El pasado sábado 23 de agosto, más de 100 niños, niñas y adolescentes de la localidad Mártires celebraron el XV Festival de la Calle 21, un evento organizado por la Asociación Cristiana de Jóvenes con el apoyo de la Subdirección Local de Integración Social y la Policía Metropolitana.
La Subdirección para la Infancia de la SDIS se unió al festival con la instalación del ‘Tendedero de la Memoria’, una exposición que refleja el resultado de los ejercicios de reconstrucción de memoria histórica desarrollados en el marco de la estrategia Atrapasueños.
Con un recorrido que marca los momentos clave del ejercicio, el ‘Tendedero de la Memoria’ se configuró como una ruta por la identidad y las historias de vida de cada uno de esos niños y niñas que habitan - en situación de desplazamiento forzado- la localidad de Mártires.
Las historias de los niños no son historias menores
Mientras en La Habana se reúnen Farc, Gobierno, víctimas, periodistas y hasta intelectuales para buscarle una salida a siete décadas de guerra; en Bogotá tiene lugar la reconstrucción de esa historia desde la perspectiva de los niños y las niñas.
Atrapasueños no es solo una estrategia de atención integral a la infancia, y adolescencia víctimas o afectadas por el conflicto armado; su potencial no solo se encuentra en la reparación simbólica de los menores de edad.
La reconstrucción de la memoria histórica desde una perspectiva de los niños y las niñas significa una oportunidad de incorporar sus voces a los relatos del conflicto armado interno. Voces que no siempre encuentran eco entre los estudiosos del tema.
La estrategia Atrapasueños nace de la convicción de que no se puede hablar de construir la primera generación de paz de Colombia sin tener en cuenta cómo esa generación ha sido afectada por la guerra.
En lo que va de 2014, la estrategia ha atendido a 2.147 niños y niñas en primera infancia, y 525 niñas, niños y adolescentes entre los 6 y 17 años, víctimas o afectados por el conflicto armado.
Atrapasueños tiene lugar en las Casas de Memoria y Lúdica de la Alta Consejería para las Víctimas, jardines infantiles, Ámbito Familiar, Casas de Pensamiento Intercultural y demás escenarios donde transcurre la infancia.
El ‘Tendedero’ donde se ventilan sueños
Los 15 niños y niñas atendidos por el equipo territorial Papalotl de Sueños, son los hijos de familias cuyas historias están marcadas por el desplazamiento forzado. La mayoría vienen de la costa Atlántica, otros de Huila.
Los viajes de un lugar a otro son una constante en las historias de cada uno. En un ejercicio que consistió en la elaboración de una línea de tiempo, ellos y ellas recordaron momentos de sus vidas. En varios casos, la larga lista de viajes y desplazamientos contrastaba con sus cortas edades.
Érika Gómez, abogada y miembro del equipo Atrapasueños de la localidad, dice que “muchos no se reconocen como víctimas, se resisten a contar sus historias; otros las sueltan más fácilmente”. La línea de tiempo le apunta precisamente a estimular la construcción de un relato que dé cuenta de las circunstancias del porqué viven ahora en Bogotá.
Si habláramos de rasgos del desplazamiento forzado -comenta el equipo Atrapasueños de la localidad-, uno de ellos podría identificarse en la manera como quienes se encuentran en esa situación se ven enfrentados a un entorno hostil y ajeno.
Para Érika Gómez, uno de los temas más impactantes es ver cómo Bogotá -“una ciudad agresiva”- recibe a los niños y niñas víctimas del conflicto. “Muchos de nuestros niños vienen de la costa, y varios han optado por neutralizar su acento para evitar las burlas de sus compañeros de escuela”.
Precisamente, el ‘Tendedero de la Memoria’ incluyó cuentos, perfiles y autorretratos realizados por los niños como una acción de fortalecimiento de la identidad cultural que, en el proceso, sirvió como excusa para reflexionar sobre la necesidad de reconocer y respetar la diferencia y la diversidad en una ciudad que reúne a Colombia en espacios apretados como las calles de Mártires.
En cada una de las obras tendidas se narran momentos difíciles, pero -sobre todo- se relatan los sueños de cada uno de esos niños y niñas que, pese a todo, imaginan futuros felices y con hogares reconstruidos.
Érika está convencida de que los niños de los Mártires vinculados a Atrapasueños jamás reproducirán la violencia de la que son víctimas. Para ella, eso ya es un aporte de la Bogotá Humana a un país que necesita urgentemente pasar la página y escribir otra historia.
Al ‘Tendedero de la Memoria’ asistieron familiares, funcionarios y transeúntes que pasaron por la calle 21 con carrera 16 ese sábado 23 de agosto, durante una mañana en la que la zona de tolerancia de Bogotá se vistió de carnaval para que sus niños pudieran salir a habitarla y disfrutarla, sin miedos, durante unas pocas horas.