La historia de Marién Riascos, una hermana cuidadora

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Hace parte del proyecto ‘Por una Ciudad Incluyente y sin Barreras’, que mensualmente entrega 386 bonos alimentarios a la población con discapacidad y sus familias en las localidades de Santa Fe y La Candelaria.

La Secretaría Distrital de Integración Social atiende a 1.104 niños y niñas en 11 jardines infantiles de esas dos localidades,

Bogotá, D.C, 5 de junio de 2020. “Me he convertido en la cuidadora permanente de Brayan, mi hermano, quien tiene una discapacidad que no le permite su movilidad”, cuenta Marién Riascos Asprilla, una mujer luchadora que llegó a Bogotá huyendo de la violencia.

Señala que es madre de dos niños y que “gracias al apoyo que encontré en la Secretaría de integración Social en los jardines infantiles y el servicio para personas con discapacidad cuento con las herramientas para superar la situación de mi familia y vivo más tranquila”.

Marién nació en Buenaventura (Valle) y con apenas 3 años llegó a Bogotá junto a sus padres y hermanos por culpa del conflicto armado en el puerto sobre el Pacífico.

La mamá de Marién falleció cuando apenas ella tenía 7 años. Pese a esto, reconoce que lo más difícil lo vivió a los 15 años. “Fui habitante de calle y conocí las drogas. Lo más duro es ver cómo niños y niñas eran maltratados física y sexualmente. Yo llegué a hacer de todo para rebuscarme lo de la droga como fuera”, relata.

Marién dejó la calle tras padecer tuberculosis, desnutrición, epilepsia, parálisis en el cuerpo y estar tres meses de internada en el Hospital Santa Clara. Superó la adicción y se fue a vivir con su padre, un hombre de 59 años que se rebusca el sustento diario polichando carros.

Vive también con sus hermanos. Uno, de 26 años, trabaja cargando bultos en ‘El Madrugón’. El otro, Brayan, el mayor, presenta discapacidad, diagnosticado con hidrocefalia, epilepsia y retardo moderado.

“Me he convertido en la cuidadora permanente de Brayan”, dice esta mujer madre de dos niños: Joan Alexander, de dos años, y Kevin Andrés, de dos meses. Del padre de ellos apenas recibo algo de dinero cuando tiene recursos.
Con el reto de alimentar y vestir a seis personas; sin un ingreso estable y tener que cumplir con los 23.000 pesos de paga diario para no vivir en la calle, Marién y su familia acudieron a la Secretaría Distrital de Integración Social en busca de ayuda.

“Marién tiene muchas vulnerabilidades en su hogar. Ella, sus hijos menores de edad y su hermano con discapacidad. Por eso articulamos con todos los servicios de la entidad para ofrecer una atención integral a este núcleo familiar”, destaca Diana Castellanos, coordinadora de la estrategia de inclusión del proyecto ‘Por Una Ciudad Incluyente y sin Barreras’.

Joan Alexander, uno de los hijos de Marién, ingresó al servicio en el jardín infantil ‘Ata’. Por la actual cuarentena recibe en casa paquete alimentario. Por su parte, Brayan desde el servicio de discapacidad, es beneficiado con el bono canjeable por alimentos y recibe acompañamiento para una inclusión social en temas de formación de artes y oficios.

Marién espera encontrar un trabajo para poner en práctica lo aprendido en limpieza y manipulación de alimentos, curso que adelantó meses atrás con ayuda del IPES. Piensa en el futuro de su otro hijo, así como en el desarrollo de su hermano Brayan.

Las localidades de Santa Fe y La Candelaria actualmente han entregado 315 bonos canjeables por alimentos para las personas con discapacidad. A través de 11 jardines infantiles de Integración Social en las localidades de Santa Fe y La Candelaria son atendidos 1.104 niños y niñas.

“En esta cuarentena se han entregado paquetes alimentarios mensuales a las familias de los niños y niñas inscritos en el servicio, garantizando su seguridad nutricional”, señala Lucy Cuevas, referente del proyecto ‘Desarrollo Integral desde la gestación hasta la adolescencia’.
 

 
 
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