• Dos jóvenes soñadores fueron rescatados por la Tropa Social de la Estrategia Móvil de la Secretaría de Integración en las calles capitalinas. 

• Camilo y Brandon hacen parte de los 80 participantes en situación de riesgo de trabajo infantil que,  entre los 3 meses y los 17 años, atiende el Centro Amar de Chapinero.

 

Bogotá, D.C, 11 de abril del 2022. En las calles de la localidad de Chapinero se escondían los talentos de Brandon Gaitán Hernández y Juan Camilo Torres, dos jóvenes de 11 y 13 años, amantes del fútbol, que veían inalcanzables sus sueños, no obstante, gracias al Centro Amar de la Subdirección Local de Chapinero y al apoyo de sus profesionales lograron salir del riesgo del trabajo laboral y dedicar su tiempo a jugar con la ‘pecosa’. 

El día a día de Brandon y Camilo transcurría acompañando a sus padres a trabajar para conseguir el sustento de sus hogares. Para Brandon, la Plaza Lourdes era su lugar más recurrente, pues a diario su padre lustraba los zapatos de los transeúntes, mientras él le colaboraba en cosas menores; por su parte, Camilo, acompañaba a su madre al restaurante donde laboraba y ocupaba gran parte de su tiempo en la cocina del lugar. 

Dos jóvenes en situación de trabajo infantil que, también, compartían un mismo sueño: ser grandes futbolistas. Ante esta realidad, ese proyecto parecía imposible y, lentamente, se desvanecían sus sueños. 

Un recorrido en calle de la Tropa Social del Centro Amar de la Subdirección de Integración Social de Chapinero le dio un viraje al rumbo de estas dos vidas en circunstancias de riesgo de trabajo infantil, al ser vinculados a este servicio social y, de ahí en adelante, otra narrativa empezó a surgir. 

En Centro Amar, Camilo y Brandon conocieron a sus maestros, entre ellos, a la profesora Elsa Suárez Sotelo, una mujer en la que encontraron el apoyo incondicional para lograr sus propósitos de vida, quien al conocerlos expresó: “Si nadie cree en ellos ¡pues yo sí!, y por eso voy a apoyarlos siempre”. 

Un día, la profesora Elsa llevó a los jóvenes al Parque Nacional para realizar algunas actividades lúdicas y, antes de regresar al Centro Amar, notó en Camilo su conexión con un partido de fútbol, disputado en esos momentos por dos equipos, situación que le recordó las habilidades de este joven por ese deporte. 

¿Te gustaría estar en una academia de fútbol como esa? le preguntó la profesora a Camilo, a lo que contestó enérgicamente que sí y, la maestra, sin pensarlo, tomó de la mano al joven y, en contados pasos, habían llegado a la puerta de la cancha del entrenamiento. 

Allí encontraron a Anna Saavedra, administraba la escuela de futbol, quien les explicó que para pertenecer a la academia debían pagar una mensualidad de 70 mil pesos, comprar el uniforme y pagar por el alquiler de las canchas en partidos amistosos; paso siguiente, Anna les preguntó si Camilo contaba con los recursos para ingresar, a lo que la docente respondió: “Él no tiene los medios, pero yo lo apoyo”. 

Anna, al ver la bondad y la seguridad expresada por la profesora y su voluntad de apoyo a Camilo, le abrió la posibilidad de concursar por una beca, cumpliendo con los requisitos de asistir a la academia y demostrar sus habilidades, oportunidad que la ‘profe’ Elsa no desaprovechó y, de inmediato, realizó todo para apoyarlo.

 

Los goles a la vida 

A este entrenamiento Camilo y su maestra fueron recibidos por   exfutbolista brasileño Walter Morales, más conocido como ‘Waltinho’, exjugador de los equipos colombianos: Independiente Santa Fe, Millonarios, Unión Magdalena, Junior, Once Caldas y Deportes Quindío. En la tribuna solo estaban ellos y solo con el desempeño en la cancha de Camilo, Waltinho aprobó la beca del menor. 

“Yo también fui un niño trabajador. Cuando era pequeño yo cuidaba los carros de los jugadores del ‘Flamengo’ de Brasil, (uno de los mejores equipos de fútbol del mundo), a cambio de algún dinero y mientras ellos salían yo jugaba fútbol, entonces un día se me acercó un entrenador y me dijo: negrito, ¿te gustaría jugar en el equipo de menores de Flamengo? ese entrenador me cambió la vida”, resaltó este reconocido entrenador al recordar sus inicios en el fútbol. 

La historia de Camilo, similar a la suya, y su excelente desempeño motivaron al exfutbolista y a su esposa Anna a otorgar la beca luego de su demostración magistral y de su talento en la cancha, atributos que lo hicieron merecedor de esta prebenda que comenzó a cambiarle su vida. 

La emoción y el orgullo de este logró llegó hasta el Centro y, en este espacio, Camilo recibió un regalo inesperado: guayos, medias y canilleras que completarían su uniforme. Delante de sus compañeros, compañeras y sus profesores, Camilo abrió una bolsa de papel y, de nuevo, recordó aquellos sueños que parecían inalcanzables. 

Luego de sus entrenamientos a Camilo le llegó la hora y el día para disputar su primer encuentro amistoso; la euforia del menor contagió a todo el plantel y su ‘profe’ Elsa con gran orgullo festejó el buen desempeño de su pupilo y del equipo que, aunque no resultó vencedor, sí ganó en optimismo y confianza de una nueva vida para este joven en su primera experiencia maravillosa de su vida. “Perdimos, pero no importa, la dimos toda”, dijo Camilo, con una gran sonrisa en su rostro. 

Ahora la oportunidad era de Brandon, su amigo, quien se armado de valentía le confesó a la ‘profe’ Elsa que también quería seguir los pasos de Camilo. Elsa, en complicidad de la coordinadora del Centro Amar Claudia Medina y la de los profesores de educación física, no dudaron del talento excepcional de Brandon. 

El amor que la maestra profesa por sus estudiantes venció toda adversidad y, de nuevo, repitió la historia de Camilo: llegó ante Anna y el exfutbolista Waltinho con Brandon y, una vez más les contó de los sueños y destrezas con el balón, argumentos que sirvieron para una segunda beca, en esta ocasión la de Brandon. 

De nuevo una buena noticia corrió rápidamente por este Centro Amar, un cúmulo de donaciones llegaron como caídas del cielo. Claudia Medina, la coordinadora, convocó a sus estudiantes y en medio de la fiesta le entregó un paquete a Brandon.  “Este regalo te lo envían unas personas que quieren apoyarte, por la responsabilidad que adquiriste y por tu talento”, señaló la docente Medina. 

Brandon recibió el paquete que, en contados segundos, se convirtió en sus guayos, los cuales lució con unas jugadas magistrales que dejaron encantados a sus espectadores. 

“Cuando las niñas y niños entran a Centro Amar, nuestro objetivo es dar lo mejor de nosotros para que ellos construyan una vida de muchos éxitos”, resalta Claudia Medina, su coordinadora. 

 Actualmente, Camilo y Brandon, amigos de un mismo sueño, comparten una misma cancha y una misma historia en la escuela de fútbol, en donde su rendimiento y capacidad para jugar han despegado y esperan alcanzar un alto nivel de rendimiento que los podría llevar a las mejores ligas. 

Hoy en día, Centro Amar de Chapinero cuenta con una cobertura de 80 participantes, entre los 3 meses y los 17 años, en situación de riesgo de trabajo infantil, ofreciéndoles jornadas complementarias a las escolares, mediante atención integral y un equipo de profesionales interdisciplinarios.