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Cultivos que siembran esperanza para los ciudadanos habitantes y exhabitantes de calle
• Habitantes y exhabitantes de calle de la Comunidad de Vida El Camino aprenden sobre agricultura y el cultivo de suculentas.
• A través de la huerta comunitaria y el taller de suculentas, esta población se fortalece habilidades prácticas, la autoestima y el sentido de comunidad en un proceso de transformación social.
• Los martes y jueves, a las afueras de la unidad operativa, se exhiben los productos, permitiendo obtener una pequeña contribución económica con el fin de invertirlos en materiales para la huerta.
Bogotá. D.C., febrero 17 de 2025. Lechugas, tomates, ajo, cebollas y suculentas, entre otros productos que se cultivan dentro de la unidad operativa Comunidad de Vida El Camino, se convierten en un atractivo los martes y jueves para personas que residen y laboran por el sector.
La infraestructura social, al servicio de la población vulnerable de la ciudad, incluyendo habitantes y exhabitantes de calle, está ubicada en la Carrera 69 #47-43, localidad de Engativá.
En su interior, un amplio terreno convertido en huerta comunitaria permite que, durante tres meses, los participantes aprendan desde el alistamiento del suelo hasta la siembra y cosecha. “Se le enseña a la comunidad todo el proceso productivo, lo que les permite desarrollar habilidades útiles para su vida”, explica Sandra Quesada Zabala, tallerista del eje de ampliación de capacidades y generación de oportunidades de la Secretaría de Integración Social.
A la huerta se suma un taller de suculentas, donde los asistentes aprenden a cultivar estas plantas, conocidas por su resistencia y fácil cuidado, promoviendo habilidades prácticas que pueden convertirse en alternativas sostenibles de sustento.
Durante la jornada, habitantes y exhabitantes de calle transforman materas y siembran distintas especies de suculentas, las cuales requieren cuidados mínimos, como riegos cada tres días, lo que las hace ideales para espacios reducidos.
“Las suculentas son especies decorativas perfectas para interiores y se pueden acompañar con materas elaboradas con materiales reciclables como tela, cartón y cemento”, agrega la tallerista.
El proceso de cultivo no solo fomenta la concentración y el sentido de logro, sino que también aporta beneficios emocionales y psicológicos a los participantes.
"Estas actividades han sido clave en el fortalecimiento de sus procesos personales, ya que el contacto con la naturaleza les ofrece un espacio diferente para encontrarse consigo mismos. No solo reflejan su creatividad, sino también el esfuerzo de quienes están en transición hacia una vida más estable. Gracias a este tipo de iniciativas, se fortalece el sentido de comunidad y la autoestima", enfatizó la funcionaria.
Más allá de la jardinería, estas experiencias representan nuevas oportunidades de desarrollo y esperanza, una mejor calidad de vida y el impulso para alcanzar sus metas.
De esta forma, la Secretaría de Integración Social continúa ofreciendo alternativas para esta población, fortaleciendo actividades que garantizan una atención integral y fomentan la transformación de imaginarios sobre la habitabilidad en calle, la prevención del fenómeno y la construcción de entornos protectores.