Apoyos alimentarios: la felicidad de quien sabe esperar

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• Relato de una familia que ha sabido seguir las indicaciones para el aislamiento obligatorio y recibió los apoyos alimentarios en la puerta de su casa. 

• 132.521 personas mayores han recibido ayuda, entre recursos económicos y atención personalizada, como parte de los programas habituales del Distrito y la Nación.

• 8.218 personas mayores han recibido paquetes alimentarios, acompañamiento telefónico psicosocial, monitoreo de síntomas de alarma por covid-19

Bogotá, 19 de mayo de 2020. Luis Carlos Restrepo Torres se desempeña como vendedor informal de ropa y calzado desde hace más de 20 años. Reside en la localidad Ciudad Bolívar y es uno de los beneficiarios de los apoyos alimentarios de la Secretaría Distrital de Integración Social.

Es oriundo de La Mesa, Cundinamarca, pero se crió en Otuno, un pequeño pueblo al occidente de Bogotá, donde vivió hasta 1998 cuando decidió venir a la capital para probar suerte. En el barrio Lucero Bajo aprendió los oficios de la venta ambulante y entre ires y venires conoció el amor: Inés, una mujer altiva quien también se desempeñaba como vendedora informal de dulces y chucherías y que por más de 12 años ha acompañado los pasos de Luis Carlos en las buenas y en las malas.

Luis Carlos reside con su esposa, su hija Doris y sus nietas Nicole, Zaira y Angely en una casa humilde en el barrio República de Venezuela, donde a comienzos de mayo recibió una de las mejores visitas de los últimos días: los apoyos alimentarios que está entregando la alcaldía de Bogotá como parte del Sistema Bogotá Solidaria en Casa.

“Los mercados me hicieron muy feliz, nos sentimos alegres y satisfechos. Ya habían venido a un barrio cercano y como no pararon aquí creímos que no íbamos a ser beneficiados. Pensamos que las ayudas se iban a acabar. No había recibió ayuda por parte de nadie, hasta ahorita en este momento y la agradezco inmensamente porque ya se necesitaba”, dijo con la voz entrecortada.

La cuarentena le tomó por sorpresa y a pesar de trabajar muy cerca de su hogar, a unos 10 minutos en el alimentador de TransMilenio, ha seguido las directrices de quedarse en casa para cuidar su salud, la de su familia y la de todas las personas que lo rodean. “Hemos pasado está cuarentena cumpliendo las normas, por eso estamos sanos”.

Nadie tenía en mente quedarse en casa este año, pero las cosas cambian en un segundo. “Me tomó de improvisto el tener que quedarme encerrado en casa, aquí estamos acostumbrados a estar saliendo y se me ha hecho muy difícil no poder ir a trabajar. Lo más complicado ha sido la situación económica, porque si uno no trabaja, no come. Por eso estos alimentos nos caen muy bien”, agregó Luis Carlos.

Por eso agradece la labor de los equipos de la Secretaría Distrital de Integración Social, quienes sin importar a dónde tengan que ir y cómo tengan que llegar diariamente se arman de optimismo para alcanzar cada rincón de la ciudad y brindar apoyos alimentarios a quienes más lo necesitan. “Gracias a Dios porque estamos bien de salud. Con esta comida podemos seguir encerrados y salir escasamente a lo necesario. Le agradezco inmensamente a las personas que han colaborado con estos mercados para estas familias de la comunidad el barrio República de Venezuela”, añadió Luis Carlos.

Y aunque ha tenido dificultades, Luis Carlos reconoce lo positivo en medio de lo que todos llaman una crisis. Esta pandemia lo obligó a reinventarse, a aprender cada mañana a valorar más a su familia. Además, ha entendido que la vida seguirá dándole razones para continuar sorprendiéndose día a día, gozando del calor de hogar y aprovechando las rutinas antes no disfrutaba. 
 

 
 
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