• Cogidos de la mano, Blanca y Carlos, llegan al Centro de Desarrollo Comunitario (CDC) Pablo de Tarso de la Subdirección Local de Tunjuelito, allí realizan diferentes estudios como culinaria, modistería, entre otros.
• De acuerdo con la experiencia, esta pareja cataloga a los profesionales del servicio de la Secretaría de Integración Social, como chéveres y de buen corazón, lo que los motiva a seguir aprendiendo.
Bogotá, D.C., septiembre 19 de 2023. “Son 38 años de tolerancia, respeto, comprensión y empatía, lo que nos ha llevado a mantener una relación afectiva y de mucho amor. Pasa el tiempo y seguimos siendo el uno para el otro”. Con una sonrisa y demostración de ese gran afecto, Blanca Cecilia Bernal Carreño y Carlos Enrique Ramos Reyes, así expresan lo que ha significado para sus vidas un verdadero amor y amistad.
Ellos son dos beneficiarios de los servicios que brinda la Secretaría Distrital de Integración Social a través de la Subdirección Local de Tunjuelito, a la que califican como fenomenal, tanto para las personas mayores como para los jóvenes.
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“A los jóvenes los apoyan y sacan de cosas como el vicio y los malos amigos, y a nosotros los adultos, es buenísimo porque nos pone en otro contexto y después de la pandemia que nos afectó, nos ha permitido salir y tener otras alternativas de vida”, expresa Carlos Enrique.
Para la pareja, del barrio Nuevo Muzu, gracias al Centro de Desarrollo Comunitario Pablo de Tarso han visto su transformación gracias a los cursos de sudaderas, pijamas y modistería. En el caso de doña Blanca, los cursos de panadería, amasijos y repostería, y para Carlos, quien comienza a estudiar, elaboración de chocolates.
Blanca, con sus 65 años, oriunda del Líbano, Tolima; y él de Bucaramanga, con 67, tienen como propósito aprender muñequería y cocina navideña, como uno de los emprendimientos que pueden ser de su beneficio en las próximas festividades de fin de año.
“Todo esto nos hace sentir muy bien, somos felices, somos una pareja muy chévere, a lo que se suman nuestras hermosas hijas de 30 y 42 años que hoy ya son profesionales”, dice Blanca Cecilia, tras destacar la excelente educación gratuita recibida y los buenos cursos del CDC y los profesionales que la imparten.
“Desde niña, el estudio me trae muy buenos recuerdos, porque gracias al buen comportamiento y resultados, nuestro padre Campo Elías Beltrán, un comandante oficial de los ferrocarriles nacionales, nos premiaba a toda la familia con viajes a Santa Marta y Honda, entre otras ciudades, en los cómodos camarotes del Expreso El Sol. Ojalá este servicio volviera para que muchas personas lo pudieran disfrutar”, recuerda Blanca.
Por su parte, Carlos Enrique, un ingeniero de sistemas y tecnólogo en Administración de Empresas, no duda en destacar sus grandes conocimientos, gracias a los cursos realizados en el CDC, en el que aspira aprender a perfeccionar las labores culinarias.
“Mi mamá no me dejaba entrar a la concina y no sabía nada hasta hace cinco años cuando mi esposa se cayó de las escaleras y se dislocó el hombro izquierdo, por lo que me vi obligado a ponerme a cocinar, algo que me gustó y hoy quiero aprender sobre cocina navideña”, concluyó el beneficiario, tras afirmar que el cielo le puso en su camino a ese ser tan maravilloso a quien tanto ama, su esposa.
