Niños y niñas, lejos de las calles, que aprenden y comparten espacios que aportan en su crecimiento

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Bogotá, D.C., 1 de marzo de 2022. Para Carlos Molina no hay mayor recompensa ni momento más inspirador que cuando uno de sus alumnos o alumnas encuentra el instrumento musical que lo hace vibrar y soñar con la posibilidad de un futuro mejor. 

El ‘Profe Carlos’ como lo llaman en El Centro Amar Corabastos de la Subdirección local para la Integración social de Kennedy empezó su aprendizaje de manera empírica con su guitarra, y sacándoles acordes a instrumentos rústicos, tiempo después fortaleció sus conocimientos graduándose como pedagogo y músico profesional. 

Para Carlos, su mundo gira en torno a la enseñanza de la música y al impacto que produce en sus alumnos que cambian la perspectiva de la realidad que enfrentan cuando se encuentran con los instrumentos musicales. Al Centro Amar Corabastos llegan niñas y niños de hogares altamente vulnerables, muchos disfuncionales. Otros presentan condiciones de discapacidad física o mental que Carlos les ayuda a enfrentar con sus instrumentos musicales. 

En el Centro Amar Corabastos de la Subdirección Local de Integración Social de Kennedy, cientos de niños y niñas han encontrado en la música la fortaleza para superar las condiciones de vulnerabilidad, alejados de situaciones en riesgo o trabajo infantil, disfrutando de espacios agradables. 

Carlos ‘El Profe’, inspirado en su propia historia de vida, quien le transmite a niños y niñas la pasión por la música. Él mismo, cuando era niño, encontró en una guitarra que le regalaron, el camino que con los años lo llevó a ser músico. 

“En este trabajo aprendo a entender toda la vulnerabilidad y las condiciones sociales de los niños y niñas que llegan a estos servicios y mi trabajo es tratar de contribuir con el desarrollo de sus habilidades”, destaca ‘El Profe’ 

Es por eso que entre las destrezas que ha adquirido está la paciencia para lograr que cada niña o niño, que llega a sus clases, ensaye uno a uno los instrumentos musicales hasta que encuentra el adecuado. 

“Mi misión es darles las herramientas para que ellos algún día puedan desarrollarse como profesionales, aportarle a la sociedad y cumplir sus sueños”, cuenta Carlos, quien cada vez que ejerce su oficio de docente, se fortalece más como músico y como ser humano. 

Es tal su compromiso que los trabajos de sus alumnos en el Centro Amar son visibilizados en un canal de YouTube llamado El Taller del Profe. Allí los trabajos de las niñas y los niños cobran vida y motivan a otros a dejar fluir la creatividad que les inspira su profe de música. 

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Su método de enseñanza es tan cercano que las niñas y los niños aprenden  que la música hace parte de la vida cotidiana y que los acordes surgen con las palmas de las manos y con cualquier objeto que los rodea, como un vaso o un trozo de madera, como se observa en uno de los videos que muestran cómo se acerca a sus alumnos. 

(Clic Aquí). 

Con las niñas y niños del Centro Amar Corabastos, Carlos conformó un grupo de música colombiana. Cada uno de ellos toca un instrumento y hace presentaciones en público para los diferentes proyectos de los Centros de Desarrollo Comunitario de Kennedy. 

“El arte y la música son herramientas que nos permiten restablecer los derechos de las niñas, niños y jóvenes, muchos de los cuales hemos rescatado del trabajo infantil en calle y de condiciones de vulnerabilidad en sus familias”, destaca Elizabeth Fuentes Murillo, subdirectora Local de Integración Social de Kennedy. 

Carlos está convencido que la misión más grande de cualquier profesional que trabaja en la labor social es la de contribuir a mejorar las condiciones de los niños, niñas y adolescentes de nuestra ciudad. “El arte, el deporte y el juego contribuyen al desarrollo integral de los niños, niñas y adolescentes, posibilita espacios protectores, permitiendo que cada uno de nuestros participantes pueda disfrutar de su niñez y adolescencia de una forma sana y con actividades acordes a su edad”, destaca ‘El Profe’.