Benedetti, la rima del amor y de la perseverancia

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Bogotá, D.C., agosto 12 de 2022.  “Ama a tu corazón y te amarás a ti mismo, ámate a ti mismo y amarás tu pensamiento, ama tu pensamiento y amarás a tu familia y amarás a tu país con un corazón sincero y, ante todo, con un corazón sin miedo”, es uno de los poemas de Manuel Benedetti, un ciudadano exhabitante de calle, que justo lleva el mismo apellido del poeta uruguayo Mario Benedetti.    

A los siete años, Manuel conoció el mundo de habitabilidad en calle; pasaron 42 años de consumo de sustancias psicoactivas para llegar a la decisión de reconciliarse y perdonar, luego de su llegada al Centro de Desarrollo Integral y Diferencial en la localidad de Puente Aranda. 

El ingreso a los servicios del CEDID se dio en época de pandemia y, desde entonces, inició la etapa de desintoxicación física, emocional y psicológica hasta lograr con este proceso su propia aceptación y su deseo de integrarse al grupo de compañeros. 

Heidi Romero, terapeuta ocupacional del CEDID indicó que “el avance de Manuel es exitoso, con él se realizó un buen trabajo en equipo, se acopló muy bien a las dinámicas y es muy juicioso ahorrando, a él le enseñamos como a un niño”. 

 

Este 2022, Benedetti lo empezó con pie derecho. Sus madrugadas y extenuantes caminadas con la hoja de vida bajo el brazo, diligenciada con el apoyo de los profesionales psicosociales del CEDID, arrojaron sus frutos. Su interés por indagar al personal que prestaba este servicio en este Centro de la Secretaría Distrital de Integración Social sobre el oficio de guarda seguridad ere evidente. 

Y fue Nohemí, la persona que conoció tiempo atrás cuando pisó y vivió en las calles capitalinas, quien le ayudaría a cumplir el sueño de ser guarda, tras costearle el curso exigido para este oficio, en el que se desempeña desde hace cinco meses.   

Este “ángel”, como bautizó Manuel a Nohemí es hoy en día una persona mayor que “me brindó comida cuando deambulaba por la ciudad”, señala Manuel con el tono poético que lo caracteriza. 

“El proceso familiar y las redes de afecto son muy importante para mí, tengo motivos para hacerlo, motivos para lograrlo y motivos para enmendar todo lo que una vez fui”, expresa Manuel, mientras enfatiza en que “el CEDID es como una huerta, donde uno llega te dan una semilla para sembrar y la vas cultivando”. 

Por esta razón, rememora los momentos vividos en noviembre de 2021 cuando se reencontró con su familia, luego de 15 años sin contacto y, posteriormente, el 31 de diciembre de ese mismo año que disfrutó al lado de sus seres queridos. 

Hoy en día, cuando llega al CEDID aprovecha para dormir, después de cumplir los turnos laborales rotativos de 6:00 de la mañana a 6:00 de la tarde o viceversa. 

Carol Figueroa, coordinadora del CEDID indicó: “Nuestra capacidad es para 325 ciudadanos habitantes de calle, en este momento tenemos 253. Los ciudadanos reciben una atención interdisciplinaria en el trabajo social, educación física, psicología, terapia ocupacional y pedagogía reeducativa”. 

Ahora Manuel lleva en la chaqueta de su uniforme su celular para comunicarse con su familia y, de paso, escribir poemas a sus seres queridos, a sus recuerdos y a todo aquello que, en alguna ocasión, fue motivo de nostalgia y de alegría.    

Muy pronto recibirá su título de bachiller con la esperanza de incluirse completamente a la sociedad como ciudadano, y así disfrutar de sus logros y del ahorro programado que realiza de tiempo atrás, gracias al apoyo del personal del CEDID.