‘Ángel’, un angelito que llegó del cielo

Imprimir

 

 
Bogotá, julio 19 de 2019. La historia de Ángel empezó en el 2012 con su nacimiento el 6 de junio. Ese fue un día lleno de emociones y miedo, en fin toda una sorpresa porque su mamita Andrea Guzmán no esperaba que su hijito adorado y anhelado naciera con discapacidad. Durante su embarazo los médicos nunca detectaron problemas con su bebé. Fue estando en la sala de partos cuando los médicos informaron que, al parecer, el bebé venía con ‘problemas’, pero que no se angustiara que al nacer sabrían que tenía.

La angustia de Andrea creció más y más al acercarse el momento en el que por fin tendría a su bebé en sus brazos, sin saber cuál era el ‘problema’ al que los médicos se referían. Llegó el momento esperado, Andrea ansiosa y los médicos con la certeza de que no sería fácil de asimilar para ella la situación de salud de su bebé. Entonces en ese mismo instante, toda la sala de partos se quedó en silencio y se escuchó el llanto del bebé, Andrea se llenó de una alegría tan inmensa al ver que ya había nacido y que tuvo la fuerza para llorar. Un llanto que en su corazón pareció una carcajada y allí le entregaron su hijito.

De inmediato Andrea se percató que a su retoño le hacía falta la mitad de la mano izquierda y sus extremidades inferiores no se habían terminado de formar. Pero estaba vivo contra cualquier pronóstico médico.

Las enfermeras, el médico que atendió el parto, las asistentes se miraban entre ellos con preocupación por la reacción que ella tendría. Sin embargo, ella solo miró al cielo y agradeció a Dios por la bendición de tener su bebé en brazos, con dificultades pero vivo, ahora su preocupación inmediata era su difícil situación económica.
 

Cumplida la dieta y con el afán de saber qué había pasado y por qué nunca los médicos le dijeron que su hijo venía con dificultades, ella se dirigió al área de genética. Sin embargo no obtuvo una respuesta que le despejara sus dudas, ya que entre una cantidad de terminología médica que ella no comprendía, le dijeron que su hijo había nacido así por un defecto genético que ni ellos mismos comprendían.

Así inició un largo recorrido en un tratamiento médico que empezó con visitas a fisiatría y ortopedia. Cuando llegó el día de las citas médicas, Andrea ya tenía un nombre para su bebé, se llamaría ‘Ángel’, porque era un ángel que Dios le había regalado y que desde su nacimiento empezó a enseñarle el valor de la perseverancia, la constancia y sobre todo el verdadero amor.

Tan pronto llegó el ortopedista y vio a Ángel le comunicó que a su hijo se le debía hacer una cirugía que podría tener dos posibilidades. La primera era una especie de alargamiento de sus extremidades y la segunda y más difícil podría ser la amputación de ambas piernas. La decisión se tomaría hasta que el niño cumpliera 1 año de edad.

Cuando cumplió su primer año se le hizo la cirugía de alargamiento para ver si efectivamente Ángel podría lograr caminar, pero luego de la recuperación y de un proceso de fisiatría no fue posible que el niño caminara, por ello Andrea debió tomar la decisión más difícil de su vida, el ortopedista le anunció que ya no había nada más que hacer, debían amputar sus dos piernas para que pudiesen colocarle prótesis y su vida fuera un poco más fácil si no el niño quedaría sin posibilidades para movilizarse.

Fue allí cuando Andrea con lágrimas, tomó la dura decisión de hacerle más fácil el camino a su pequeño Ángel, decidió que a su hijo lo amputaran para que pudiera caminar con prótesis.

La amputación se la realizaron hace 4 años, desde entonces comenzó la dura pero contundente travesía de Andrea y Ángel para lograr que le dieran a su hijo sus prótesis. Hace un año la EPS le autorizó sus prótesis, después de muchos trámites. Las prótesis solo le duraron tres meses, ya que el ‘socket’ le quedó pequeño debido a que el niño está en constante crecimiento y ensanchamiento de sus muslos, por eso no las pudo usar más.

Hace poco y gracias a la perseverancia de Andrea, quien ha tenido la berraquera de tocar puertas y conseguir ayuda para su hijo, logró que la fundación ´FUNDAFE´ se interesara en el caso de Ángel y le dieran unas nuevas prótesis para hacer su vida más fácil. Él está feliz con sus prótesis.

Ángel ahora está en el primer grado de la primaria en el colegio John F Kennedy. Él es un excelente alumno y ni qué decir como hijo, hermano y amigo. Gracias a Dios ha logrado tener un excelente proceso de inclusión social, en este largo camino que se ha recorrido con el apoyo de la Secretaría de Integración Social, que a través del comedor comunitario ‘Lago Timiza’ atiende a Ángel y a Andrea.

En el comedor llevan aproximadamente un año y dice Andrea que fue lo mejor que les ha pasado, ya que han encontrado calor de hogar, apoyo, una alimentación balanceada que además ha ayudado en el proceso de fortalecimiento del sistema inmunológico de Ángel.

Ángel logró establecer relaciones de amistad y asisten a talleres de inclusión social en los que aprenden a enfrentan sus miedos y reconocen sus potencialidades, talentos y habilidades. El colegio ha aportado mucho. La profesora del pequeño fue quien contactó a Andrea con la fundación que le ha regalado más que sus prótesis las ganas de verse y sentirse bien, salir adelante y soñar con un futuro lleno de esperanza y éxitos. 

 
 
Facebook