Nelly Cano participante del servicio Mi Vital Alimentario de la Secretaría de Integración Social, a simple vista refleja a una mujer que le ha tocado librar muchas batallas.
Al abordarla su rostro se transforma, para darle paso a una sonrisa acompañada de una mirada que le ilumina sus ojos, me cautivó con su dulzura, sencillez, humildad, ¿qué se yo? lo que paso con esta señora cuando empezó a hablar, inclinando su cabeza de un lado a otro mientras contaba su historia con una voz gruesa y ahogada, de repente pensé escuchar y tener en frente a una niña que acariciaba cada situación con tanta grandeza como si estuviese contando la vida de una princesa encantada, ¡que ternura!
“Tengo un hijo de 32 y otro de 19 años, el mayor tiene una patología y se encuentra impedido para trabajar debido a una enfermedad terminal que padece, en la actualidad vivo con los dos y al cuidado del mayor, el menor es bachiller, mi familia son mis hijos porque cuando murieron mis padres quedé sola, los problemas por la herencia hicieron que me alejara de mis hermanos”.
Como si fuera poco con todo lo que ha tenido que hacer por su vida y la de sus hijos al separarse del padre del menor, después de dedicarle veinte años a trabajar de secretaria de gerencia de una empresa, no pudo cumplir con las semanas de cotización en el sistema de pensiones, motivo por el cual pidió su indemnización para pagar las deudas que tenía a la fecha de su retiro, seis prestamos gota a gota que la estaban enfermando.
“Soy participante del Proyecto 742 “Atención Integral a Personas Mayores” y a la vez hago parte del servicio Mi Vital, en este momento estoy con el bono alimentario, llevo dos años largos de tenerlo, estuve en un comedor del Fondo de Desarrollo Local, me preocupó mucho el cierre de este comedor por la enfermedad de mi hijo, no teníamos para comer y esa época fue muy difícil, el otro hijo era menor de edad y no contaba con ningún apoyo”. La manera como se presentó me hizo pensar que su participación en el servicio no es solo recibir un bono, tiene clarísimo de dónde sale este apoyo y más que esto, cuáles son sus derechos y deberes como ciudadana.
“Cuando me llamaron a decirme que me asignaron el bono fue una alegría, fue una noticia muy grande, pasaron las épocas difíciles de pensar mañana qué vamos a comer, para nosotros fue una noticia extraordinaria y hasta el momento estamos muy contentos porque no nos falta la comida”.
“Simplemente no es que quiera quedarme sin hacer nada esperando cuando sale la lista, cuando vamos a poder ir a hacer mercado, no se trata de eso, es la seguridad que uno tiene, el apoyo en cuanto a la seguridad alimentaria. En la parte económica también nos estamos beneficiando porque el mercado nos solventa nuestra alimentación, sobre todo mi hijo que necesita que sea balanceada y especial, entonces por ese lado estamos tranquilos porque sabemos que tenemos ese bono y que vamos al supermercado a canjearlo por una alimentación acorde a nuestras necesidades. Tener resuelto el tema de la alimentación y poder escoger los productos da una tranquilidad muy grande”.
El derecho a tener una alimentación saludable, es un mínimo vital en la vida de todos los seres humanos, que algunos por su condición económica pueden acceder a ella, en personas como Nelly y su núcleo familiar por su condición de extrema pobreza Bogotá Humana les realiza este derecho, con la implementación de la Política Pública de Seguridad Alimentaria y Nutricional.
Transformando vidas para lograr la paz
“Nuestras vidas cambiaron mucho, por una parte hemos dejado de endeudarnos porque a veces nos tocaba sacar fiado el mercado o recurrir a pedir ayuda a otras personas, a pesar de lo frentera que he sido para responder por mis hijos”.
“Mi hijo menor que ahora es hija, está transitando de hombre a mujer se encuentra en el proceso de cambiar su cédula, su sueño es estudiar psicología, planea pagar su carrera con su trabajo, está convencida que apenas tenga su cédula le quedará más fácil conseguir empleo”, estas son las aspiraciones que dan cuenta de la conciencia y el compromiso que se espera de participantes de los servicios para superar condiciones y darle paso a otras personas, que como ellos en algún momento y por circunstancias de la vida tienen un cupo que los fortalece para la gestión de sus propias necesidades, se le escucha mientras hace alusión al tránsito en el que se encuentra su hija”.
Su experiencia vital y su actitud, la mantienen activa aportando un granito, como lo considera ella para la paz en la comunidad del barrio Lisboa y otros territorios “Soy una persona que siempre llamo a que la gente concilie, he estado en momentos en que se pelean y yo llamo a la gente a hablar porque donde hay diálogo hay paz, entonces ese es siempre el mensaje que yo llevo con mi voluntariado en la asociación del Hospital de Suba y del Centro de Salud Escalabrini de Lisboa, es una labor social que hago y así se que estoy contribuyendo a la paz”.
¿Qué entiende por Alimentando Capacidades?
“Alimentando capacidades, me suena a que si estamos recibiendo ese beneficio es para que nosotros mejoremos la calidad de vida, lo otro es que tenemos unas doctoras maravillosas muy humanitarias, unas personas excelentes, donde ellas miran muchísimo la vulnerabilidad de nosotros, son muy concientes de las necesidades, siempre están atentas a atendernos a escucharnos, entonces eso es muy importante que las personas que tenemos en este momento en Mi Vital son personas de calidad”.
Termina su entrevista mencionando estas acciones como un gesto de agradecimiento y reconocimiento a Melba y Lina referentes del proyecto 730 “Alimentando Capacidades” en la SLIS de Suba, quienes con su estrategia del cuaderno “Mi Vital para la Paz” han logrado cosas maravillosas que van más allá de la entrega de un bono, según lo manifiesta Nelly. Lo que escucho ahí es mucho empeño en sensibilizar, formar y fortalecer ciudadanos para la paz y mucho esfuerzo para proyectarlos a través del ahorro y priorización de necesidades para el gasto y la economía en el hogar, una vez se ingresa al servicio.
Como la de Nelly, son muchas historias que se tejen en este servicio, plasmadas en un cuaderno que pasó a ser parte de la vida cotidiana y las relaciones de los núcleos familiares hasta donde llega Bogotá Humana.