¿Cómo se conciben las ciudades del siglo XXI? El asunto se vuelve cada vez más crucial porque el mundo se urbaniza y los centros urbanos se convirtieron en el referente del avance o el retroceso de las políticas públicas
que contempla la agenda global. Los gobiernos nacionales suscriben acuerdos para reducir emisiones de gases de efecto invernadero, pero son las ciudades las que contaminan o preservan el aire que se respira. Los presidentes anuncian objetivos del milenio y es en las ciudades donde se realizan, o no, los derechos sociales. El mundo clama por proteger las fuentes hidrícas y en las ciudades se decide si el territorio se ordena o no alrededor del agua. Los gobiernos se proponen erradicar la pobreza extrema y superar la desigualdad mientras en las ciudades se supera o profundiza la segregación socio espacial (los más ricos al norte, los pobres a la periferia y el centro vacío).
En el siglo pasado se llegó al extremo de considerar un indicador de progreso el mayor número de carros y la amplitud de las autopistas (incluso de segundo nivel) en las ciudades. El siglo que avanza rompe ese paradigma y le da paso al peatón, a la bicicleta y al sistema intermodal de transporte con energías limpias. Ahora las ciudades son protagonistas del cambio, la inercia o el retorno al pasado. Bogotá logró en franca lid con ciudades de Europa ganar la sede del V Congreso de Ciudades y Gobierno Locales Unidos (CGLU), lo más cercano a la “ONU de las ciudades”. Vendrán a la capital del país en septiembre del próximo año alrededor de tres mil líderes locales de todas partes del mundo, especialmente alcaldes, gobernadores y legisladores para reflexionar sobre las ciudades que habitamos y pensar en la ciudad del futuro.
De manera simultánea la ciudad de Quito logró la sede de Habitat III para octubre de 2016, una reunión mundial que se hace cada 20 años, esta vez para adoptar una “nueva agenda urbana” y establecer un modelo de desarrollo sustentable alrededor de la vivienda, los derechos sociales y el medio ambiente. También la ONU realiza en sus próximas sesiones la discusión sobre los “objetivos del desarrollo sostenible” y París se prepara para la cumbre sobre la vida o la muerte, que es como se concibe la reunión mundial sobre el cambio climático convocada para diciembre de este año. Lo nuevo es que las ciudades ya se asumen como sujetos activos y no como simples espectadores. El debate ya comenzó. Esta semana, convocados por el gobierno de Bogotá se reunieron expertos de América Latina para un primer diálogo que explora acuerdos que le permitan a la región un rol decisivo en las cumbres mundiales que se avecinan.
Según la Comisión Económica para América latina CEPAL, presente en este diálogo de ciudades, los resultados de Bogotá Humana en reducción de pobreza multidimensional (se redujo del 11.9 al 5.4% en los últimos tres años) ponen de relieve el debate sobre ejecución de políticas sociales en tiempos de menor crecimiento económico. Claro, Bogotá ejecutó en tres años 18.3 billones de pesos en sus políticas de inversión social (primera infancia, educación, salud, cultura). ¿Será que la inversión social, además de disminuir desigualdad contribuye al crecimiento económico, aún en tiempos de crisis? Es una buena noticia que los alcaldes del mundo vengan a Bogotá discutir temas del futuro que aquí hacen, orgullosamente, parte del presente: superar segregación social, mitigar cambio climático y defender lo público.