Cuando escuchamos la palabra toro inmediatamente nos remite a las corridas, en este caso y en esta administración nunca hubo espacio para estos espectáculos.
Esa mañana, un lugar amplio y colorido atraía a grandes y pequeños, era un jardín modular que llegaba para albergar a 83 niños y niñas del Porvenir. Ahí todo era alegría y felicidad, no había espacio para la tristeza y la desesperanza. El “Torito Feliz” llegó para quedarse en uno de los lugares más vulnerables de la ciudad. La mañana no podía ser mejor, los niños y niñas eran los protagonistas de esta fiesta que por su nombre parecía taurina, pero que no lo era puesto que la idea era que todos los bebés conocieran su nuevo espacio lleno de magia y color.
En el centro del jardín no había arena, por el contario había un pasto verde y uniforme, parecía una manta que abrigaba los pies de los niños. No había toros que torear, solo pequeños seres humanos para brindarles amor y protección por parte de las maestras. Tampoco habían gradas para que sentaran poderosos personajes de la ciudad que aman los toros y las corridas, al contrario habían pequeñas sillas blancas donde se sentaron las madres y los padres de los niños que buscaban un cupo para sus bebés; animalistas como Natalia Parra y la madrina del jardín, la coronel María Cecilia Silva de la Fuerza Aérea Colombiana. Todos unidos con un solo propósito, hacer realidad el sueño de las y los niños.
Alrededor del césped no había barreras para que el toro no cruzará las graderías, lo que había era salones lúdicos, sala materna, caminadores, comedor y sala amiga, entre otros espacios para el desarrollo motriz, psicosocial y pedagógico de los bebés.
Tampoco había rejoneadores para domar y someter, por el contrario se encontraban funcionarios realizadores de derechos como el Alcalde Mayor de Bogotá, Gustavo Petro Urrego y el secretario de Integración Social, Jorge Rojas Rodríguez, entre otros personajes, que fueron partícipes de esta apuesta, quienes con hechos reales han tenido que enfrentar y calmar a los toros más bravos de la capital, como algunos políticos que no permiten trabajar en la inclusión de la Bogotá Humana.
“Queremos educar a la niñez de Bogotá, en el respeto a los animales, a la naturaleza, al medio ambiente; en nuestro gobierno no se aplaude el espectáculo de la muerte”, comentó el Alcalde de Bogotá, Gustavo Petro durante su intervención.
“Los animales no se maltratan, los niños y niñas no van a las corridas de toros, por eso tomamos la decisión de darle el nombre de Torito Feliz a este jardín, para que los niños conozcan y respeten a la naturaleza, para decirles a todos y todas que en la Bogotá Humana queremos los animales”, puntualizó el secretario de Integración Social, Jorge Rojas Rodríguez.
La mañana finalizó con la alegría de ver a los niños felices en su nuevo “hogar” y el “Torito Feliz” será quien cuide de cada uno de ellos en el barrio el Porvenir.
Yohannes Riascos Paredes
Oficina Asesora de Comunicaciones