- En la Casa de Pensamiento Makade de San Cristóbal, una maestra comparte sus saberes ancestrales con los niños y niñas del establecimiento.
- Los participantes de la casa son niñas y niños, miembros de diferentes culturas y tradiciones indígenas, la gran mayoría pertenecen a la comunidad del pueblo ‘Uitoto’.
Bogotá, D.C., 31 de marzo de 2022. Emma Madero Sierra, proveniente del pueblo indígena ‘Cubeo’ del departamento de Vaupés, es maestra desde hace 12 años en la Casa de Pensamiento Makade en San Cristóbal, lugar que la acogió y le ha brindado el espacio para compartir sus saberes con los más pequeños.
Allí las niñas y niños, miembros de diferentes culturas y tradiciones indígenas, que en su gran mayoría pertenecen a la comunidad del pueblo ‘Uitoto’, tienen un equipo de maestras de la comunidad indígena, especializadas en estas enseñanzas.
“En la Casa Makade hacemos un trabajo de articulación muy interesante con mis otras compañeras, como una especie de semana cultural, mostrando las diferentes culturas de los lugares de donde provenimos”, afirmó Emma.
Las maestras de la Casa Makade de manera articulada organizan la planeación pedagógica, la mezcla de saberes entre docentes indígenas con otras que no pertenecen a ninguna otra cultura, logran que la diversidad en el conocimiento se convierta en todo un reto para la enseñanza de los menores.
Una de las actividades que más llama la atención es la programación de dichas agendas educativas, que particularmente están dadas en una tradición cultural ‘Uitota’, y es a partir de los cinco tiempos ancestrales que, en otras palabras, son el navegador de la casa de pensamiento. Esos tiempos ancestrales son determinados por ‘Los Abuelos’ de la comunidad.
‘Los Abuelos’ son los pilares de la Casa de Pensamiento Intercultural Makade, y son los que dan la orientación para aterrizar el conocimiento en la planeación pedagógica.
Y es que, para el pueblo indígena, es fundamental la orientación de ‘Los Abuelos’, estas personas son seleccionadas por la misma comunidad, y tienen una formación desde una edad muy temprana, donde pasan una serie de requisitos para llegar a ese estadio.
“En este momento están en el tiempo de la curación del ser, la naturaleza y el caminar de los niños. Este es un tiempo donde es conocido por existir enfermedad sobre los niños y niñas y de acuerdo a eso, Los Abuelos se encargan de hacer una prevención de las enfermedades a través de plantas medicinales, cantos, bailes y pinturas”, explicó Emma sobre lo que debe hacerse según el tiempo ancestral que está transcurriendo.
Por su parte, Sara Fonseca Baquero, aseguró “es lo que dentro de la Casa Makade se conoce como una persona “no indígena”, sin embargo, es una maestra que llegó a este lugar, según ella, a tener grandes aprendizajes para su vida. Para nosotros desde lo tradicional se trabaja la formación, el aprendizaje, la mente, mientras que en la Casa de Pensamiento se trabaja lo esencial”.
Para la docente de la Casa de Pensamiento es importante formar a los niños y niñas como buenas personas y ciudadanos que cuiden el ambiente y respeten la vida.
“Yo siento que aquí soy esa pieza que articula la educación tradicional con la educación ancestral. La Casa Makade tiene una influencia positiva en la sociedad porque nos aterriza a la realidad. De una forma esencial podemos tener una gran vida, una vida tranquila, alejada del estrés matutino”, resaltó Sara destacando la importancia que tiene un recinto como la Casa de Pensamiento en una ciudad como Bogotá.
Sin importar si la educación es ancestral o tradicional, las y los profesionales que hacen parte de la Secretaría de Integración Social brindan todo su conocimiento y experiencia para la formación de los menores de edad que acuden a estos centros educativos, con el objetivo de formarlos como ciudadanos funcionales y proactivos de la sociedad.
