Constanza, una vida compartida entre ser madre y un ‘ángel de la calle’.

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Bogotá, mayo 11 de 2017. Han pasado ya 348 días luego de la intervención que el Distrito adelantó a la aterradora zona del ‘Bronx’. Las cientos y cientos de personas víctimas del flagelo del microtráfico, la delincuencia, el abuso sexual de menores, la trata de personas y hasta el secuestro, asesinato y desmembración de seres humanos, hoy tratan de cambiar la última y muy oscura página de un libro de historias que muy pocos creían tener fin.

El rescate de menores de edad en manos de la delincuencia, la atención prioritaria a más de 2.050 hombres y mujeres de todas las edades habitantes de calle que fueron trasladados a los Centros de Atención Integral, y la reestructuración de un sector agobiado por muchos años por los vándalos y ´pillos’; han sido el resultado de esta intervención.

Aunque para muchas personas del común, estas acciones no los molestaron o incomodaron en su cotidianidad, para cientos de ‘Ángeles de la Calle’ que a diario desempeñan sus labores en la atención a las personas de esta población, estos fueron tiempos de nostalgia, tiempos de historias emocionantes, sentimentales y difíciles de olvidar, muchas horas de trabajo y ante todo mucho tiempo de dedicación y entrega.

Este también es el caso de los líderes de los Centros de Atención de los Hogares de Paso, Centros Transitorios y Comunidades de Vida, que vivieron hora tras hora, las miles de situaciones presentadas y coordinaron cientos de personas que apoyaron hasta altas horas de la madrugada cada labor.

Constanza Mejía, es líder de un hogar de paso de la Secretaría de Integración Social (SDIS). Lleva 14 años entregando, ‘vida, alma y corazón’, (como ella misma y con mucho orgullo lo comenta) en la atención de habitantes de calle. Y aunque ha tenido que sobrellevar “sustos, amenazas, insultos y muchas trasnochadas”, nunca ha desistido de dar un paso al lado y retirarse de esta labor.

Cuando estudiaba ‘Terapia Psicosocial’ en la universidad ‘Antonio Nariño’, trataba de imaginar una opción de empleo que le brindará no solo la oportunidad de poder ejercer su profesión. Según ella, también quería un trabajo con algo de ‘adrenalina’, muchas enseñanzas y poder hacer de cada día una gran labor social por la comunidad. Lo que nunca imaginó, tiempo después, fue dedicarse a la hermosa labor de ofrecer una mano amiga a las tantas personas que por huir a sus problemas personales o simplemente que por ‘probar’ una nueva aventura se quedaron definitivamente en las calles mendigando o consumidas por el vicio.

Con su gran amor de la vida, su esposo, quién la acompaña ya hace 21 años de casada, comparte no solo el afecto y el amor de pareja. Por cosas que solo Dios sabe, según comenta ella, su compañero fiel también es apasionado por la labor social y especialmente en la atención de habitantes de calle. “ Cuando vivíamos en el barrio, él siempre me buscaba, me hablaba, pero yo a veces ni le ponía atención, lo mío era la universidad y otras cosas, pero luego encontré en él muchas cosas que me hicieron ‘vibrar’ y que hoy luego de tantos años sigo sintiendo”, afirma Constanza muy emocionada al hablar de su pareja. Producto de esa gran relación sentimental, actualmente los acompañan dos hijos mayores de edad, que al igual que sus padres, también se enfocaron en temas con la comunidad y actualmente cursan diferentes semestres en carreras sociales.

Muchas lágrimas de impotencia, alegría y emociones

Gracias a su desempeño, responsabilidad y disciplina, Constanza ha sido asignada en diferentes oportunidades como líder en cada uno de los Centros de Atención Integral de la SDIS. Esa labor le dejó miles de enseñanzas, anécdotas y buenas amistades. Uno de los peores momentos en la vida de Constanza Mejía, cumpliendo con su labor en el equipo de ‘Contacto Activo’, fue afrontar la pérdida de un compañero de trabajo. “Fue muy duro trabajar por esos días en la calle. El sinsabor que nos había dejado la pérdida de nuestro amigo fue difícil de aceptar, estábamos muy molestos”, comenta.

