• Con sus propias metodologías, esta psicóloga con discapacidad visual, acompaña a los niños, a las niñas y a sus familias en las actividades que este servicio ofrece para la población más vulnerable. 

• Blanca decidió empezar su carrera profesional a sus 40 años y logró su vinculación a la Secretaría de Integración Social en la localidad de Ciudad Bolívar.

 

Bogotá, D.C., 15 de marzo de 2022. Blanca Inés Reyes Guativa, es una profesional del servicio Creciendo Juntos de la Subdirección Local para la Integración Social de Ciudad Bolívar que, aunque su discapacidad visual no le permite ver el mundo real, su imaginación vuela para conquistar sus metas a través de talleres, dinámicas y mucho ingenio para robar el corazón de niños, niñas y familias que disfrutan de su acompañamiento profesional.

Desde pequeña, Blanca Inés padeció una enfermedad glaucoma congénito que, con el paso del tiempo, fue progresando y a la edad de 21 años la llevó a perder la visión, una discapacidad que, en principio, no le permitió seguir maravillándose de todo lo que sus ojos le permitían apreciar.

Esta condición no fue obstáculo para que Blanca continuara con su vida al lado de su esposo, también con discapacidad visual, y lograran formar una familia con 2 hijos a quienes, con la ayuda de sus familiares más cercanos, sacaron adelante.

“Todo lo conseguía trabajando, ya fuera en un restaurante, preparando jugos, ensaladas y verduras. Luego me dediqué a vender zapatos, ropa, joyas y productos de catálogo, de ese modo les di estudio a mis dos hijos”, resalta Blanca, quien recuerda que en esos tiempos el amor llegó a su fin y decidieron tomar rumbos distintos.

Años después, Blanca quiso volver a convivir con un nuevo amor en una relación que por más de una década estuvo fortalecido, pero finalmente terminó en una separación sentimental.

Esto no fue motivo para que Blanca continuara con sus sueños y, a la edad de 40 años, decidió estudiar psicología en la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD). Las adversidades para una persona con discapacidad que estudia, se moviliza por la ciudad y realiza trabajos académicos se convierte en un completo desafío para lo cual Blanca estaba preparada.

“No era fácil hacer diapositivas, elaborar carteleras o mapas conceptuales para las clases, sin embargo, gracias al apoyo de una amiga, que nunca me dejó sola, siempre encontré ese acompañamiento hasta lograr graduarme como psicóloga”, resalta Blanca, recordando esas duras épocas de educación, en tiempos en los que el lenguaje incluyente era insipiente.

 Como toda persona, Blanca sentía miedo, pensaba que al graduarse a sus 45 años con una discapacidad visual las oportunidades laborales serian pocas; pero todo cambió cuando se encontró en su camino a la Secretaría Distrital de Integración Social (SDIS), entidad que le abrió la puerta para su vinculación laboral, sitio desde donde ha entregado todo su conocimiento y experiencia a las personas que más lo necesitan en el servicio Creciendo Juntos en Ciudad Bolívar

 

 

Metodología ingeniosa

Blanca, en su nueva faceta como psicóloga, siempre inicia sus talleres con una actividad en la que las madres deben presentarse y decir qué es lo que le gusta o no a sus hijos, por ejemplo: si al niño le gusta la canción “La Vaca Lola”, la mamá debe cantar un fragmento o jugar con el juguete preferido de su hijo.

De ahí su gran don de poder identificar a cada niño, niña y a sus padres a través de la escucha, su sentido del oído lo tiene tan desarrollado que las madres se admiran cuando Blanca menciona a algún niño que no está atento a la actividad o que requiere alguna ayuda particular.

Para elaborar sus propias guías, Blanca recurrió a herramientas tecnológicas que le han permitido utilizar programas como lectores de pantallas para personas ciegas o de poca visión que facilita su acceso y navegación.

“Al inicio se me dificultaba tomar la asistencia, pero me las ingenié y opté por escribir el nombre del acudiente en un cuaderno, utilizando mi sistema de escritura, lectura táctil Braille, y con un sticker identificaba quién no asistió al encuentro grupal”, explica Blanca, tras contar sus estrategias de trabajo para alcanzar resultados satisfactorios en su acompañamiento a las familias. 

Las compañeras de trabajo ven en Blanca un ser humano excepcional, pues su discapacidad no es una limitante para desarrollar su trabajo; por el contrario, busca estrategias que le permitan innovar y ser asertiva en sus talleres.

 “Como compañera de Blanca Reyes, hace aproximadamente 4 años, he podido aprender muchas cosas a nivel personal y profesional, ella brinda una atención integral a nuestras mujeres gestantes, lactantes, niños y niñas”, manifiesta Viviana López, profesional del equipo de Creciendo Juntos.                                                                                                                                                                                                                                            

Liliana Andrea Monsalve, es participante del servicio Creciendo Juntos y resalta las virtudes que acompañan a Blanca: “La labor de la ‘profe’ Blanca es excelente, ella me enseñó muchas cosas cómo educar a mi bebe y como llevar las cosas de mi hogar”.

Blanca se asombra cuando piensa en todo lo que ha logrado, pues la adaptación a su trabajo por parte de los niños, niñas y de sus familias genera algunas dificultades que se van superando en el camino y, en la mayoría de veces, se convierte en un plus, generando una acogida en sus talleres e intervenciones.

 “Le doy gracias a la Secretaría de Integración Social por darme esta bella oportunidad. Créanme que las discapacidades solo están en la mente, las barreras hay que disminuirlas a través de estos ejercicios como profesionales. Las personas con discapacidad lo tenemos todo, solo nos falta que la gente nos permita incluirnos, nos permita potenciar nuestras capacidades”, anota Blanca Reyes

Esta mujer, que libra batallas diariamente, se convierte en un ejemplo para las personas con discapacidad y, que, en ocasiones, se sienten vencidas busquen los medios y creen sus propios medios para avanzar en su trabajo reafirma que las barreras no existen, solo existen las ganas de perseguir los sueños para cambiar vidas.

De este modo, la SDIS, continúa trabajando por el bienestar de las comunidades que más nos necesitan, como también por los colaboradores que en los territorios atienden a las familias, minimizando las barreras que limitan a personas con discapacidad a cumplir sus metas y sueños.