• El ‘Chuchú de la Cédula es un servicio que brinda orientación jurídica y psicosocial gratuita sobre los trámites para cambiar el nombre, sexo y/o cupo numérico en el documento de identificación de personas transgénero y no binarias.
• Ceiba, de 44 años, ha tenido una vida llena de alegrías y experiencias que la han hecho crecer, hoy se siente orgullosa de tener una cédula que la representa luego de realizar su proceso con el ‘Chuchú de la Cédula’.
• Desde octubre de 2023, el Chuchú de la Cédula ha beneficiado a 256 personas en la modificación de documentos incluyendo cambios de nombre, sexo y cupo numérico para personas trans y no binarias.
Bogotá, D.C., Septiembre 5 de 2024. A pesar de que exploró su identidad desde una edad temprana bajo el seno de un hogar riguroso, Ceiba, de 44 años, ha tenido una vida llena de alegrías y experiencias que la han hecho crecer, hasta llevarla a iniciar hace 5 años su transición de género; hoy se siente orgullosa de tener una cédula que la representa, luego de realizar su proceso con el “Chuchú de la Cédula”.
Este servicio, ofrecido por la Subdirección para Asuntos LGBTI de la Secretaría Distrital de Integración Social, en colaboración con la Registraduría Nacional del Estado Civil y la Universidad EAN, brinda orientación jurídica y psicosocial gratuita sobre los trámites para cambiar el nombre, sexo y/o cupo numérico en el documento de identificación de personas transgénero y no binarias, ante notarias y registradurías, en los términos del Decreto 1227 de 2015.
Elizabeth Castillo, Subdirectora para Asuntos LGBTI en la Secretaría Distrital de Integración Social, precisó: indicó: “Desde octubre de 2023, el servicio social 'Reafírmate, ‘El Chuchú de la Cédula' ha beneficiado a 256 personas en la modificación de sus documentos y contraseñas, incluyendo 159 mujeres trans, 68 cambios de nombre trans y 29 personas no binarias.”
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Una experiencia memorable para Ceiba fue su paso por la Casa LGBTI Amapola Jones, donde recibió asesoría legal por parte de la Subdirección para Asuntos LGBTI. Recuerda la dificultad que tuvo para obtener su registro civil y cómo el equipo del ‘Chuchú de la Cédula’ la llamó en repetidas ocasiones para ayudarle.
Menciona, además, que en esa época no tenía celular y por coincidencia se encontró en el centro de Bogotá con una funcionaria de la Subdirección para Asuntos LGBTI de Integración Social, quien le informó que ya estaba disponible su contraseña.
Un nombre por elección
Ceiba fue el nombre que eligió porque evoca al árbol ceiba, lo que se ha convertido en una metáfora de su propia vida, siendo éste un árbol que puede alcanzar hasta 40 metros de altura y se cultiva por su fibra, aceite y valor ornamental, lo que refleja el robusto desarrollo que ella ha experimentado a lo largo de su vida.
"Me siento muy feliz de encontrarme conmigo misma; es un acontecimiento muy lindo, quiero seguir avanzando”, aseguró Ceiba sonriendo. A sus 44 años disfruta de una vida plena con su hija de 11 años y su ex pareja, lo que la hace sentir libre y realizada.
Amor por las artes, la música y su gaita
Nacida en Bogotá, ha tejido su vida en la localidad de Suba, donde sus primeras experiencias marcaron su despertar. Decidió estudiar artes escénicas en una academia ubicada en el sector de La Candelaria, porque siempre tuvo una pasión marcada por el teatro. Allí comenzó a forjar su camino artístico, donde, además, según comenta, tuvo la oportunidad de trabajar en proyectos con la reconocida actriz y directora, Fanny Mikey (QEPD).
La música también es una parte esencial de su vida. Para Ceiba, la gaita es el corazón de su identidad. Esta tradición musical caribeña, que antes se conocía como chicote, la conecta profundamente con sus raíces. Ella misma fabrica su gaita utilizando madera, plumas de pato, cera de abejas mezclada con carbón, un instrumento que representa la Sierra Nevada. Aunque al principio pensó que sería complicado, el folclor le demostró que su pasión es pura "furia trans."
Ceiba ha encontrado en las Casas 5 LGBTI de la Secretaría Distrital de Integración Social, refugios valiosos y sueña con unirse a otras personas trans para formar un grupo. Su amor por el teatro y las comparsas, junto a su admiración por el centro de Bogotá y La Candelaria, le han permitido conectarse con su identidad y sus raíces. Recuerda con cariño a Toño García, último cacique de los Gaiteros de San Jacinto.
Ceiba se transporta por Bogotá en su bicicleta cargando sus dos gaitas y viviendo en el barrio Egipto con felicidad. Sigue avanzando en su viaje de identidad viendo cómo sus raíces se fortalecen como el árbol que alguna vez soñó cultivar. Ella cosecha los frutos de su perseverancia y crecimiento personal.
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