Una historia de amor que superó el frio del asfalto, la soledad de la calle, el infierno de las drogas y una vida entre penumbras, ese es un capítulo que Matilde Rojas y Víctor Iván Guerra, dos ex habitantes
de calle prefieren olvidar.
Y aunque la calle, fue el sinónimo y punto de encuentro entre los dos, hoy la ven como la posibilidad de superación. “Él y yo estamos trabajando, estamos haciendo un ahorro programado para vivir digna y normalmente”, aseguran mirándose con un amor sincero.
De eso ya hace tres meses, cuando en Vía Libre, un día llegó Matilde, que cautivó a primera vista a Víctor, quien ya estaba cansado de las diferentes recaídas de consumo. Ella fue para él como una tabla de salvación y él para ella como el príncipe azul con quien decidiría compartir su vida.
Los dos llegaron al nuevo Centro Humanidad para las personas habitantes de calle que ya emprendieron un proceso psicosocial de la Secretaría de Integración Social, donde se les atiende con hospedaje, seguridad alimentaria, salud, cuidado personal, atención psicosocial y reconstrucción de redes familiares, entre otros.
Este Centro con una capacidad para 96 personas, se convirtió en la posibilidad de continuar la recuperación de hábitos en un lugar digno para vivir, mientras reconstruyen sus lazos familiares, emprenden proyectos productivos y de generación de ingresos y abandonan finalmente la habitabilidad en calle.
“Integración Social nos está dando la oportunidad de convivir acá, nos van a dar un espacio privado para los dos, porque están viendo que estamos haciendo las cosas bien, llegamos puntualmente, nos vamos a trabajar puntualmente, entramos a estudiar al Sena; él va a terminar su carrera de sistemas y yo voy a terminar el curso de confecciones. Mi sueño es comprar mi máquina, para poder pagar el arriendo y las cositas que necesitamos, esta va a ser una convivencia real”, afirma Matilde con la seguridad que le da el amor y la confianza hacia su compañero.
Mientras esto pasa continúan su rutina de levantarse a las cinco de la mañana para salir a trabajar, ella cuidando parqueaderos en la Pepe Sierra y él promocionando viajes para diferentes destinos turísticos.
Para el secretario de Integración Social, Jorge Rojas Rodríguez “Este centro es una muestra de que ya podemos avanzar en la recuperación de estas personas que desean salir de esa vida dura de la calle. Estamos asegurando una vida digna para ellos y ellas y la consolidación de su plan de proyección personal”.
Para esta pareja este Centro es una nueva oportunidad, “Vamos a tratar de cambiar definitivamente, dejar todos los vicios. Agradecemos a la Alcaldía lo que está haciendo por nosotros, porque si no fuera por ellos no estuviéramos así como estamos, con un sueño que esperamos que supere cualquier tropiezo en el camino”.
Así entre sueños y palabras esperanzadoras, nos despedimos de Matilde y Javier, creyendo que con apoyo y tenacidad esos propósitos de superación van a concretarse, por encima de las drogas, de la calle, del silencio.
Karoll Loaiza Ramírez
Oficina Asesora de Comunicaciones