• Maryann del Valle Flores Gómez llegó a Bogotá con sus tres hijos para reencontrarse con su esposo y empezar una nueva vida.

• En medio de las dificultades y buscando opciones laborales aprendió a hacer galletas, las vendía en el transporte público y así conoció los servicios que tiene la Secretaría Distrital de Integración Social.

• Actualmente los hijos de Maryann reciben kit estudiantil, bonos canjeables por alimentos, monitoreo continuo, apoyo terapéutico y psicosocial en el Centro Amar Corabastos.

Bogotá D.C., 24 de mayo de 2021. El trabajo en una panadería ayudó a que Maryann del Valle Flores Gómez creara sus propias galletas, empezó con la venta de sus productos en el transporte público de Bogotá. En medio del ir y venir entre un bus a otro se enteró de los servicios que tiene la Secretaría Distrital de Integración Social para las personas migrantes.

Aunque su esposo ya se encontraba en Bogotá, Maryann llegó a la capital de Colombia en busca de una mejor vida para sus tres hijos. Recorrieron diferentes sitios de hospedaje, algunos más costosos que otros. Labores como el aseo de baños y cocinas en casas de familia, vender tintos, entre otras tareas, fueron algunas opciones para el sustento familiar, hasta llegar a trabajar en una panadería, lugar en donde aprendió a hacer deliciosas galletas a base de harina, azúcar y mantequilla.

“Este aprendizaje me impulsó a salir a vender y buscar mi propia estabilidad laboral. Ahora tenía que enfrentar los peligros, discriminación y xenofobia que en algunas ocasiones las personas hacen con los migrantes”, dijo Maryan recordando el inicio de la venta de sus galletas.

Comenzó ofreciendo sus productos en algunas estaciones y buses de TransMilenio. 50 paquetes de 4 galletas, cada uno por $500. “Los $20.000 de inversión no duraron ni dos horas, las galletas se vendieron como pan caliente”, según cuenta ella. Su recorrido iniciaba desde el Portal de las Américas hasta el sector del norte de la ciudad, cuando ya sus polvorosas galletas se habían agotado.

Pero como todo el tiempo Maryann pensaba en el bienestar de sus hijos, fue en ese espacio que escuchó sobre los servicios que el Distrito ofrecía a las familias migrantes, a través de los Centros Amar de la Secretaría Distrital de Integración Social, una atención a las niñas, niños y adolescentes en situación de trabajo infantil o encierro parentalizado, en su caso particular y debido al rebusque laboral, sus hijos permanecían solos en casa.

Kit estudiantil, bonos canjeables por alimentos, monitoreo continuo, apoyo terapéutico y psicosocial son algunos de los beneficios que reciben ahora los hijos de esta pareja de migrantes en el Centro Amar Corabastos.  

“Somos el Centro Amar más grande de Bogotá, y contamos con el placer de atender a nuestros jóvenes, ya que es una necesidad actual de brindarles estos apoyos que día a día lo hacemos lo mejor posible”, indicó Jennifer Andrea Acosta, responsable Centro Amar Corabastos.

Pero en el Centro Amar no solo los hijos de Maryann reciben apoyo, según relata la madre de los tres niños, gracias a los talleres de narrativas que realizó el centro, ella pudo conocer y participar de esas actividades.

“Mi sueño es ser escritora, tuve la oportunidad de participar junto a mis hijos en un taller de narrativas dirigido desde el Centro Amar Corabastos, para el cual dediqué mi escrito a contar la historia de mi llegada a esta hermosa ciudad bogotana. ‘La voz de un migrante’ recolectaba todo el deseo y la carga que se tiene de venir de otro país, así titulé mi narración”, dijo Maryann, feliz de poder cumplir parte de su sueño.

Ella sueña con tener su propio negocio y que sus polvorosas galletas, que hoy le permiten subsistir sean más conocidas, y junto con el apoyo del Centro Amar Corabastos tener un futuro mejor para ella y su amada familia.

“No sé a dónde terminará el trasegar de mi historia, pero la realidad me ha mantenido hasta este momento con las ganas de mejorar y dejar en alto mi país. La voz de un migrante no será solo la mía, será la de todo aquel que tenga una historia que contar”, concluyó Maryann con una bella sonrisa en su rostro y un gran agradecimiento por el apoyo que ha recibido por parte del Distrito.