Natalia Bautista y Fabio Aparicio completan cuatro meses sin deambular por las tinieblas y nubes intensas del humo producido por las pipas de bazuco y marihuana. Ahora, levitan en la placentera sensación que brinda el enamoramiento.
El centro de atención transitorio de la Secretaría Distrital de Integración Social se convirtió en su casa y en el lugar que les permite vivir su relación con intensidad. Les queda poco tiempo para salir y continuar su vida a plenitud. Son pareja y en el centro reafirman, con cada amanecer, el amor por la vida. Llevan latente el deseo de salir completamente de la droga; viven sus días con felicidad, al saber que sus realidades cambiaron. “Al principio fue muy duro. Hay normas y reglas para estar ahí, pero para las personas que estamos motivadas a cambiar no es tan difícil. Entre los habitantes de calle hay personas que venden droga, hay personas que reciclan, hay personas que retacan, hay personas que roban, entonces con las persona que se conviven existen todos tipo de roles y el día a día se torna complicado; pero gracias a los profesionales y gestores que nos ayudan se han logrado superar esos obstáculos, y vivir en sana convivencia”, cuenta Fabio. Todo el tiempo sonríe. Es feliz desde que se dio otra oportunidad. En el centro de atención transitorio, los habitantes de calle tienen varios derechos pero también deberes: el auto cuidado, normas para tener buenos hábitos, educación y oportunidad de explorar habilidades en panadería, marroquinería, ebanistería son algunas de las actividades realizadas. “Estamos bendecidos y muy felices. Los dos estamos terminando el bachillerato en las noches. Nos apoyan con el transporte y recibimos la cena. La idea es cumplir los sueños, cambiar nuestro estilo de vida, encontrar un bienestar, cuando salgamos del centro. Yo saldría directamente a trabajar en un salón de belleza y Fabio como hizo un curso de marroquinería, entrará a una fábrica de calzado. Nuestras acciones cambiarán nuestras vidas”, asegura Natalia. Cada vez que termina de hablar mira a Fabio. Sus ojos se cristalizan, es amor. Es importante reconocer las caídas, las razones del consumo y cómo trabajar en esta problemática. Para que los habitantes de calle no vuelvan a consumir y su proceso de desintoxicación sea exitoso. “Quiero irme lejos de las penumbras y las situaciones de calle. El apoyo de la familia es importante. Ha sido difícil porque no has estado centrado en lo que realmente vale la pena. Además, porque uno no viene a este mundo a sufrir; sino a vivir la vida, a estudiar, a tener una familia y tener sus cosas”, afirma Fabio.
Desde La Alcaldía Mayor de Bogotá y La Secretaría Distrital de Integración Social se sigue trabajando para recuperar los hábitos de alimentación y sueño, recuperación de redes familiares y lo más importante, procesos de inclusión social y laboral en la población de habitantes de calle. “No hay que esperar que se le moje a uno la cobija. Que esté debajo de un puente y un policía lo despierte a uno, para uno ponerse a pensar y sufrir ¿por qué esta vida me tocó a mí? Muchas veces la vida no es porque le toque a uno, sino porque uno mismo se busca sus problemas, se buscan males al cuerpo como lo dicen coloquialmente. Hay que pensar diferente, pensar positivo, darse la oportunidad de ser una mejor persona”, concluye Natalia. Lea también: Un amor que nació en El Bronx y hoy sigue en un centro de atención de Bogotá, para que conozca cómo nació el amor entre Fabio y Natalia.
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