Dana Sofía, la niña que le enseña a otros niños que es posible ser feliz con discapacidad visual

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 Foto de Danna Sofía

 
Bogotá, abril 3 de 2018. Hace no menos de cuatro años, Yenny Coca y su esposo, recibieron la noticia que su hija Dana Sofía Alvarado Coca, con tan solo tres meses de nacida, tendría una discapacidad visual que afectaría su vida por completo. 

Dana, nació el 28 de marzo de 2014. Proveniente de Susa (Cundinamarca), es una niña muy dulce, tierna e inteligente. A su corta edad, ya reconoce perfectamente a toda su familia. Posee habilidades como la adaptabilidad a lugares y situaciones, el aprendizaje rápido y constante, la disciplina, autonomía e independencia la caracterizan y la hacen diferente al resto de niños de su edad.

En aquel pueblo de Susa, Dana era la única niña con ‘Microftalmia’, un defecto de nacimiento en el cual uno o ambos ojos no se desarrollan completamente, y por lo tanto son pequeños. En el caso de ella posee una discapacidad visual total, por lo cual para sus padres es muy complicada la posibilidad de que recupere la visión aquí en Colombia.

Sin embargo, la ayuda y el apoyo incondicional de su familia fueron fundamentales para empezar a buscar soluciones y alternativas que beneficiaran a Dana en un futuro. Por ello, su madre decidió partir de su pueblo y tomar rumbo hacía Bogotá, con el fin de que la niña estuviera en un lugar más apropiado y apto para ella, tanto por su situación médica como por su bienestar físico y emocional.

Fue así, como llegaron a residir a un barrio de la localidad de Kennedy en la capital del país. Yenny siempre ha estado trabajando en lo que salga. Es una mujer “echada para adelante” como ella misma se cataloga. Consiguió o mejor dicho empezó a trabajar en la calle como vendedora ambulante. Entre ventas y constantes pasos por las calles del barrio, escuchó sobre los jardines que la ciudad tenía para los niños y niñas. Ella, que ya conocía parte del sector y se ubicaba mejor en la ciudad, tomó nota de la información y emprendió su búsqueda queriendo poder ingresar a su bebé a esos jardines y de esta manera dar un primer paso para brindarle mejores condiciones de vida a su pequeña.

Por fortuna para ella y la pequeña el llegar a la localidad de Kennedy no era solo simple casualidad. Su aventura tenía frutos positivos que pronto tendría la oportunidad de saborear. Para su sorpresa el barrio donde vivía contaba con el jardín ‘Caracol’, que según algunos vecinos y conocidos era uno de los más sofisticados y grandes con los que el Distrito contaba. ”Eso me emocionó mucho, pues fuera de estar cerca de mi casa, Dana podría tener un lugar muy bonito donde disfrutar su niñez”, comenta Yenny que con mucha alegría recuerda su travesía.

Dice un viejo dicho que “Preguntando se llega a Roma”, y ese fue el mejor recurso que Yenny y su esposo tomaron para finalmente tocar las puertas del jardín ‘Caracol’. Desde ese día, su hija fue recibida con las puertas abiertas por las maestras del lugar que acogieron a Dana como si fuera su propia hija. Allí ella y sus padres encontraron el apoyo y la ayuda que hace muchos años dudaron tener cuando se enteraron de la discapacidad de su hermosa bebé.

No existen obstáculos en la vida para ser feliz

Dana y sus padres ya no piensan en discapacidades. Creen que todo es posible si se tiene esperanza. Ahora su bebé, ya aprendió a vivir por la vida muy solita. Ha aprendido a caminar con más seguridad, a moverse con facilidad y sin ningún obstáculo que la interrumpa. También sabe llevarse la cuchara a la boca e intentar comer sola. Aprendió a reconocer el tiempo y el espacio del jardín. Además, ha recibido el apoyo de sus cuidadores quien de manera insistente buscan a través de otras entidades mayor ayuda para ella y la evolución positiva de su discapacidad visual.

Cabe resaltar que todo esto es gracias a las maestras que la acompañan en el proceso y a los padres de familia, puesto que con la ayuda de ellos, en un ejercicio de corresponsabilidad, se logra evidenciar la mejora en los procesos de aprendizaje de Dana. “Es significativo que la niña comparta tiempo y experiencias con compañeros que sí pueden verla, porque en el jardín a los niños y niñas se les inculca el respeto y la inclusión de todos sin importar las actividades que realizan, con el fin de que no exista ningún tipo de rechazo”, comenta Yenny madre de la chiquilla.

Por motivos como éste, es que su familia siempre está presta a escuchar y a colaborar con las indicaciones que le proporciona Yady Lorena Granada, una de las maestras que acompaña el proceso de Dana. Es ella quien le ayuda a adaptarse y desplazarse por el jardín, aportando a su coordinación visomotora. Ésta maestra, comparte diariamente con ella. “Dana es muy dinámica y emprendedora, para ella no existe la discapacidad ni los obstáculos, porque actúa igual a sus compañeros, expresa sus gustos e inconformidades para dar a conocerse; identifica a las personas del jardín tocando su cara, sus manos, su cabello, entre otras cosas”, resalta Yady Lorena emocionada por el gran resultado de su pequeña y querida estudiante.

Con lágrimas, la madre de Dana no deja de agradecer a la Secretaría Social por todo lo que han hecho por su bebé. “Con la ayuda de ustedes, las maestras de estos jardines, con la ayuda que esta Alcaldía le brinda a la gente como yo, Dana ha podido salir adelante, continuar a pesar de las adversidades que se le presentan en el camino, partiendo de que todo es un proceso en el cual se debe tener paciencia y actuar siempre en pro del bienestar de su hija”, asegura emocionada.

De esa manera, por su fortaleza, inteligencia, disciplina y autonomía, Dana Alvarado ha logrado conmover los corazones de las maestras y la coordinadoras. Éste es un claro ejemplo de los beneficios que adquieren las familias al ser partícipes de los jardines infantiles de la Secretaría Social en esta ‘Bogotá Mejor para Todos’ en donde prevalecen los derechos de los niños y las niñas, la protección integral, la equidad, la integralidad, la solidaridad y la inclusión social.
 

 
 
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