Pablo Antonio Ortega Peña o ‘Pablito’, como le dicen cariñosamente en la Subdirección Local de Chapinero, celebró sus cumpleaños número 56 y su transformación de vida, al estar lejos de la habitabilidad de calle.

 

Pablito, es un caleño que llegó a la ciudad de Bogotá hace 15 años por una serie de circunstancias difíciles, que le destruyeron la vida por completo y lo llevaron poco a poco a al mundo de las drogas y del alcohol.

Este ex habitante de la calle recuerda que su adicción por el alcohol empezó a muy temprana edad, como resultado de un remedio casero que preparaba su mamá, para curarle los parásitos y lombrices, a él y a sus 7 hermanos. Este acto de cuidado de su madre se convirtió en el inicio de su pesadilla.

Sin embargo, nunca imaginó que el destino le deparaba situaciones muy dolorosas. Después de constituir un hogar, Pablo se enfrentó a la pérdida de su familia que fue torturada y asesinada por la guerrilla en el Cauca. A partir de estos hechos violentos, entró en una profunda depresión, hasta tal punto de perder las ganas de vivir.

Al llegar a Bogotá, por mucho tiempo pasó noches enteras buscando donde resguardarse de los fríos días de la Capital. Y, como le ocurre a todos los que deambulan las calles si un rumbo fijo, termina en el infierno de El Bronx.

“Yo también hice parte de esa olla. El lugar más aterrador que cualquier humano pueda conocer. Allí se podía ver el consumo masivo de drogas y el deterioro progresivo de una persona. Por eso le agradezco la intervención que hizo el alcalde, Enrique Peñalosa, a ese sitio que perjudicaba a la ciudad y a quienes la habitaban”.

Un día, dijo Pablo, llegó a la Subdirección Local de Chapinero a pedir comida y una muda de ropa limpia. “Lo recuerdo muy bien, fui recibido con cariño y me atendieron enseguida para ofrecerme otra alternativa de vida. Desde ese momento empezó mi transformación, por eso no descansaré de agradecerle a la Secretaría Social”.

Pablito celebró sus cumpleaños en compañía de quienes lo rescataron de la calle y a quienes los reconoce como sus ‘Ángeles azules’. En medio de la celebración le sonríe a la cámara, mostrando su nueva dentadura que los hace un hombre irreconocible a comparación del estado en el que llegó a la Subdirección Local. Antes de apagar la vela de la torta, se detuvo y expresó: “compartiré con ustedes mi deseo, porque las palabras tienen poder, pido ser el próximo presidente de Colombia”.