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Bogotá, diciembre 20 de 2016. Cristian Camilo fue de los primeros en llegar al auditorio de la Secretaría Distrital de Educación. Cuando se le pregunta por qué, la respuesta es tajante: "Cómo no iba a llegar temprano, sí es de los días más felices de mi vida. Hoy me demuestro a mí, a mi familia y a mis amigos que se puede cada día ser mejor".
Este joven de 17 años que hace parte del Centro Forjar de Suba -centros de la Secretaría Distrital de Integración Social especializados en la atención a jóvenes y adolescentes vinculados al Sistema de Responsabilidad Penal-, se graduará del grado noveno gracias al convenio de Educación Formal y Psicosocial “EL RUMBO QUE QUEREMOS” - PROYECTO DE VIDA Y PLAN DE CARRERA, suscrito entre la Secretaría Distrital de Educación en convenio con la Asociación Visión Social y en articulación con la Secretaría de Integración Social.
"Hace un año estaba estancado y no sabía qué hacer. Eso me la pasaba en la calle buscando males y mirando cómo hacer el mal. Cuando llegué al Centro y me propusieron retomar mis estudios, ¿sabe qué? No lo pensé dos veces", comenta Cristian, quien quiere dedicar su tiempo para estudiar Diseño Gráfico o Artes Plásticas.
Con él, otros 69 jóvenes y adolescentes hicieron parte de la ceremonia de clausura del convenio que permitió a 302 jóvenes, vinculados al Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente, adelantar sus estudios de educación formal.
Una de ellas es Camila, joven del Centro Forjar de la localidad de Ciudad Bolívar, quien se graduará de grado 11 y ahora quiere estudiar Comunicación Social y quien hace un llamado a otros jóvenes para que nunca dejen de estudiar. "Uno deja de estudiar por meterse en otras cosas y eso es tiempo que no se recupera. Yo ya termino mis estudios gracias a lntegración Social, pero no todos son tan de buenas como yo, así que a estudiar y echar pa’delante", dice mientras aprieta la mano de su mamá, quien le sonríe y al terminar le dice: "eres un orgullo hija".
Cómo Camila y Cristian, también se encuentran Daniel, Shirley, Carlos y Andrea. Todos jóvenes vinculados a uno de los tres Centros Forjar con que cuenta la ciudad.
Para ninguno ha sido fácil. Como dice Cristian: "Habíamos perdido la costumbre a madrugar, a estudiar, a ser juiciosos y responsables. Por eso este grado no es sólo para recibir un cartón. Porque eso en cualquier lado. Esto fue para tener un futuro, como decía uno de los profes, para tener un proyecto de vida". Y sí, para los voceros de las secretarías de Educación e Integración Social, así como de la asociación Visión Social, esto no es sólo un convenio para graduar jóvenes en formación, es un convenio y un esfuerzo para que los adolescentes crean en sí y asuman un proyecto de vida de acuerdo a sus capacidades. Capacidades que han demostrado que son muchas.
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