Las mariposas amarillas de Ingrid son magia y alegría

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• Ingrid López, referente LGBTI en la localidad de Barrios Unidos, es una de las 20 personas trans vinculadas laboralmente a la Secretaría Distrital de Integración Social. 

• La Secretaría Distrital de Integración Social, en concordancia con el Plan de Desarrollo Distrital: ‘Un Nuevo Contrato Social y Ambiental para la Bogotá del Siglo XXI 2020–2024’, desarrolla acciones y estrategias para garantizar la inclusión social y el enfoque diferencial.

“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de 20 casas de barro y caña brava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo”

Ingrid López hoy no está frente a un pelotón de fusilamiento. Ese cuadro es de otros días, cuando andaba la calle y ejercía como trabajadora sexual. Ahora está en la casa de su madre, que falleció hace tres años, con sus dos gatas frente a sus recuerdos de una vida agitada, “díscola y azarosa”, dice ella. Mágica, sin duda.
 
 

No oculta sus años, pero cita a Oscar Wilde para decir que “no hay que confiar nunca en una mujer que confiesa su verdadera edad” porque “una mujer capaz de decir eso dirá cualquier cosa”. Pero si hay algo que inspira Ingrid es confianza, por eso se ha sabido desempeñar como referente LGBTI de la Secretaría Distrital de Integración Social en la localidad de Barrios Unidos; por eso habla de sus “partners”, las trans, y de todo lo que quiere retribuirles ahora que, bordeando ya el sexto piso, consiguió su cartón de bachiller.

“Quiero estudiar una carrera técnica o profesional, pero que tenga que ver con el servicio a la comunidad”, afirma.

La conversación con Ingrid es como una poesía larga en la que se cuelan Simone de Beauvoir, Jean-Paul Sartre, Arthur Rimbaud y Friedrich Nietzsche, intercalados con historias de juergas internacionales, consejos para disfrutar y hacer disfrutar del placer-de todos los placeres-, y anécdotas duras de la calle, con ingredientes de “plomo, chuzo y golpizas, que no sé ni cómo me paré de ellas”, cuenta.

Asegura amar a Gabriel García Márquez y, además de recitar de memoria y sin error la primera parte de Cien Años de Soledad, tira datos tipo: “Hay gente que desconoce esto pero Gabo habló de una mujer transgénero en Cien años de soledad. Quienes sean amantes de la literatura deben recordar el nombre de Catarino, ella era una mujer transgénero que tenía un burdel en Macondo”.

Los viajes de esta mujer transexual que nació hace casi seis décadas en Villavicencio han trascendido los libros. En 1986 se fue a probar vida en Europa y no regresó sino hasta 1997.

Allá vio a la Selección Colombia en el estadio San Paolo de Nápoles, en el Mundial Italia 90, y alcanzó a ver también a Maradona por quien expresa casi la misma admiración que por los poetas malditos. En Europa también aguantó frío y hambre, pero también gozó: “No quiero que me tomen por una víctima, he vivido mi vida lo mejor que he podido”, señala.

“En los 80 aproximadamente y antes de la promulgación de la Constitución del año 91, era totalmente estigmatizado ser mujer transgénero y esto hacía que el común de las personas o la misma sociedad no respetara nuestra forma de existir, entonces esto aumentó mucho el temor entre nosotras, lo que hizo que nos tuviéramos que ir del país”, cuenta Ingrid mientras muestra una fotografía antes de su tránsito, la imagen de un joven guapo que acababa de salir de la cárcel por haber retado al establecimiento al vestirse de mujer, lo que, para ese entonces, se consideraba un delito.

En Villavicencio hizo hasta cuarto año de bachillerato y soñó con ser maestra, pero el matoneo de quienes la acompañaban en su proceso de formación la hizo desistir de esa idea y la obligó a trasladarse a Bogotá donde empezó a trabajar en una casa de citas cerca al Museo Nacional.

“Craso error el que cometí”, apunta, al tiempo que, casi de tajo, cambia la nostalgia por la alegría en su mirada, y fija sus ojos en los videos del grado de bachiller que tuvo hace poco y que enseña con orgullo y emoción.

La subdirectora LGBTI de la Secretaría Distrital de Integración Social, Deisy Olarte, asegura que la vinculación de estos perfiles, “contribuyen al fortalecimiento de las capacidades de las personas trans y en especial las personas trans que están llegando a la edad de personas mayores. Estando aquí se les ha podido brindar la oportunidad de tener una opción laboral, unos ingresos y que cambien su perspectiva para seguir mejorando en términos de fortalecimiento de capacidades, como personas y como funcionarios o contratistas de la Secretaría, al tiempo que contribuyen al fortalecimiento territorial de las acciones que hacemos desde la subdirección LGBTI”.

“Gracias a la Secretaría de Integración Social y a la doctora Xinia Navarro que nos convocó y ha estado pendiente de nosotras”, dice Ingrid. “Ella me parece una persona muy identificada con nuestras necesidades de la población LGBTI, nos ha dado oportunidades de surgir, agradezco esta oportunidad que me han brindado y espero yo seguir creciendo, para, así mismo, yo retribuirle a la sociedad”.
 

 
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