Freddy Corredor terminó de escuchar la conversación de sus pelados, como los llama, se acercó a saludar y empezamos con la entrevista. Actualmente tiene 30 años nació y creció en la localidad de Usaquén en las calles y canchas de los barrios Verbenal, Lijacá y Buenavista donde socializó con sus pares, tema que le permitió tener una infancia feliz, eso es lo que recuerda de cada lugar donde llegaba a vivir con su familia obligada a mudarse en varias ocasiones por falta de vivienda propia.
En su juventud asistió a un colegio distrital, al tiempo que trabajaba llevando los domicilios de un supermercado de barrio, cuando su jornada de estudio terminaba debía estar a las 2:00 de la tarde en el supermercado cumpliendo con una jornada que se extendía hasta las 11:00 de la noche; para esa época ya Freddy se sentía atraído por lo urbano “por la interacción de los personas haciendo cosas de dificultad” y fue a sus 18 años cuando descubrió el breakdance “me llamó mucho la atención la manera como las personas podían controlar el cuerpo y desafiar la gravedad, desafiar esos mitos…no haga esto porque se rompe un brazo o una pierna, nos decían las abuelas”, lo urbano rompía con todos esos imaginarios y a él le empezaba a gustar lo que pasaba en la calle.
Desde entonces no ha parado de bailar breakdance, cuando perdió su trabajo por estar embelesado viendo a alguien hacer el paso básico `windmill` o `molino`, camino al supermercado; no solo uno si no dos días consecutivos fueron suficientes para que su jefe lo despidiera al ver que llegaba a las 5:30 de la tarde sin más, hecho que alegró profundamente a este joven que quería a toda costa materializar su sueño de bailar, sin pensarlo un minuto más regresó al lugar donde quería estar “a aprender de los que saben breakdance” y efectivamente no solo aprendió los movimientos básicos para defenderse, sobrepasó a sus entrenadores.
De ahí en adelante y movido por la pasión por este arte, como lo considera, quiso mejorar su desempeño, para esto debió desplazarse a localidades como Bosa, Ciudad Bolívar, San Cristóbal, Santa Fe y Suba, porque Usaquén no contaba con escuelas de breakdance o grupos con el nivel que esperaba lograr.
A la Secretaría de Integración Social llegó después de que le cerraran muchas puertas en salones comunales y espacios aptos para crear y fortalecer una escuela que ya había iniciado con Gilbert su parcero: el grupo Estilogía; entre los dos armaban coreografías, buscaban apoyo económico para que los integrantes contaran al menos con un uniforme y elementos de protección, este grupo fue el semillero donde hicieron escuela varios líderes de grupos nacientes. Pero quería ir más allá, quería compartir todo el conocimiento y la disciplina que consiguió con su búsqueda y más aún que los pelados no tuvieran que desplazarse a otras localidades para aprender a bailar, quería una escuela grande, finalmente ese era su sueño, abrir un espacio para que muchos jóvenes aprendieran a bailar y así alejarlos de los riesgos que tienen en las calles, porque si bien es cierto que lo urbano está estigmatizado, Freddy le apuesta a cambiar la imagen que tienen las personas que practican el hip hop y el breakdance, él vio más allá de las creencias de la sociedad respecto a lo que son las personas que se identifican con movimientos urbanos.
Hace doce años que empezó el sueño de Freddy, el Bboy Jackie es su nombre artístico, así lo llaman sus pupilos con respeto y orgullo, aunque todo esto hacía parte de un sueño “al comienzo lo hice por pasión me gustaban los retos, después lo empecé a ver como una forma de vida, yo me inicié en esto por bailar, no me vi con el nivel ni en el momento que ahora estoy. He viajado lejos de Colombia y lo he representado bien en países como Canadá, Brasil, Panamá, Chile y en varias ciudades de Colombia donde pude interactuar con breaking japoneses que viven de este arte, porque sus gobiernos y sus empresas los apoyan y creen en su arte, ahí quiero llegar, vivir de lo que me gusta hacer: bailar”, alguna expresión en mi desató su risa que iluminó su rostro y sentí el orgullo que lo invadía “nunca imaginé pertenecer a la selección de Bogotá, ganar un primer lugar en Colombia, mucho menos internacionalmente, esto ha sido una bendición, mi motor para continuar, me hace creer que lo estoy haciendo bien, muchas personas me felicitan por esos logros que he tenido y lo lejos que he llegado”.
El Bboy Jackie además de contar con sus alumnos y alumnas con los que sostiene una relación de compañeros fomentando en el grupo relaciones de camaradería, goce y disciplina, eso es lo que se siente en el ambiente, también cuenta con el apoyo y acompañamiento de Nataly Dotor- Bgirl Bellota quien motivada por su novio después de cumplir un año en una relación que empezaba a deteriorarse por los extenuantes entrenamientos y tiempo que le dedicaba al breaking su pareja, decidió aprender a bailar de la mano del que ahora es su esposo, llegando a un nivel que le permitió crear la escuela de mujeres “Usaca Bgirls nombre puesto en honor a la esposa del cacique quien se inspiró para que la localidad de Usaquén se llame de esta manera”, explica Bellota.
