En la capital de Colombia hay alrededor de 9600 ciudadanos habitantes de calle, tal vez las personas que han padecido más violaciones a sus derechos humanos durante más tiempo. La habitabilidad en calle es un gran desafío para un gobierno que busca hacer de Bogotá una ciudad más humana.
¿Qué hacer? ¿Los corremos de un lugar a otro? ¿Los sacamos de la ciudad? ¿Los encerramos? Todas esas opciones se han intentado. Así que nos propusimos un plan de atención integral y la formulación de una política pública para la próxima década, en el marco de la aplicación de la Ley 1641 de 2013 que, por primera vez reconoce al habitante de calle desde un enfoque de derechos. La primera fase del plan fue proteger la niñez. Abrimos dos jardines infantiles en inmediaciones de la calle del Bronx que hoy atienden con afecto, nutrición y mucho amor a 220 bebés hijos de ciudadanos habitantes de calle, todo un modelo pedagógico exitoso de atención a primera infancia en condiciones de alta vulnerabilidad. La segunda fase fue atender a las personas mayores.
Identificamos 300 hombres y mujeres mayores de 60 años y abrimos 4 Centros Noche para asegurar un sitio digno donde dormir, bañarse, contar con un refuerzo nutricional y, sobre todo, el afecto de un Estado que le tiende la mano a la persona que más lo necesita. Ya son 275 personas mayores que dormían en la calle y hoy cuentan con este servicio. La tercera fase fue ampliar los Centros de Autocuidado y Acogida de Habitantes de Calle y mejorar sus servicios. Así se hizo en el Centro Oscar Javier Molina que atiende a 750 habitantes de calle, con la apertura de La Academia, llamada la Universidad de los Habitantes de la Calle que ya graduó los primero 146 ciudadanos en oficios varios y en actividades artísticas y culturales.
Abrimos el Centro Humanidad para preparar hasta 200 habitantes de la calle como nuevos ciudadanos en su inserción social y laboral. Con otras entidades del Distrito como el Instituto para la Gestión del Riesgo y el Cambio Climático IDIGER capacitamos COMO vigías ambientales 100 habitantes de calle que antes vivían bajo los puentes y en las rodas de las quebradas y hoy limpian y cuidan las fuentes de agua y reciben un pago por su trabajo.
Más de 138 habitantes de calle que se dedican a reciclar y recuperar desechos y hoy hacen parte del modelo de Basura Cero de Bogotá Humana. Desde la subdirección que atiende a la comunidad LGBTI abrimos el Centro de Atención a la Diversidad Sexual que atiende 550 personas que ejercen trabajo sexual en condiciones de violencia, marginalidad y discriminación, muchas de las cuales habitan las calles las 24 horas del día. Y hoy 24 de junio abrimos el Centro de Atención Integral al Habitante de Calle BAKATÁ para atender en diferentes horarios 1000 personas en un ejercicio de inclusión, derechos y deberes.
Está ubicado en la localidad de Mártires en el centro de Bogotá y desde ya es epicentro del interés de otras ciudades de Colombia y del continente. Se llama BAKATÁ porque así lo decidieron los habitantes de calle para reivindicar el nombre indígena de un centro poblado que le dio origen a la ciudad, BAKATÁ porque ese es el nombre de la primera mascota de la ciudad, una perrita abandonada en la calle y adoptada por el Alcalde Mayor Gustavo Petro y BAKATÁ con K como una forma irreverente de identidad de las tribus urbanas y del arte callejero.
Falta más por hacer, pero hemos logrado cambiar la forma como se aborda una realidad social tan tenaz como la que implica vivir y dormir en las calle de una ciudad, por los problemas implícitos de higiene, seguridad, drogodependencia y espacio público. Recuperar la dignidad como personas y asegurar derechos y deberes como ciudadanías, así se resume la política de habitante de calle de Bogotá Humana que quería compartir con ustedes.
Jorge Rojas Rodríguez
Secretario Distrital de Integracion Social