Una familia homoparental que se fortalece a través de la diferencia

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  • Tatiana y Judy llevan siete años como pareja y viven con un hijo, llevan siete años de relación y son una familia igual que otras.

  • La Secretaría Distrital de Integración Social trabaja en visibilizar las historias de vida, lucha y resistencia de personas LGBTI de la ciudad para que todos los sectores sean reconocidos y con reivindicación de derechos.

Bogotá D.C., 21 de junio de 2021

Tatiana, Judy y Jesús conforman una familia homoparental integrada por dos mujeres que decidieron cristalizar sus proyectos de vida unidas en un mismo hogar. Para ellas el diálogo y el respeto han sido herramientas valiosas como recurrentes a la hora de enfrentar a una sociedad con prejuicios.

Judy Monroy, mamá de Jesús Echeverry y junto a su pareja, Tatiana Gutiérrez llevan siete años de convivencia, en lo que denominan una experiencia diferente frente a la percepción de los modelos de familia que marca la sociedad.

Según cuenta Tatiana, “mostramos a la comunidad en general cómo una familia homoparental también puede establecerse en una base de valores, de respeto y de principios. Con la sociedad no ha sido fácil, hay personas que creen que mi esposa es mi mamá y que Jesús es mi hermano, pero ya cuando las personas entran a comprender cómo estamos organizados como familia, en nuestras dinámicas internas, dejan el prejuicio y se abren al diálogo”.

De acuerdo con el subdirector para Asuntos LGBTI de la Secretaría Distrital de Integración Social, Juan Andrés Moreno, “las familias homoparentales deben tener como garantía sus derechos, la igualdad y el respeto a la diferencia, debido a que hace parte integral de los derechos humanos de los niñas, niños y niñez el tener una familia y, que las sociedades podamos asegurar que puedan crecer en un ambiente libre de discriminación, donde se valore la diferencia como parte fundamental de las sociedades”.

El diálogo ha sido primordial para que esta familia tenga una relación sana, según cuenta Judy hablar bajito o tomar un segundo de aire en situaciones de discordia, son claves a la hora de evitar discusiones y gritos en momentos álgidos.

“Aquí ninguna ejerce el rol de paternidad, aquí hay dos mujeres, Jesús tiene su papá. Hay dos mujeres una que es mamá y otra que asume el rol de pareja de la mamá. Ella es mi pareja y si quiere ayudarme a guiar a mi hijo y a educarlo bien, todo siempre en el marco del respeto. Nosotras no influenciamos a Jesús a tener una orientación sexual diversa, simplemente hay que dejar ser. Apoyar, aconsejar como madres, guiar para que cada uno continúe su línea de vida”, explica Judy.

 

Así mismo lo afirma Jesús, además, este joven recalca que en su casa suceden las situaciones propias de una familia. “He tenido el apoyo incondicional de dos mujeres: mi mamá y su pareja. Para mí, tener dos mamás es algo normal, desde los doce años convivo con ellas. Frente a lo que diga la gente me da igual, he tenido problemas porque la gente juzga y ve el tema como anormal, ¿cómo se sentirá vivir con dos mamás? Es una casa normal donde impera el respeto y el afecto”, asegura el joven.

Las tareas del hogar son distribuidas como en cualquier otra familia, Tatiana, Judy y Jesús se reparte los quehaceres buscando el equilibrio frente a labores como el arreglo de la casa, de la cocina, de las plantas, de recoger y lavar la ropa y el cuidado de un gato.

El Covid-19 ha servido para extremar los cuidados al interior de la familia. “Nos preocupamos por mantener las medidas de bioseguridad siempre con un diálogo frecuente, establecemos prioridades frente a alguna decisión que tomar”, afirma Judy.

Los sueños aún siguen estando presentes en esta familia, por ejemplo, Judy cuenta que, “en diciembre nos vamos a casar, ya probamos la convivencia y estamos de acuerdo que tenemos el amor y la química suficientes para apoyarnos e ir en busca de nuestras metas, por eso ya vemos la necesidad de casarnos bajo la religión que profesamos”.

Por su parte, Tatiana añade que todas las familias son diversas. “Nos han criado bajo un ideal de mamá, papá e hijo, pero ese ideal no se cumple, vemos hijos que están a cargo de tíos, abuelos, primos, vecinos. A la familia no se le debe idealizar, simplemente hay que velar por que la familia que se construya sea una familia con base en principios y que le aporte a la sociedad”.

Finalmente, Judy destaca que fue criada por mujeres y no necesariamente porque fueran lesbianas. “A mí me criaron mi mamá, mi abuela y mi tía, no necesariamente por eso soy lesbiana, es mi orientación sexual y junto con mi prometida Tatiana le recordamos a las personas que nos estigmatizan el respeto hacia los demás y sobre todo el respeto a la diferencia”, concluyó.

Para la Secretaría de Integración Social conocer familias como la de Judy y Tatiana es la muestra de que sí se puede vivir en libertad y con respeto. Por eso cada día la entidad se dedica a trabajar en seguir implementando acciones afirmativas que permitan visibilizar las historias de vida, lucha y resistencia de personas LGBTI de la ciudad en pro del reconocimiento y reivindicación de derechos para la transformación de imaginarios sociales basados en el prejuicio y la discriminación y que, permitan la construcción de una Bogotá libre, amante de la diversidad y respetuosa de la vida y los Derechos Humanos de todos, todas y todes.

 
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