas de voluntariado propios. Espacios que necesiten no sólo de una transformación cosmética sino también del reconocimiento de problemáticas que generen lazos de reconciliación entre funcionarios y comunidades buscando un reconocimiento de la sociedad y como en el caso del voluntariado en Usme, reconocer la importancia del campesinado en el engranaje del país.