Nancy Laudith Suarez Rodríguez, oriunda de Villanueva, La Guajira, tiene 38 años y 3 hijos, de dos relaciones. En la actualidad vive sola y lucha por salir adelante con su familia, por lo que cuenta ha sabido superar todas las dificultades con tesón y mucha integridad desempeñándose en varios oficios para llegar donde está, porque desde que se separó la situación se le ha complicado, es por esto que acudió a pedir apoyo de la administración distrital pasando de un comedor del Fondo de Desarrollo Local a ser participante del Bono Mi Vital Alimentario con su núcleo familiar.
El entusiasmo y optimismo con el que ve la vida no le han permitido desfallecer desde los diecisiete años, edad en la que conoció al papá de sus hijos mayores y con el que tuvo un noviazgo que duro seis meses antes de quedar embarazada. Temerosos de las represalias que pudieron tomar sus padres, su novio llegó a una finca cafetera donde ella se encontraba de vacaciones y la raptó, Nancy considera que así se debe calificar debido a los once años de diferencia que existían entre los dos a pesar del amor que se tenían.
Dejar a sus hermanos en la finca y escaparse con su novio fue muy triste para ella, pero pudo más el miedo que sentía y la incapacidad de darle la noticia sobre el embarazo a su familia que permitió que su novio la llevara a Bogotá, sin trabajo y sin nada llegaron a la casa de una cuñada que los recibió en su casa mientras conseguían con qué vivir, desde la distancia pudo dar la noticia a sus padres quienes le exigieron regresar ya casada porque de lo contrarío no sería recibida por su familia.
Actualmente vive en Patio Bonito localidad de Kennedy en la casa que el padre de sus hijos compró a través de un crédito al que más tarde quería renunciar por falta de trabajo para continuar pagándolo. Frente a esta situación, Nancy le propuso que se quedaría con la casa y ella asumiría las deudas, sin pensar que le cobraría la mitad de las cuotas que había cancelado, esto no fue motivo para que desistiera de su propuesta pensada para el bienestar de sus hijos.
Trayendo a colación toda su historia llega a la conclusión que finalmente le ha tocado sola velar por sus hijos por dos razones, una porque ella no volvió a recibir dinero de parte del padre de sus hijos y dos porque se atrasó en las cuotas de la casa, por lo que tuvo que acudir al banco a hacer un acuerdo para no perderla, en conclusión se encarga de todo.
Nancy desde que es participante de los servicios con los comedores del Fondo de Desarrollo Local manifiesta que cuando comenzó a ir al comedor se brindaba una comida de calidad, sin embargo reporta que ya para la época que los cerraron la calidad en la preparación de los alimentos había desmejorado y en cuanto a organización, atención y horarios de apertura, la comida se perdía porque la gente no quería comerla, además de los problemas que tenían los que operaban el comedor al que asistían sus hijos.
“El periodo de transición fue difícil porque había días que abrían los comedores, otros que no y así fue como durante un tiempo estuvimos sin servicio, días difíciles para mí porque en ese entonces trabajaba independiente a lo que podía hacer, con lo que me ganaba me tocaba ir a comprar en tiendas y no me alcanzaba entonces tenía que pedir fiado, a veces solo podíamos comer dos veces al día, otras veces tres pero menos cantidad y me empecé a llenar de deudas en las tiendas y con los amigos, entonces lo que ganaba era para pagar, esto afecto también el estudio de mis hijos porque no tenía para comprar los materiales que les pedían”.
“Después de estas dificultades me llamaron a darme la noticia que me iban a entregar un bono y me pareció maravilloso porque de acuerdo al núcleo familiar fue su valor para canjear por alimentos. Mi núcleo familiar ha mejorado muchísimo porque ahora estoy estudiando Administración en Salud, mis hijos ya están afiliados a salud. Con estos beneficios me siento agradecida porque estoy realizando mi sueño de estudiar para profesionalizarme”.
Para empezar a realizar el sueño de ser profesional, Nancy tuvo que renunciar al trabajo de vigilante que tenía desde hace 8 meses, los turnos que debía cumplir tanto en el día como en la noche no le permitía estudiar ni estar con sus hijos en momentos importantes, “ahora con la alimentación asegurada puedo hacerlo, además fueron mis hijos los que me animaron a renunciar y dedicarme a lo que quiero hacer, estudiar, mientras continúo buscando la forma de suplir otros gastos”. Habla Nancy con mucha ilusión de terminar sus estudios para poder ir escalando hasta llegar a ser profesional, sin dejar de buscar la manera de trabajar para hacer realidad este sueño.
“Aparte de ir a recibir el Bono Mi Vital, he tenido un seguimiento en temas de salud para mi familia y me orientaron para que fuera a Hábitat a averiguar que opciones tengo para arreglar mi casa. En la Secretaría me han explicado sobre los derechos y deberes que tengo en salud, educación, entonces ellos nos ofrecen toda esa información para que nosotros no sigamos en lo mismo, hagamos conciencia de qué podemos hacer por nosotros mismos y podamos mejorar, para cuando ya estemos bien ellos puedan brindarle esa misma ayuda a otras personas que están en peores condiciones que nosotros, cuando superemos las nuestras”.
Como Nancy son muchas las mujeres que tienen que lidiar con la crianza de sus hijos e hijas y que no cuentan con las condiciones económicas para lograrlo, cuando participan de los servicios de la Secretaría de Integración Social están permitiendo que Bogotá Humana les realice sus derechos mientras superan condiciones.
Esto es precisamente la conciencia que tiene Nancy cuando habla sobre el deseo de ser profesional y crecer como mujer hombro a hombro con el crecimiento de sus hijos, acciones que la proyectan para superar su condición actual y darle paso a otro que lo necesita, eso lo tiene clarísimo esta participante del servicio Mi Vital Alimentario.
Cristina Monsalve
Referente de Comunicaciones
Dirección Territorial