Algunos de los participantes de la convocatoria son: Karen Velandia y Diego Fernández. Ellos son una pareja que viven en unión libre desde hace dos años, con 26 y 23 años respectivamente, son padres de dos menores y se presentan porque quieren estudiar. Ella sueña con ser secretaria, él se inclina por idiomas o sistemas. Fabián Rodríguez es otro joven de 19 años, que no continuó sus estudios secundarios por tener epilepsia, pero según él, quiere continuar estudiando para ayudar a su madre y hermana.
Otra participante es Marcela Silva, quien se autodenomina “felizmente separada”. Es madre de dos hijos, vive en una habitación alquilada, pero todavía no tiene claro qué va a estudiar. Todos los casos encontrados presentan como situación común el desempleo, sin embargo tienen la esperanza de que este programa les pueda brindar una ayuda. “Es una luz para darle un mejor futuro a mis hijos” dice Diego.
Todas estas esperanzas de progreso se reunieron en el salón sede de la Comunidad Unida, ubicado en Chircales, sector la Merced, en donde se convocó a los jóvenes para realizar la caracterización de la población que accederá a este programa. Aquí se les ofrece la oportunidad de mejorar su formación académica, terminando el bachillerato o realizando una formación técnica con el Sena y adicionalmente recibir una ayuda económica de 30 mil pesos diarios.
La convocatoria se realizó voz a voz, contactando los parches en las esquinas de la localidad y es así como hasta el momento se han realizado dos jornadas en el sector, además de otra en el barrio Molinos, en las cuales se han atendiendo a 200 jóvenes de la localidad. La perspectiva es vincular a este programa a más de 10.000 personas en toda la ciudad, quienes tendrán una oportunidad para darle un giro positivo a sus vidas, gracias a la Bogotá Humana.