Don Delfín, el abuelo bonachón que dirige ‘Los rítmicos de Fontibón’

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Bogotá, junio 6 de 2018. Las arrugas en la cara de Don Delfín no son de los años. La gran sonrisa que mantiene mientras toca su guitarra, es la razón de esas tiernas marcas que se amplían al avanzar la canción que entona con su grupo musical.

Sus ojos recorren la sala con personas de diferentes edades, bailando al son de la carranga y el brillo que tiene en los ojos aumenta cuando ve las sonrisas en los rostros de los demás. Una vez termina la canción se dirige a sus compañeros. La camaradería es evidente. Mientras hablan bajito y se ríen de los comentarios de todos. No quieren que nadie sepa su próxima canción, solo el ritmo debe invitarlos a la pista. De pronto, parecen decidir con que melodía deleitarán al público, que espera silencioso. El grupo toma un respiro y entona, a coro: “Yo también tuve quince años…”. El público aplaude y canta a coro, felices de la elección.

Así son las presentaciones de ‘Los rítmicos de Fontibón’, un grupo de cinco hombres dirigidos por Don Delfín Osorio, de 86 años. Se reúnen durante la semana y practican todo su repertorio, que va desde ‘Los Visconti’ hasta ‘Los 50 de Joselito’ y que adaptan según el público que solicite su música. Cada presentación que tienen requiere de mucha concentración paciencia y dedicación, pero sobre todo de, “gozarse la fiesta tanto como la gente”, comentan entre risas.
 

El proyecto tomó 20 años en consolidarse, ya que muchos de los que participaban se salían, o se cambiaban de residencia, por lo que era muy difícil coordinar reuniones.

“Yo sentía que debía hacer un grupo, para que no nos quedáramos aburridos en la casa. Sino que quisiéramos salir a hacer cosas porque teníamos que practicar y eso”, comenta don Delfín. El convencimiento de la necesidad de ese grupo, de estar con gente adulta que quisiera hacer música se mantuvo a pesar de la negativa de muchos a ser parte estable del grupo.

Justo antes de desistir, don Delfín ingresó al Centro Día ‘Amarú’, en Fontibón, donde conoció a los que actualmente hacen parte de este maravilloso proyecto. “Conocerlos ahí cambió todo, porque significaba que vivían cerca y nos podíamos ver en el centro. Además, teníamos el apoyo de los profes de ahí”. Pronto, los rítmicos de Fontibón se encontraban presentándose en las actividades del Centro Día y otros eventos de personas mayores.

Para don Delfín la música es la razón por la que ha vivido todos estos años. Ella es la que lo impulsa a vivir una vejez activa, llena de risas y amigos con los que comparte desde un tinto hasta esa pasión por las notas musicales y el baile. Es ella la que lo hace querer salir de la cama, aún cuando tiene sus ‘achaques’ ya que su nueva misión es dejar un grupo establecido que pueda continuar así él se vaya.

“Este amor por la música va a seguir, así los que estén en el grupo se vayan o cambien o lo que sea que pase, nosotros vamos a estar aquí cantando, hasta que Dios dé vida”, afirma mientras afina la guitarra, listo para la siguiente canción.
 

 
 
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