Jennifer, ejemplo de una mujer que supera barreras

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Ha acudido al Centro Amar ‘Corabastos’, ubicado en la localidad de Kennedy, que atiende a 180 niños, niñas y adolescentes en riesgo de trabajo y mendicidad infantil.
 
Bogotá, D.C, 29 de mayo de 2020. Jennifer Andrea Barrero Hernández trabajó en casas de familia, en restaurantes y en otras labores que le permitieron superar algunas condiciones de pobreza y salir adelante con sus hijos John y Carolina. Su vida es un ejemplo de que a pesar de las dificultades, los proyectos de vida sí se pueden lograr con entereza y confianza.

“Crecí en un hogar compuesto por mi madre como cabeza de hogar y 3 hermanas”, cuenta. Aunque manifiesta que en su casa nunca faltó el dinero para los alimentos, careció de amor materno, ya que su mamá debía trabajar muy duro en largas jornadas y esto hacía que su genio no fuera el mejor. “Todo lo arreglaba con golpes y eso fue muy traumático”, resalta Jennifer.

Estudió hasta séptimo grado y las malas relaciones con su mamá la obligaron a salir de la casa y empezar sola una nueva vida. Se casó y tuvo una hija, pero el amor duró apenas dos años.

A partir de este momento, Jennifer y su pequeña hija empezaron de nuevo. La niña ingresó a un jardín infantil de la Secretaría Distrital de Integración Social. Ella acudió al Centro de Desarrollo Comunitario (CDC) de la Subdirección Local de Kennedy, en donde logró acompañamiento personal con la oferta de oportunidades para su formación en artes y oficios, así como validación de estudios en básica primaria y bachillerato.

Para terminar sus estudios, Jennifer inició la validación nocturna del bachillerato. Volvió a formar un hogar y tuvo a Carolina, su segunda hija. Después de cuatro años de relación, terminó de nuevo sola y con dos hijos.
 
 
Pero todo no era tristeza. Finalizó sus estudios con todos los honores y se graduó como bachiller. Luego, con el apoyo de los profesionales del el CDC de Kennedy quienes la motivaron a seguir en la conquista de sus sueños, siguió su formación académica como técnica en Salud Ocupacional. Allí nació su proyecto microempresarial, que trajo consigo muchas alegrías para ella y sus hijos.

La venta de dulces con obleas de colores fue su iniciativa productiva. Empezó con un carrito a ofrecer estos servicios. “Los primeros días fueron muy duros porque no quería que a mis hijos se le repitiera mi historia. Por eso, mi preocupación inicial era que mi negocio dependía de estar en la calle. Tener a mis hijos ahí no era lo mejor y tenía que pensar en ellos”, comenta Jennifer.

Así, acudió de nuevo a la Secretaría Distrital de Integración Social a los servicios del Centro Amar ‘Corabastos’, en donde se brinda ayuda a las personas que trabajan y no tienen donde dejar a sus hijos.

Jennifer Andrea Acosta Cárdenas, coordinadora del Centro Amar ‘Corabastos’, señala que allí “se ofrece una atención prioritaria para la protección y restablecimiento de sus derechos, así como la desvinculación de los niños, niñas y adolescentes que se encuentran en riesgo de trabajo o explotación infantil”.

John y Carolina, los hijos de Jennifer, ingresaron al servicio, en donde han recibido orientación y formación en temas como comunicación, artes, manualidades, música, canto, expresión corporal y la exploración de todos los talentos personales.

Durante la cuarentena, las ventas se han disminuido 60%, pero gracias a sus hijos y al manejo de las redes sociales, Jennifer ha generado nuevos canales de ventas a domicilio para muchos de los vecinos del barrio en la localidad de Kennedy. Además, recibe apoyo alimentario de la Subdirección Local, garantizando una buena seguridad alimentaria para sus hijos.
 

 
 
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