- Se debe considerar en la atención institucional de la madre gestante el fortalecer el acompañamiento psicosocial.
- Es necesario pensar un sistema de salud con enfoque diferencial para la atención de la población indígena y con perspectivas culturales diversas.
- La violencia intrafamiliar se agudizó por el encierro obligatorio, aumentando.
Bogotá, D.C., febrero 28 de 2022. La Secretaría Distrital de Integración Social dio a conocer a la sociedad civil los resultados y hallazgos de la evaluación de la Política Pública de Infancia y Adolescencia 2011- 2021, lo cual es uno de los puntos de partida para su posterior actualización, al proveer información técnica con la que se puede establecer el panorama de ciudad, los logros, deudas y desafíos, entre otros elementos necesarios para la reformulación. Esta política es una apuesta de la ciudad para contribuir con la garantía de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.
De acuerdo con los resultados de esta evaluación, se han presentado avances en materia de hambre y desnutrición, ya que las tasas de mortalidad en niños debido a este flagelo bajaron a cero a mediados del último lustro de la década y la tasa de desnutrición global ha presentado una tendencia a la baja. Según las narrativas obtenidas de los grupos focales, los casos donde se presentan problemas de consumo de canasta básica tienden a centrar su dieta en cereales y tubérculos, relegando otras fuentes como verduras, proteínas, granos y frutas.
El sistema de salud no parece estar preparado para atender a la población indígena o con cosmovisiones culturales diversas y con enfoque diferencial. A este asunto se suma la precariedad en las redes de cuidado disponibles para mujeres indígenas.
Las acciones y programas para contener el embarazo adolescente han sido ampliamente efectivas por dos razones: en primer lugar, se destaca el indicador de fecundidad de madres adolescentes, que ha disminuido a la mitad en cuestión de una década; en segundo lugar, la eficiencia de los esfuerzos institucionales para obtener estos resultados, en la medida en que las metas relacionadas con derechos sexuales y reproductivos son tan solo un 8% del total y en que el presupuesto no ha sido excesivo para tal fin.
Por su parte, el subdirector para la Infancia, Luis Hernando Parra, indicó que, “esta evaluación es la base para una reformulación de una política actualizada que responda a los nuevos contextos de ciudad que nos dejó la pandemia y que representa nuevos retos para el desarrollo integral de niños, niñas y adolescentes del Distrito. La evaluación nos está mostrando que Bogotá tiene que avanzar en la cualificación de las atenciones, porque si bien, la cobertura nos está mostrando que está llegando a los niños y niñas todavía tenemos mucho que mejorar”.
Se debe profundizar en el enfoque preventivo de salud mental, estableciendo rutas efectivas y capacidad humana suficiente. La atención en la salud ha estado centrada en el diagnóstico de una dolencia o enfermedad, es decir en la atención. El enfoque de trabajar en la prevención ha obtenido resultados muy positivos en otros contextos, por lo que valdría la pena considerarlo.
Los esfuerzos destinados a garantizar la permanencia escolar se reflejan en una tasa de deserción que presenta una tendencia decreciente en últimos cinco años. No obstante, pareciera que la pandemia hubiese afectado la permanencia de niñas, niños y adolescentes en las aulas. Aunque el indicador de deserción al tener un rezago no permite tener los datos de 2020 y 2021 dentro del Sistema de Monitoreo de las condiciones de vida de la Infancia y Adolescencia - SMIA, desde las narrativas y el análisis de resultados de la Brecha Digital como nueva vulnerabilidad, se evidencia que en el año 2020 muchas niñas, niños y adolescentes abandonaron el sistema escolar.
La violencia intrafamiliar se agudizó por el encierro obligatorio, aumentando los reportes por violencia de género. La mendicidad por su parte fue la expresión cotidiana de una pobreza que tocaba límites y de una migración con muchas necesidades básicas y dificultades para integrarse.
Proceso de evaluación
Para realizar esta evaluación participativa, en el segundo semestre de 2020 se realizó un primer ejercicio evaluativo por parte de la Subdirección para la Infancia y la Secretaría Técnica del Comité Distrital de Infancia y Adolescencia – CODIA–, mediante una consulta con los actores involucrados en la implementación de esta Política Pública, entre ellos niñas, niños y adolescentes, en un ejercicio participativo sobre los aspectos a tener en cuenta en la evaluación.
Durante el 2021 la SDIS continuó con el proceso de evaluación de la Política de Infancia y Adolescencia, realizando durante el primer semestre un ejercicio técnico en torno a la metodología para la evaluación de la PPIA a partir de los ejes de la política, por parte del equipo de política pública de infancia y adolescencia.
En el segundo semestre, el proceso de evaluación contó con la participación de diferentes actores estratégicos de la implementación de la Política, los niños, niñas y adolescentes, entidades corresponsables, familias, sociedad civil y academia, en donde se realizaron: 1.170 encuestas a estudiantes 6° a 11° entre los 11 y los 17 años (32 colegios en total: 23 oficiales, 9 no oficiales). 953 encuestas a ciudadanos y ciudadanas “Sueños por la Niñez y la Adolescencia”. Y 2.553 encuestas a padres, madres y cuidadores.
De igual forma, se hicieron 43 entrevistas semiestructuradas a los actores estratégicos y niños, niñas y adolescentes. 27 grupos focales con actores estratégicos y niños, niñas y adolescentes. Adicionalmente, se utilizaron los 130 indicadores del Sistema de Monitoreo de Infancia y adolescencia SMIA anualizados de 2013 a 2019, e información de los informes al Concejo del SMIA, Planes de Acción, Planes de Desarrollo, etc.