Esta pareja se fortaleció en la práctica de este arte, viajan, entrenan, representan el país en competiciones, son líderes invitados a diferentes escenarios como vivo ejemplo del tesón juvenil, y es que a Bellota la pasión por este baile se le convirtió en un compromiso de llevar a todas partes donde va, la voz de las mujeres “este mundo es machista y queremos romper con este concepto, tener visión, no solo estamos para tener hijos y criarlos, queremos demostrar que nosotras somos grandes muy grandes”. Bellota muestra a la mujer que quiere otras pasiones con las que construye un estilo de vida, el que ella ahora tiene al lado de Bboy Jackie.
Ahora esta pareja breaking le apuesta a un mismo sueño, en la actualidad la “Escuela Efecto Corporal” posicionada en el PAS Simón Bolívar, convoca a 30 niños y niñas, jóvenes y adultos de los 12 a 44 años, con una escuela alterna que apenas inicia dirigida a formar niños y niñas de 4 a 12 años y que ya cuenta con 12 alumnos. Bgirls Bellota por su parte lidera su escuela de formación con 20 mujeres, quienes asisten asiduamente a formarse no solo en el baile, también honran valores como la amistad, la solidaridad, la paz interior, el respeto a la diferencia, entre muchos, valores que no les permite rendirse en sus propósitos porque entre ellos y ellas no se acepta un no puedo, ni la envidia, ni el odio, “esto es una terapia, acá no traemos los problemas económicos, sociales, raciales, culturales, acá lo que se siente es paz, paz interior”, todo esto hace que cada día se levanten felices para ir a trabajar, estudiar o hacer el día a día que a cada cual le corresponde, es lo que menciona Jackie y lo que confirma Brayan Julián Ríos alumno de 18 años, con un año de formación en la escuela “el break me cambio la vida, pienso en break, vivo por el break, me enamore del break, mi forma de pensar la cambió completamente, es lo que me hace levantar para bailar, Jackie es mi moral”, hay que aclarar que con esta motivación Brayan está por terminar su segunda carrera técnica en el SENA y Deysi Tatiana Acero de 16 años, estudiante de bachillerato, quien manifiesta que el breakdance ha sido lo que la ha movido para tener aspiraciones, sueños de ser una bailarina completa y mostrarle su baile al mundo.
“El nombre de la escuela es lo que en lenguaje cinematográfico producen los efectos sonoros en las películas, nosotros tenemos, hacemos y producimos efectos de alto impacto con el cuerpo, eso es este arte, esa es nuestra escuela”, dice Jackie.
Los alumnos y alumnas al igual que su mentor que trabaja como auxiliar administrativo en una empresa como un empleado más “tuve mis estudios técnicos porque no había para más, siempre he sido consciente que llegará el día que mi cuerpo no de más, entonces debo tener un plan b”, mientras estos impedimentos aparecen continuarán disfrutando del Power Move y muchos más, por mucho tiempo.
¿De qué manera contribuyen estos procesos para la paz?
“Nuestro aporte a la paz es con el respeto a la diversidad, porque nosotros somos una cultura más de la sociedad, hay pelados que están pasando por situaciones adversas y en nuestra escuela encuentran las puertas abiertas, esta es una forma de incentivar la paz porque no estamos rechazando a las personas, acá todos somos iguales, cuando todos somos iguales por ahí comienza la paz, porque la paz para mi es sentir lo que siento cuando hago breakdance, que es paz interior y eso se da aceptando y respetando las pasiones de los demás, acercándonos los unos a otros y compartiendo un mismo escenario, eso es hacer y construir paz y de esa manera estamos apoyando el proceso de paz que se está dando en La Habana, Cuba”.
“Reconocer que no estoy solo en este proceso y que he tenido muchos aliados para lograr mis sueños, como son mi esposa Nataly- Bgirl Bellota y su hermano Carlos Dotor, quien ha liderado La Batalla del Norte contra viento y marea en esta localidad, convocando a grupos a nivel distrital, nacional e internacional, los lazos de amistad entre los alumnos-as de la escuela y qué decir de Gilber con quien estuve hombro a hombro tocando puertas hasta que se nos abrió esta de Integración Social facilitándonos muchas cosas, entre ellas la participación en las convocatorias de estímulos con IDARTES, proyecto que vinculó a varios grupos durante tres meses fortalecidos para llevar nuestra cultura a espacios de la localidad donde no éramos bien recibidos y que ahora con la Bogotá Humana nos aceptan, reconocen y visibilizan, eso es paz”.
“Invito a todo el mundo sin importar sexo, edad, color de piel, clase social, a que conozcan la escuela “Efecto Corporal”, pero también los invito a que hagan arte, así no sea break, porque el arte es paz” y ésta se construye y se fomenta en el PAS Simón Bolívar de la Subdirección Local de Usaquén.
Cristina Monsalve
Equipo Comunicaciones-Dirección Territorial