• Más de 50 personas al año, entre estudiantes, jóvenes y personas mayores de 80 años, puntean sus guitarras hasta lograr melodías, gracias a los cursos que ofrece el Centro de Desarrollo Comunitario Pablo de Tarso, ubicado en diagonal 47 A sur No 53- 27 Venecia, Tunjuelito.
• Para participar en el curso y recibir la teoría básica, ofrecida los viernes de 2:00 a 5:00 de la tarde y los sábados de 8:00 am a 12:00M, solo se requiere disponer de un instrumento durante las sesiones de aprendizaje.
Bogotá, D.C., febrero 29 de 2024. Puntear en la guitarra implica pulsar de manera sucesiva ciertas notas del instrumento para crear melodías y explorar diversos géneros musicales. Esta técnica ha sido adoptada por aproximadamente 100 personas en menos de dos años en el Centro de Desarrollo Comunitario Pablo de Tarso de la Subdirección Local de Integración Social en Tunjuelito, donde se encuentra el centro musical dirigido a mayores de 14 años.
La responsabilidad de enseñar esta cultura musical recae en Jeisson Javier Norato Molina, un joven bogotano licenciado en Educación Artística por la Universidad Francisco José de Caldas, con una experiencia de 6 años, 5 de los cuales ha dedicado al proyecto comunitario de la Secretaría de Integración Social.
En los últimos 12 meses, en el centro musical de la subdirección local, Jeisson ha capacitado a alrededor de 55 personas de la localidad de Tunjuelito en el proyecto de guitarra, abarcando desde niños y niñas de 14 años en adelante, hasta jóvenes y adultos mayores.
Para participar en el curso y recibir la teoría básica ofrecida los viernes de 2:00 a 5:00 de la tarde y los sábados de 8:00 am a 12:00M, solo se requiere disponer de un instrumento durante las sesiones de aprendizaje. Además, aquellos que lo deseen pueden fortalecer su estudio de piano y técnica vocal sin costo adicional.
“En este momento tenemos un método de aprendizaje que es a partir de las matemáticas y la representación gráfica. El lenguaje es el alfa numérico y el pentagrama por símbolos. Iniciamos con los números y las letras para representar los tonos, vamos profundizando y utilizamos el pentagrama que son los símbolos reales del lenguaje técnico musical”, dijo el profesor Jeisson.
El taller tiene una duración mínima de 40 horas, pero el proceso es continuo y adaptado al ritmo de cada estudiante. Sirve como una sólida base para la interpretación musical de obras no demasiado complejas, permitiendo a los participantes tocar y cantar melodías.
Según Jeisson, la respuesta de los participantes ha sido excelente, ya que se les brinda la oportunidad de utilizar sus guitarras en un espacio de integración, compartir la música y profundizar en el arte a través del conocimiento.
“Los alumnos están contentos, porque son de las pocas propuestas que ellos buscan y las ven como algo real, y en un futuro pueden postularse con los saberes básicos a una licenciatura, a un técnico a una especialización, dependiendo la experiencia al tocar la guitarra. En últimas logran lo básico, como es la interpretación del instrumento”, enfatizó el profesor.
