Niños con discapacidad practican buceo en piscinas de Integración Social

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Bogotá, junio 4 de 2019. En 1943 los franceses Jacques-Yves Cousteau y el ingeniero, Emile Gagnan, adaptaron y desarrollaron un aparato de respiración para uso subacuático que se constituyó en un gran invento revolucionario en la historia de la natación y posteriormente del buceo.

76 años después el buceo, que es un deporte elitista (por su alto costo), se práctica bajo el agua, su seguridad depende de los conocimientos aprendidos, del entorno donde se practique y del guía, monitor o pareja que acompañe al deportista. Ahora, el buceo llega a innumerables personas de escasos recursos económicos de Bogotá.

El escenario son las piscinas de los Centros de Desarrollo Comunitario (CDC), pertenecientes a la Secretaría de Integración Social, donde históricamente se ha atendido a la población con discapacidad del distrito capital, articulando acciones con la comunidad en general, con los proyectos propios de la entidad y diferentes grupos focalizados, ofertando actividades recreativas, deportivas y de aprovechamiento del tiempo liberado en el medio acuático, mediante cursos de natación, talleres acuáticos y prácticas libres.
 
 
 
 

Para ingresar al agua y sumergir la totalidad del cuerpo, se hace con la ayuda de un equipamiento como máscara, aletas, escarpines, cinturón de lastre, guantes y capucha, chaleco hidrostático, tanque y regulador entre otros, lo que evita que el buzo tenga que salir a la superficie a respirar. Solo estos elementos, superan en costo el millón y medio de pesos, sin tener en cuenta el valor del curso.

Gracias a un convenio con el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), los niños, niñas, jóvenes y personas mayores de varias localidades de la ciudad, disfrutan de la innovación del buceo con tanque y aprovechan los beneficios que el agua les aporta por desarrollarse en un ambiente de suspensión o flotabilidad el cual estimula la disminución de la discapacidad, la autonomía del participante, reduce el riesgo de lesión, facilita la efectividad de la funcionalidad, la reeducación respiratoria, el retorno sanguíneo, el equilibrio y la movilidad articular promoviendo la relajación muscular.

Los cursos de buceo con tanque para personas con y sin discapacidad se adelantan en los CDC que poseen piscina, como el Simón Bolívar, Porvenir, Bella Vista, Julio César Sánchez y La Victoria, en un período de dos meses, con cursos de cinco sesiones con una intensidad de 12 horas.

Un paso al agua y sin miedo

Jhon Alexander Novoa Fernández, un niño de 11 años con síndrome de Down Cognitivo y beneficiario de uno de los centros crecer de la Secretaría de Integración Social, es acompañado por su padre Jhon Jairo Novoa Cabrera, un sastre de profesión, actividad que le da para subsistir y darse la oportunidad de acompañar a su hijo en todas las actividades a las que sea invitado.

No lo duda un segundo para hacer lo mismo que le corresponde a su hijo y sigue las mismas instrucciones del instructor. “Como no lo voy a hacer, en este caso el buceo, que es una experiencia espectacular, es el mejor apoyo que le han brindado para el desarrollo de él. Es algo que nunca esperábamos y hoy veo el cambio, es más avispado, ha aprendido mucho”, asegura don Jhon.

Mientras el orgulloso papá hablaba de los beneficios del curso para su hijo, el niño ya estaba de nuevo en la piscina. “Vio, en un segundo me descuidé y se botó solo y fue a parar donde el profesor. Él antes se metía a una piscina a tomar agua y hoy no le da miedo, se defiende, tiene un mayor control y es gracias a esta oportunidad”, agrega.

Jhon Jairo dice sentir un relax bajo el agua. Se despeja la mente y se le olvida todo, según él, se siente completamente libre.

Pero esta hermosa tarea no sería factible, sin los profesionales que con su paciencia y experiencia acogen a innumerables niños diariamente para que aprendan a vivir bajo el agua.

Luis Fernando Barrios Fernández, es un biólogo e instructor de buceo, que se siente feliz de poderle llegar a personas vulnerables y enseñarles que se puede respirar bajo el agua a través de las acciones de formación.

“En los niños se desarrollan sensaciones a nivel cerebral, haciéndolos sentir más cómodos con su condición, gracias a que el buceo es más social. Ellos interactúan con uno, con sus padres y con otras personas. Es el caso de Jhon. Al principio le dio miedo y ya no quiere soltar el regulador porque ven que la sensación es muy chévere abajo”, dijo el instructor.

Por su parte Wilson Alirio Beltrán Rodríguez, licenciado en Educación Física e instructor de Salvamento Acuático e Instructor de Buceo, destacó como gracias a esta práctica se desarrollan habilidades motoras básicas de los participantes.

“Es importante resaltar que el buceo en Colombia es muy elitista en la parte económica, pero gracias a este espacio de la Secretaría con estos programas, brindamos la posibilidad a personas que no tienen como hacerlo en forma privada. Es gratificante ver que el usar estos elementos y bucear, les da la posibilidad de cambiar la visión tanto de la vida como el diario cotidiano. La primera vez que estuvieron bajo el agua vieron un mundo diferente”, concluyó el licenciado e instructor.

Este proceso de inclusión para acciones de formación no tiene ningún costo, solamente se deben cumplir requisitos administrativos. A la fecha la Secretaría de Integración Social, contempla con este programa llegarle a cerca de 150 niños, niñas y adultos al término del año, entre ellos personas con discapacidad.
 

 
 
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