Son un poco más de las siete de la mañana. Mileydi Rodríguez mira el perro que ahora da vueltas alrededor de si, como buscando la mejor ubicación para iniciar el sueño, mientras espera que sea la hora para recibir a sus hijos Elías, Luis Carlos, Leydi Sharit y Camilo. De repente, tal vez obligada por mi insistente mirada, dice: “Que ironía, hace unos años yo traía a mis clientes acá, y ahora ¡mire!, a los que vengo a recoger es a mis hijos”.
Y es verdad, la casa donde funciona el Jardín Nocturno “Coloreando Sueños”, cuarta de la acera derecha, es una muestra de la transformación de un barrio que pasó de ser refugio de la alta clase bogotana en la primera mitad del siglo XX a ser corazón de la única zona de alto impacto que tiene la Bogotá del Siglo XXI. “Aquí, primero vivió la familia política de Rojas Pinilla; luego fue refugio y colegio de monjas; luego fue inquilinato; luego fue el mejor lugar de habitaciones de alquiler para prepagos y ahora, quien lo creyera, es un jardín infantil del distrito” dice don Fabio, el actual dueño y arrendador del lugar.
***
¿Un jardín infantil en el barrio Santa Fe?
“No es raro, por el contrario, es normal si tenemos en cuenta que los primeros participantes de toda política social exitosa deben ser los niños y niñas de la primera infancia. Los jardines son la primera oportunidad que le ofrecemos a los ciudadanos recién nacidos y, éstos, es natural, deben estar muy cerca a su hogar, a su nicho familiar, a su entorno. Nuestros jardines están donde los niños los necesitan, por eso no solo tenemos un jardín en el barrio Santa Fe de la localidad de Los Mártires sino que tenemos jardines en todas las localidades donde los niños lo necesitan”, responde el subdirector de Plantas Físicas de la Secretaría Distrital de Integración Social –SDIS-, Saúl Cortés. A la fecha, la SDIS ha abierto 97 jardines infantiles en Bogotá.
***
“A mí lo que más me gusta de este jardín no es solamente que está cerca a donde trabajo y vivo, sino que es un hogar seguro para mis hijos”, dice Mileydi.
Al respecto, la arquitecta Gisela Tamasco plantea que ese es precisamente uno de los objetivos de la política de infancia de la Secretaría de Integración Social, “nuestros jardines son escenarios que se convierten en la proyección de los hogares de los niños, así como las maestras lo son de sus mamás, por eso la construcción y adecuación arquitectónica de cada jardín va ligada a crear espacios tranquilos, generosos y amigables; lugares que tengan identidad, su identidad, la de los niños y su entorno”.
“Tenemos en cuenta el entorno de los niños para crear el ambiente adecuado en cada jardín. Por eso no es lo mismo un jardín en Engativá, que en La Candelaria o en Santa Fe; no es cualquier casa que cogemos, le ponemos un letrero y llenamos de niños”, complementa el doctor Saúl Cortés.
***
Elías, Luis Carlos, Leydi Sharit y Camilo, los hijos de Mileydi ya han salido del jardín y ahora juegan con el perro que ya había podido conciliar el sueño.
A esta hora, 8 am, muchas otras madres estarán recogiendo a sus hijos de los 18 jardines nocturnos que la Secretaría de Integración Social ha dispuesto para la atención de niños y niñas de padres con trabajos nocturnos. Otras tantas familias estarán llegando con los niños que hacen parte de los jardines con jornada diurna.
“Es que estos jardines no paran nunca. Aseguramos día y noche las condiciones básicas de integralidad física y nutricional, que requieren la primera infancia y la niñez”, me dice Iván Darío Suarez, coordinador del jardín “Coloreando Sueños”.
Mileydi y sus hijos sienten que este jardín es su casa. El mismo sentimiento lo tienen: Jenny Rodríguez en el jardín "Sonrisas de la Niñez” de la localidad de Bosa; Rosalinda Gómez en el jardín “La Libelulosa” del Bronx; Andrea Martínez en el jardín “Arrullo del Viento” en Teusaquillo; Olga Cristina Yépez en el jardín “Mis Primeros Trazos” en Patio Bonito; María Inés Padilla en el jardín “Gabito” en San Cristóbal; Fernanda en el jardín “Luna Lunera” en San Cristóbal; Duván Andrade en el jardín “Palomitas de Paz en Ciudad Bolívar y Jeymme Bejarano en el jardín “Un Mundo para Soñar” en San Cristóbal, entre otras.
Para ellos, los jardines del distrito resultan siendo un símbolo de espacio vital, de identidad, la metáfora del hogar; ese lugar donde guardamos recuerdos y secretos; anhelos y deseos; velos y desvelos; tristezas y soledades; entusiasmos y alegrías. Los jardines son para ellos, un refugio protector; la defensa y coraza de un futuro posible para sus hijos.
“Por mis hijos todo, hasta la vida misma, y en ese camino estos jardines son un amigo que nos tiende la mano”, dice Mileydi Rodríguez al tiempo que le lanza un pedazo de pan al perro que acompaña con ladridos sus palabras.
Julio Pulido
Oficina Asesora de Comunicaciones
Secretaría Distrital de Integración Social