Sara Evans la encargada del programa público de salud de la Fundación Open Society de Canadá, estuvo de visita en Bogotá, el pasado lunes 13 de abril, para conocer los procesos que adelanta la Secretaría de Integración Social
con las y los ciudadanos habitantes de calle y a su vez, hablar sobre su experiencia en la definición de acciones de promoción social, participación comunitaria y salas de consumos regulado.
Frente a las acciones, programas y garantía de derechos que brinda Bogotá Humana a esta población participante aseguró que, “son muchos los avances en materia de atención y trabajo en una política integral de reducción de daños”.
Open Society es una fundación que trabaja por el respeto de los derechos de las personas que tienen algún tipo de adicción y la promoción de políticas públicas que aseguran una mayor equidad en los sistemas políticos, jurídicos y económicos y, salvaguardar los derechos fundamentales.
¿Cuál es el propósito de la visita a Bogotá?
El primer propósito es porque venimos apoyando el primer programa piloto de acceso a material higiénico e inyección en Pereira y Bogotá y el segundo propósito es apoyar todo el proceso que viene haciendo Integración Social con habitantes de calle.
¿Cuál es la valoración de los programas adelantados por la Secretaría de Integración Social?
Es muy positiva, la Secretaría de Integración Social ha logrado reunir diferentes actores para generar un proceso que cambie el paradigma de castigo a un paradigma más que integre el desarrollo humano, el muro que se hizo en el colegio Agustín Nieto es una muestra de ello.
Se trata de crear programas con bajas barreras de acceso para que personas que tradicionalmente han sido excluidas de la sociedad puedan participar y beneficiarse de estos servicios sociales.
¿De qué se trata la iniciativa de una sala de consumo regulada?
La sala de consumo que tienen en Vancouver fue una iniciativa muy importante porque es una manera en que las personas que hacen uso de las drogas accedan a la Sala y que esto derive en que otras personas consumidoras asistan.
¿Qué fue lo más difícil de la implementación de esta iniciativa?
Lo más difícil fue precisamente poner de acuerdo a los actores involucrados en que los servicios de una sala de consumo son importantes para que los otros servicios de recuperación e inclusión puedan ser efectivos.
Hay mucha gente que lo que quiere es que la gente pare de usar drogas, pero hay personas que todavía no están preparadas para modificar sus hábitos de consumo, este tipo de salas lo que hace es integrar estos matices en este tema que demuestra que hay procesos propios de consumo e integración de servicios.
¿Cuáles son las ventajas de las salas reguladas de consumo?
Lo primero es que se frena la prevalencia de VIH y hepatitis b y c , son salas de consumo supervisadas también para los que consumen bazuco y marihuana, de esta manera se frenan las enfermedades y, lo segundo es que estas personas cuentan con un personal médico capacitado que los trata con dignidad, sin importar si son consumidores activos o no.
En estos sitios ellos pueden consumir cualquier tipo de drogas y la idea es que Colombia asuma y construya su propio modelo de sala de consumo.