Bogotá, septiembre 3 de 2018. Cristian Alexánder Cárdenas, de 16 años, con déficit cognitivo bajo y un trastorno de hiperactividad es un adolescente que le ha tocado afrontar una vida difícil. Él vive con sus padres en la localidad de Kennedy y asiste desde hace 2 años al Centro Amar de Corabastos.

Álex, como le dicen todos cariñosamente, se encontraba en riesgo social y tuvo que pasar diversas situaciones junto con su familia para sobrevivir y salir adelante. Todos los días, Álex acompañaba a su madre, Nury Barrera, a recoger alimentos en la plaza de Corabastos, y a reciclar latas de cerveza y cartón en sectores aledaños.

Desde pequeño, fue maltratado por su padre, tanto así que por esa situación antes de llegar al Centro Amar estuvo en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).

Al regresar a su hogar, ingresó al colegio. Su profesora le recomendó a la mamá que lo vinculara al Centro Amar de Corabastos; un lugar seguro, con atención especializada, actividades lúdicas en compañía de otros niños y adolescentes.

Desde su llegada al Centro Amar ha tenido un cambio significativo. Ahora cumple las normas e instrucciones, es menos hiperactivo, tiene un trato cordial con sus compañeros y se ha integrado poco a poco para compartir, jugar y aprender al lado de otros adolescentes.

Álex, fue alejado del peligro y riesgo de la calle donde quería permanecer. "Tuvimos claro que si no lo acogíamos en el Centro Amar, la calle si lo iba a acoger, por eso se puso a su disposición un equipo psicosocial que se concentrara en él hasta lograr resultados en su desarrollo”, afirma Jenny Olaya, trabajadora social del Centro.

Es más, agrega Jenny, “Álex tenía todas las condiciones para ser un niño de calle, pero acá lo recibimos con los brazo abiertos y nos hemos dedicado, junto con su madre, a mejorar su calidad de vida”. La mamá de Alex, es una mujer emprendedora, dedicada y dispuesta a dar todo por su hijo.

A medida que permanecía en el Centro Amar, Álex fue descubriendo su talento: cantar música popular. Fue así como encontró una forma de expresar lo que siente. Así mismo, desarrolló destrezas con las manualidades y recibió apoyo del equipo de profesionales para hacer sus tareas del colegio.

Gracias al Centro Amar, dice Álex, sus mayores valores son el respeto, la honestidad y la responsabilidad. "En el Centro Amar cambié y aquí soy feliz", expresa Álex con ojos lagrimosos y una sonrisa de plenitud.