Héctor, el exhabitante de calle que se recupera, recuperando la ciudad

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Bogotá, diciembre 6 de 2017. Héctor Giovanny Arenas Velásquez, es oriundo de la ciudad de Pereira. Su actual estadía en la capital del país no fue precisamente por turismo o tal vez por conocer el tan nombrado Monserrate. Para Héctor, la problemática de ser adicto a las drogas, que por más de cinco años lo llevó a mendigar en las calles de esa ciudad, hoy lo tiene en el camino de la recuperación. Esta vez muy lejos de casa.

Luego de cinco meses de estar internado en un hogar de paso del Distrito y hacer algo diferente por su vida alejado de las calles, Héctor agradece a Bogotá por darle una mano amiga a través de los ‘Ángeles Azules’. “Mi travesía me llevó a las calles de la ciudad. Me puse a preguntar que dónde quedaban los hogares y pues los mismos habitantes de calle me decían cómo llegar. Hasta colado en TrasMilenio me tocó y pues lo logré y llegué al centro a la Plaza España. Allí ya ubique el hogar de paso ‘Bakatá’ y listo”, describe Héctor, quien por un momento se toma un silencio para agradecer a sí mismo todo lo que logró.

Héctor, ya no piensa en lo que pasó en su ciudad natal. Con escoba en la mano, una sonrisa en su rostro, menos pelo en su cabeza, bañado y hasta con un overol limpio, hoy adelanta acciones de sensibilización con la comunidad bogotana. Hace parte de los más de 30 ´Cuidadores de la Ciudad´, exhabitantes de calle, quienes junto a 80 ‘Ángeles Azules’, se tomaron la zona de Chapinero, adelantando oferta a los habitantes de calle, limpieza de entornos y recuperación del espacio público; actividades que a diario se realizan en todos los sectores de la ciudad por parte de la Secretaría Social.

En medio del separador de la Av. Caracas, entre calle 53 y calle 70, Héctor ayuda a limpiar las calles deterioradas por algunos de sus excompañeros de calle. A través de charlas y narrando un poco de su testimonio de vida, le cuenta a los habitantes y residentes del sector de qué manera pueden ayudar y orientar a los habitantes de calle. “Les digo que tenía un propósito claro y que después de muchas cosas vividas, hasta venirme de mi ciudad, ahora me siento cómodo y tranquilo, haciendo de mi proceso de recuperación el mejor. Nunca antes habían visto tanta gente ayudándole a los habitantes de calle como sucede en esta ciudad, esos sí que son ángeles”, comenta Héctor mientras que con dedicación y cariño hace de su nuevo hogar, Bogotá, un sitio más bello.

Un pasado que se quedó lejos de Bogotá

Entre las ‘trabas’, cigarros y demás ‘fumadoras’, algunos ‘parceros’ de Pereira hablaban de la gran ciudad de Bogotá. Así recuerda Héctor, quien ya llevaba más de cuatro años consumido por el vicio. “Escuchaba muchas cosas sobre la ciudad, que los edificios muy grandes, que muchos carros, que la droga es mejor y más agresiva, pero lo que más me llamaba la atención, era escuchar cuando algunos hablaban sobre los hogares del paso que tenía esa ciudad, donde ayudaban a los habitantes de calle a salir de las drogas y a dejar la mendicidad”, recuerda Héctor

“Cuando escuche eso, me emocioné, yo decía bueno acá le ayudan a uno, pero no es lo que quiero, quiero salir de la droga. Así que ese día, no sé qué pasó, pero me motivé y pues me puse a ‘cranear’ –pensar- como viajar”, dice Héctor quien luego de ese recuerdo empieza a relatar su travesía para poder llegar a Bogotá, un viaje que durante tres días tuvo que aguantar hambre, sed y aventurar en cuanta tractomula podía colarse. Pero siempre vivía entusiasmado porque en su corazón sentía que iba a lograr un cambio para su vida.

Al llegar a la ciudad entre su sorpresa y asombro fue pasando el último peaje para ingresar definitivamente a la gran ‘jungla’ de concreto. Ya de fondo se vislumbraba la gran metrópoli. Un territorio muy desconocido. Su familia a miles de kilómetros de distancia ni siquiera podría imaginar lo que él estaría haciendo. El frio de la ciudad tal y como lo describieron esos viejos amigos de cigarros se metían por entre los huesos. “Creo que lo más difícil al comienzo fue el clima de esta ciudad, lo demás pues ya tenía vida en calle y sabía que no podría morirme de hambre”, comenta Héctor ahora más sonriente de la vida.

Como decían los abuelos en la tierrita, preguntando se llega y sí que le funcionó a Héctor en su experiencia por Bogotá. Poco a poco enfrentando sus demonios del vicio y la calle, tocó la última puerta en el hogar de paso Bakatá. “Creía que no me iban a ayudar pues porque yo no soy ‘rolo’ y hasta mi acento no me ayuda” sonriendo Héctor describe su anécdota. “Pero me sorprendió mucho la cordialidad de los ‘Ángeles Azules’ porque de una vez me recibieron, me preguntaron varias cosas de mi vida en calle y mi familia. Y sin imaginarlo a los diez minutos ya estaba con una toalla, jabón y hasta cepillo de dientes listo para recibir mi primer baño. Era más de lo que creía”, menciona Héctor.

Ha pasado muchos días y Héctor ya se acostumbra al clima capitalino. Ahora bien peinado y hasta perfumado cuenta con nuevas amistades capitalinas, todos ellos vinculados a diferentes procesos de recuperación. A diario les habla sobre su ciudad pereirana y sus futuros proyectos. Hace algunos días, volvió a hablar con su familia, su madre a la que le ha prometido recuperarse varias veces, hoy siente que ha llegado el fin de tanto dolor y tristeza.

Quiere continuar sus estudios y seguir viviendo en Bogotá. Agradece todos los días a Dios por ponerle en su camino esta ciudad. Un lugar de la que tanto ha escuchó hablar y que hoy con sus propios ojos y su experiencia de vida se siente con la confianza para afirmar, que Bogotá si le quiere ayudar a los habitantes de calle.

A la fecha la Secretaría de Integración Social durante lo transcurrido del año 2017 ha atendido a 9.157 habitantes de calle. Entre los cuales se presentan 8.120 hombres y 1.035 mujeres. De igual manera más de 1.075 ex habitantes de calle han iniciado su proceso de recuperación accediendo a las comunidades de vida y centros transitorios con un mayor acompañamiento interdisciplinario con inclusión social y laboral.
 

 
 
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