“Esto sí que está bonito; definitivamente lo que yo quiero ser es arquitecto” dice Jhon, trabajador de construcción, mientras mira, casi que acaricia con sus ojos, las instalaciones del jardín Bebé Luna.
Catalina, su compañera, parece interesarse más por el amoblado del salón: una cocina mínima de tazas, platos y fogones de colores vivos; mesas y sillas que por su tamaño parecen de mentiras; un oso, un pingüino y una vaca de peluche que cuidan con celo varios libros de letras grandes, colores y personajes fantásticos y rosas vivas que adornan la pared. “Esto parece una casa de muñecas. Tanto azul, verde y naranja me pone feliz”, dice Jhon sin saber cómo explicarse mejor.
Catalina y Jhon, de 17 y 19 años, vienen con Dulce Sofía, de nueve meses. Son los primeros en llegar al Jardín Acunar Nocturno Bebé Luna.
-¿Será que va a venir alguien más?, pregunta preocupada Catalina.
- No sé, yo creo que sí. Responde Jhon.
Media hora más tarde, ya no están solos, unas setenta personas, entre niños, niñas y adultos llegan para hacer parte de la apertura del jardín numero 414 entregado por la Secretaría Distrital de Integración Social y el número 16 en modalidad nocturna.
Bebé Luna acogerá a 20 niños y niñas menores de 5 años de la localidad de Tunjuelito, hijos e hijas de padres y madres que estudian o realizan trabajos en horarios nocturnos y que no tenían una opción diferente a dejar sus hijos al cuidado de extraños o, en el caso de Catalina y Jhon, llevarlos a sus lugares laborales o de estudio.
“Estamos terminando nuestro bachillerato en la jornada nocturna. Hasta ahora lo que nos tocaba era llevar a Dulce Sofía y sentarla en esas sillas frías del colegio hasta que saliéramos. Nuestros compañeros al inicio hasta eran cariñosos con ella, pero luego ya se molestaban porque lloraba o balbuceaba”, dice Catalina.
Los Jardines Acunares Nocturnos son espacios de realización de derechos únicos en su tipo. Con presencia en 15 localidades de la ciudad y 438 cupos en total, se convierten en experiencias exitosas contra la segregación y la pobreza en la ciudad.
Oficina Asesora de Comunicaciones
Secretaría Distrital de Integración Social