Luis Carlos, el exhabitante de calle que cambió el ‘carro’ y la pipa, por el azadón y la pica

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Bogotá, abril 11 de 2019. Luis Carlos Mahecha Castillo, ya no piensa en buscar el vicio o habitar la calle. Ahora dedica el tiempo y concentra sus pensamientos para culminar con éxito el actual proceso de recuperación personal que inició hace ya más de 16 meses; fecha en la que puso fin a la mala vida que llevaba en la calle.

Hoy con una mirada más clara de su futuro, invierte el tiempo al aprendizaje y trabajo en el campo, al cultivo de alimentos, el cuidado de animales y todo lo que el ‘agro’ le ofrece actualmente en su paso por el nuevo hogar comunidad de vida ‘Granja Integral’ de la Secretaría Distrital de Integración Social, y la cual está ubicada en el municipio de Sasaima (Cundinamarca).

Allí se brindan más herramientas para los procesos de recuperación personal a los ciudadanos habitantes de calle, quienes deciden vincularse a los servicios del Distrito.

Luis tiene 36 años. Nació en la ciudad de Armenia en donde pasó tranquilamente la mayor parte de su niñez, rodeado por el cariño de los abuelos, padres y hermanos. Lastimosamente la adolescencia le llegó a su vida con las malas compañías que lo fueron alejando de ese afecto familiar y finalmente lo llevaron a abandonar su hogar y vivir en las calles, rodeado por la delincuencia y acciones por las cuales hoy en día, como él mismo afirma, pide perdón y desea que nunca jamás retorne a esos pasos.
 

Hace dos años viene haciéndole el ‘quite’ a la droga y a la calle. Luego de algún tiempo vagando, de un lugar a otro por toda Bogotá, conoció varios sitios de expendio y visitó el ‘Bronx’, en algunas oportunidades, pero no vivía allí.

“Muchas veces, por andar metido con el ‘bazuco’, hasta olvidaba cuando la noche nos azotaba con fuertes lluvias. Yo en mi ‘traba’, ni me daba cuenta hasta el otro día que despertaba y me sentía muy mojado. Ahí tocaba aprovechar el poco sol que hacía para secarme y pues afrontar las gripes y enfermedades que dejaba el paso de las noches frías y lavado todo el cuerpo”, comenta Luis Carlos, recordando aquellas situaciones en la calle.

Por esos andares de la vida se encontró a los ‘Ángeles Azules’ en un sector del centro de la ciudad capitalina. Asistía a los hogares de atención solo para bañarse y ‘motilarse’ el pelo pero no tenía interés en hacer algo más por su vida.

Luego de muchos intentos, finalmente decidió continuar con un proceso serio, según él comenta, y se vinculó al hogar de paso ‘Bakatá’ en donde retomó sus hábitos personales, volvió al estudio y a dialogar con sus familiares.

Con el fin de avanzar en su proceso de recuperación aceptó continuar y ser trasladado a la comunidad de vida ‘Granja integral’, para ampliar más su formación y crecimiento personal.

Cultivando sueños para una vida renovada

“La vida en el campo es más sana y tranquila, alejarme de ese entorno del vicio, delincuencia y malos consejos que se perciben en la ciudad me ayudan cada día a continuar exitosamente con mi proceso”, comenta Luis Carlos mientras va adelantando tareas en la siembra de hortalizas y el cuidado de cultivos.

Todos los días se levanta antes de asomarse el sol en la finca. Toma una ducha rápida y con una bebida caliente va recargando fuerzas para el inicio de la jornada. Como buen hijo de tierras cafeteras, siempre estuvo rodeado por ese fresco aroma de un buen amanecer en el campo.

Junto con otros compañeros exhabitantes de calle Luis Carlos se dirige hacia la huerta. Él tiene a cargo varias actividades, que con responsabilidad y dedicación debe cumplir. “Pensar en hacer algo por mi vida es muy motivante. Levantarme y hacer actividades del campo, compartir con amigos que están haciendo un proceso como yo, que tienen sueños y metas, es lo mejor que me puede pasar ahora en la vida”, resalta.

Luis Carlos aprende a arar la tierra. Adelanta tareas en temas de porcicultura y agricultura en la granja. Se dedica a la siembra de arveja, maíz, arracacha, plátano y a toda la parte de cultivos hidropónicos relacionados con plantas medicinales y ornamentales como lechuga, cilantro y aromáticas. Temáticas que aprendió gracias al acompañamiento que lleva con profesionales de la rama como ingenieros agrónomos, zootecnistas, veterinarios, técnicos y operativos agropecuarios, todos ellos vinculados a la Comunidad de Vida.

“Los exhabitantes de calle beneficiarios de la ‘Granja Integral’ reciben dos jornadas de formación. En la mañana adelantan prácticas en cada espacio de la finca y en la tarde reciben información teórica. Durante el día los ciudadanos vinculados al hogar tienen un acompañamiento en las diferentes áreas como: psicología, pedagogía y terapia ocupacional, todas ellas relacionadas con las labores en el ‘agro’. La granja cuenta con espacios de piscicultura donde se adelantan acciones en la crianza de mojarra y cachama. Áreas de porcinos la cual cuenta con cuatro cerdos de engorde. Galpones con más de 200 pollos de crianza y engorde. Bovinos como vacas, terneros y cabras”, describe Linda Johana Beltrán, psicóloga de formación y coordinadora de la comunidad de vida ‘Granja Integral’.

Luis Carlos actualmente vive feliz en su hogar temporal. Todos los días de nuevo habla con sus familiares y espera la oportunidad de reunirse lo más pronto posible con ellos, pero esta vez para siempre y alejado de las drogas que tanto daño le han hecho a su vida. Inició de nuevo clases validando los estudios que dejó atrás muy joven. Piensa ahora que con formación académica y herramientas para el trabajo, ya sea en el campo o en cualquier lugar, podrá seguir adelante cultivando nuevos sueños para su vida.

 
 
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