Bogotá, diciembre 6 de 2017. “¿Alguna vez ha amado mucho a alguien, y a pesar de todos los esfuerzos que hace para mantenerlo a su lado, él se rehúsa a quedarse con usted? Así me sentí por muchos años con mi hermano. Lo vi crecer, caer en las drogas, hundirse en el infierno del Bronx, huir de mí y hasta estar el borde de la muerte, pero nunca lo dejé de adorar. Estoy feliz de ver cómo tras revivir, se gradúa de técnico de bicicletas”. Tiene que respirar hondo para no llorar. Lo hace varias veces. Manteniendo el aire en segmentos corticos. Así mismo lo bota. Luego, Margot Luna continúa hablando sobre cómo se siente al ver a su hermano siendo uno de los exhabitantes de calle, quienes lograron superarse y se graduaron en bachillerato, artes y oficios varios.

Margot y su hermana, Flor Nidia Luna Roa, hicieron parte de los invitados de honor a la ceremonia de graduación que se llevó a cabo en el Centro de Atención Transitoria (CAT) de Puente Aranda, en la que 160 exhabitantes de calle se sumaron a los 860 ‘hermanos’, quienes, durante la nueva Bogotá, se han formado en procesos educativos. “Este es el primer diploma que yo recibo de él, porque a ‘Chuchito’ nunca le gustó el estudio y me siento orgullosa de poder recibir junto con él este diploma”.

Margot finalmente no pudo contener el llanto. No sirvió la respiración lenta y varias veces rodaron lágrimas de felicidad. “Estoy muy feliz de que recuperé a mi hermanito, después de más 27 años de estar en la calle. Yo iba a El Bronx´´, lo buscaba, nos veíamos y siempre le brindaba una gaseosa o un almuercito pero lo que él quería era plata” cuenta, mientras solloza de nuevo. Esta vez son los recuerdos y la nostalgia la que la conmueven. Se le entrecorta la voz, respira honda, abraza fuerte a su hermano quien está sentado a su lado, toma aire y continúa. “Yo lo quiero mucho. Él siempre vivió conmigo. Hace mucho se dañó. Traté de brindarle un hogar. Vivió conmigo, con mi familia y tras 10 años él se hundió completamente en la droga y se fue a vivir a la calle”.

“Cuando tumbaron ‘El Bronx’ lo estuve buscando por todo lado. Iba al parque de Los Mártires y creía que él estaba allá. A mí en todo lado me parecía verlo, pero no era él. No lo volví a encontrar y me preocupé mucho. Le pedía todos los días a Dios que me lo guardara, que no lo dejara aguantar hambre o frío”. Margot hace una pausa, toma aire y esboza una gran sonrisa y sigue con su historia, “la sorpresa fue increíble cuando me enviaron un mensaje en el que lo vi a él, no lo podía creer, nos comunicamos todas mis hermanas, las que estaban lejos vinieron desde Bucaramanga a visitarlo. Ahora estamos mucho más pendientes de él y muy felices porque nosotras sabemos que mi hermanito todavía es una persona buena, una persona honesta y honrada quien nunca le ha hecho nada malo a nadie. Yo piso sobre fuego que mi hermano nunca robó a nadie porque él tiene principios, y así como pudo estar en la calle, pero los principios prevalecen en la vida, la droga pudo consumirlo, pero los principios nunca se le acabaron”.

Para Flor, la situación con su hermano fue muy difícil, “por lo que pasamos fue muy duro, porque por ejemplo yo tengo mi familia y mis hijos no están dispuestos a recibir en casa a alguien que no conocen, porque no lo conocían, no supieron nada de él en 40 años y para ellos hasta hace muy poco era un desconocido. Nunca me cansaré de agradecer porque aunque muchos desconozcan la labor del doctor Enrique Peñalosa, su servicio es muy grande y espectacular. Él ha demostrado que los habitantes de calle merecen toda la atención del estado y esto que esto que está haciendo el Alcalde es algo grandioso, y nunca me cansaré de darle gracias por recuperar la vida de muchos familiares a los que creímos muertos”.

Jesús Luna pasó más de 27 años en la calle, pero consumió sustancias psicoactivas por más de 40. Flor Nidia, su hermana mayor, con un nudo en la garganta abraza a su hermano muy fuerte “para que no se vuelva a ir”. Estos hermanos están de fiesta, sienten que juntos lograron lo que creían imposible, recuperar a su hermano y sacarlo del infierno, “créame que hoy en día ver a mi hermano acá es muy grande para mí, es espectacular y tengo mucho que agradecer, a Dios, al alcalde Enrique Peñalosa, gracias por estos centros, por los Ángeles Azules”.

Su historia no es muy lejana a la de muchas familias, que creyeron haber perdido un familiar por culpa de las drogas y lo han recuperado gracias a las iniciativas del alcalde mayor, Enrique Peñalosa Londoño, quien les ha brindado grandes oportunidades a nuestros exhabitantes de calle para rehacer sus vidas con calidad y calidez. “Estamos muy felices porque se graduaron 160 exhabitantes de calle en distintos oficios. Algunos llegaron a tener su diploma de educación básica. También hay algunos que se gradúan de bachilleres. El Alcalde Peñalosa ha querido apostar por la transformación de estas personas y por tal razón, desde la Secretaría de Integración Social estamos trabajando para que ellos vuelvan a tener una nueva vida”, sentenció la secretaria de Integración Social, María Consuelo Araújo Castro.