Bogotá, 21 de abril de 2017. Entre cables, circuitos electrónicos, pilas, bombillos leds, juguetes deteriorados y mucha imaginación, Juan Pérez un exhabitante de calle y que actualmente lleva más de siete meses en un proceso de recuperación en el Centro de Atención Transitorio de la Secretaría de Integración Social, se prepara para diseñar su primer experimento electrónico como prueba final en el taller ‘laboratorio Interactivo de circuitos’ enmarcado en el proyecto de transformación cultural ´Habitar mis Historias’.
Aunque al inicio del taller, a Juan no le llamaba la atención estar ahí, y a pesar de pensar por un momento que estaba perdiendo el tiempo, poco a poco, la electrónica, la luz intermitente de unos cuantos bombillos y la mezcla de mucha fantasía e imaginación, lo fueron cautivando y dándole un sabor especial a la actividad.
Esta vez, la creatividad de sus pensamientos no provenía por un buen ‘Bazuco o traba’ que se había ‘metido’. Hoy sus manos menos temblorosas que hace un año cuando con sus dedos deteriorados, sus uñas ‘mordisqueadas’ y llenas de mugre, trataban de encender los cientos y cientos de cigarros ‘cargados de droga’ que se fumaba sin compasión, desde aquel día que aceptó la invitación de un amigo a probar el vicio y desde ese momento se fue quedando y llegando a tocar fondo. Conoció ‘El Bronx’, pero según él, no era de su agrado estar mucho tiempo allí; prefería el ‘San Bernardo’ y otros sitios menos ruidosos.
Ahora el aula de clase, en donde recibía formación interactiva en circuitos, lo llenaba de orgullo y voluntad para superar esos casi 15 años de adicción a las drogas. Imaginaba como empezar su modelo de experimento electrónico, pensó en varias cosas, pero se enfocó por los ‘Megasoldiers’, “Estos son soldados, mega, son personas del pasado que encarnan en el futuro, eso creo que es mi vida, pasar de un pasado oscuro a tener un presente mejor y lejos de la calle, acompañado por mi familia”, describe Javier en cortas palabras su proyecto.
Para empezar, tuvo que rebuscar entre los materiales que el profesor llevaba para iniciar el taller, entre chatarra electrónica, carritos, muñecos y otras tantas cosas, empezó a buscar las partes básicas para diseñar su juguete.
“Por momentos a veces recordaba, como antes rebuscaba en la calle mi comida y mis cosas para vivir, hoy mirando todos estos elementos, veo una nueva imagen de mi vida, porqué ya no busco cosas malas, sino ahora miro que todas estas son herramientas que me enseñan a seguir firme en mi proceso”, menciona Javier observando por unos minutos a su alrededor.
Aunque el proyecto inicialmente no tenía forma, poco a poco y con mucha dedicación, Javier empieza a ensamblar cada una de las piezas que con anterioridad escogió. El diseño de un buen soldado con su coequipero un ‘Gran Dragón’ podría ser una buena obra que impactara a los espectadores. Además, si con algunos elementos electrónicos, trataba de darle algo de vida, podría generar mayor atracción y así lograr pasar la prueba final en su taller. “Ese era mi único objetivo y para eso no solo en las horas del taller trabajaba en mi experimento, además mientras me encontraba en el hogar de paso en mis ratos libres, y luego de hacer mis tareas personales, le dedicaba más tiempo al desarrollo del mismo” recuerda con mucha emoción Javier.
Con algunos retoques, algo de pintura y unos cuantos ensayos, Javier pone en funcionamiento su proyecto. Las luces de en una cabeza de Dragón empiezan a encenderse. ‘El jinete comandante’, al lado de una especie de dinosaurio futurista, muy lentamente y gracias a una ‘pila de corriente’ comienza a darle marcha al juguete. El proyecto se vuelve realidad. “Era como darle vida a algo que mucha gente desecha en la calle y yo hoy, gracias a el aprendizaje que recibí, podía reutilizar y darle una nueva mirada a esa chatarra”, explica Javier mirando cómo su juguete electrónico ha cobrado vida.
Una exposición difícil de olvidar
Luego de tantos días de clase y horas de trabajo a Javier y a sus casi 40 compañeros del Centro de Atención Transitorio, quienes habían asistido puntualmente al taller interactivo, liderado por el IDARTES y que contó con la participación de exhabitantes de calle, llegaba a su fase final. Con una última exposición a cientos de invitados, daban a conocer sus proyectos de grado y así mismo recibían una mención de honor reconociendo su participación en el taller.
Cada uno de los participantes, en orden y con mucha precaución, trasladaba sus obras artísticas. ‘Un Dragón volador’, unos cuantos ‘enanos mecánicos’, algunos marcadores eléctricos que bailan y pintan y otras tanta ideas extrañas pero muy interesantes, hacen parte de la exposición ‘Habitar mis Historias’, un laboratorio interactivo que incluye la utilización de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos logrando elaborar objetos lúdicos a partir de componentes y circuitos construidos o recuperados.
Este taller que tuvo la participación de exhabitantes de calle y bajo la conducción de los artistas plásticos Jorge Crowe de (Argentina) y Miguel Kuan (Colombia), tenía como objetivo no solo aprovechar el reciclaje como herramientas de trabajo, sino además aportar emocionalmente en cada uno de los procesos personales de recuperación que cada participante lleva, y que les permite interiorizar en su manera de cambio e identificar todas las herramientas que les aportan en la recuperación de sus hogares, familias y como volver a empezar una nueva vida.
Javier, que desde hace unos cuantos meses es aceptado de nuevo por su familia, hoy agradece primero a su Dios por todo lo bueno que le está pasando en la vida. Resalta la importancia de poder estar vinculado en un hogar de paso del Distrito, en donde ha recibido la ayuda profesional para volver a sentirse una persona joven y útil. Piensa que también es un ‘Megasoldiers’ porque poco a poco va dejando su pasado oscuro de la droga y la calle y la está transformando en un nuevo ‘soldado’ que supera los miedos y está listo para combatirle a su destino con la mejor actitud y lo más importante de nuevo cerca de su familia a la que tanto adora.