“Otra de las situaciones que tuve que afrontar y que por fortuna no me pasó nada, fue cuando un habitante de calle se encontraba muy eufórico y exaltado bajo los efectos de alucinógenos. Al acercarme para dialogar con él, de repente sacó un machete y se abalanzó hacia mí para agredirme. Los compañeros que estaban muy cerca me ayudaron a controlarlo y gracias a Dios no nos pasó nada. Ese día sí que tuve mucho miedo y pensé varias veces en mi esposo y mis hijos”, recuerda Constanza.

Aunque para muchos ser líder es solo ordenar y mandar, Constanza piensa todo lo contrario. “La responsabilidad no solo está en la gente que tienes a tu cargo, también está en coordinar y actuar inmediatamente, responder de manera clara y con soluciones a todas las situaciones que se presentan en los centros de atención. La ayuda que le demos a nuestros habitantes de calle es primordial y no puede tener dudas o algún obstáculo por parte de nuestros servidores”, menciona.

Durante la intervención en ‘Él Bronx’, Constanza se encontraba en uno de los hogares de paso en donde se atendió a la gran mayoría de habitantes de calle que aceptaron su traslado a estos lugares. Durante los días siguientes de la intervención, sus horarios de trabajo que empezaban a las cuatro de la mañana y hasta las doce de la noche, fueron la constante en su trabajo. ” Por esos días, cumpliendo firmemente con mi labor, tuve que ausentarme varias veces de la compañía de mi familia. A mis hijos poco los veía. Ellos tenían mucho miedo de lo que pasaba. Cuando llegaba a media noche al hogar, las lágrimas en mis ojos brotaban fácilmente, no es fácil ver tanta gente que a diario está destruyendo su vida con la porquería de droga que consumen. Con mi esposo, quién también trabaja con esta población, teníamos horarios diferentes y poco nos veíamos. Ahora pienso que él sí que tuvo que afrontar con corazón fuerte mis ausencias en el hogar”, menciona Constanza quien por un momento se toma un nuevo aire para continuar la narración.

Cuando Constanza recuerda las situaciones vividas durante esos días de la intervención, no oculta su posición positiva al acabar con la zona del ‘Bronx’, ella afirma que para todos los compañeros que trabajan en hogares y en calle, ese sector les marcó la vida, ya que a diario tenía que vivir y afrontar tantas situaciones de personas de todas las edades. “A veces sentíamos impotencia de no poder hacer mucho por tanta gente, y no era porque no queríamos sino porque en ese lugar la gente inescrupulosa y malvada no nos permitían ingresar al sitio para llevar nuestra ayuda”, reitera.

Sus casi 14 años trabajando con habitantes de calle, le ha dado otra perspectiva sobre el actual fenómeno de habitabilidad en calle. Los tiempos, las costumbres, la sociedad y hasta las ‘diabólicas drogas’ tuvieron cambios contundentes. “Antes tu veías personas que debido a la no resiliencia (problemáticas personales o situaciones traumáticas), terminaban en la calle huyendo a sus miedos y consumendo algún tipo de alucinógenos.

Hoy la gente ha cambiado. Muchos niños y niñas por aventurar terminan consumidos en la droga. Los expendios de ‘bichas’ están a la vuelta de la esquina, en la puerta del colegio o vivienda. Los mismos traficantes producen drogas con componentes químicos que generan en las personas daños irreparables así dejen la calle y el consumo”, comenta.

Constanza Mejía sigue actualmente el liderazgo en otro Hogar de Paso para habitantes de calle. Ella agradece mil veces el fin de ‘El Bronx’ y el comienzo de nuevos horizontes para ésta población. Agradece la confianza y apoyo de sus jefes inmediatos. Resalta la gran labor que realizan sus colegas líderes y las casi 550 personas que trabajan con habitantes de calle.

En los tiempos libres, que son muy pocos, los aprovecha para cuidar a sus hijos, tanto en el rol como madre y como consejera para los futuros profesionales en el campo social. Cuando puede no rechaza ninguna invitación a cenar o ir a cine de su esposo, a quien ama demasiado y vive enamorada como la primera vez que lo vio. Piensa que a pesar de su vida privada, estar comprometida con la atención de los habitantes de calle es también lo mejor que hace en la vida y por eso comparte la misma pasión.


 
 
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