⦁ Los ciudadanos y ciudadanas habitantes de calle del hogar de paso La Sabana, se reunieron en la antigua calle del Bronx para participar en el Festival de Turmequé.
⦁ A través de actividades como tejo y rana, todos juntos fueron invitados a continuar con sus procesos y vieron fortalecida su autoestima al evidenciar los cambios que han tenido en sus vidas luego de haber habitado en un lugar que estuvo lleno de crímenes y dolor.
⦁ Los participantes de la actividad comprendieron que del pasado se debe aprender para no cometer los mismos errores en un presente.
⦁ El hogar de paso La Sabana se encuentra ubicado en la Calle 18 # 14 – 56 en el barrio La favorita de la localidad de Los Mártires.
Bogotá, D.C., junio 2 de 2023. Un gran espíritu competitivo, pero sobre todo, compañerista, es lo que tienen de sobra los ciudadanos y ciudadanas habitantes de calle que forman parte del hogar de paso La Sabana, quienes participaron del Festival de Turmequé, el cual, se llevó a cabo en la antigua calle del Bronx.
Desde algunas semanas anteriores, el evento había causado grandes expectativas y fue muy esperado entre los participantes, pues todos sabían que iban a pasar un momento divertido y agradable, cambiándole el significado a un lugar que estuvo lleno de crímenes, dolor y desesperanza.
Tanto así que, en el desarrollo de la actividad, fue inevitable que los participantes tuvieran recuerdos sobre lo que habían vivido en la calle del Bronx, por momentos, algunos miraban con nostalgia todo el rededor, contaban algunas de sus experiencias en ese lugar, otros miraban los dos edificios que quedan en pie y afirmaban haber estado varias veces en el interior de estos, pero sin duda, el comentario más frecuente era: ¡Que tiempo tan perdido!
Bastante emocionado por la actividad y con ganas de compartir parte de sus recuerdos, Juan Cely, relató: “Estoy muy contento por hacer otro uso de lo que algún día fue el Bronx, yo perdí mucho tiempo y perdí muchos amigos aquí, eso es muy triste, pero en este momento me siento muy tranquilo, estoy agradecido por esta actividad porque nunca me imaginé volver aquí en esta tranquilidad, espero que este sitio sea un proyecto en el que abunde la cultura, la felicidad y no queden recuerdos de lo malo que fue”.
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El festival contó con dos juegos tradicionales en la cultura de nuestro país como lo son el tejo y la bolirana, de manera que, es necesario destacar que los mismos participantes de la actividad, fueron quienes construyeron las canchas y los juegos, además de que en plena actividad todos se apoyaban y entre ellos mismos empezaron a hacer cálculos matemáticos sobre los puntos que tenían y cuántos les hacían falta para ganar, garantizando así, un espacio lleno de buena convivencia, diversión y armonía.
“Fue mi primera experiencia jugando tejo y jugando bolirana, nunca los había jugado y tampoco había podido compartir una actividad así con mis otros compañeros, fue una experiencia muy bonita y yo agradezco este espacio porque entre todos debemos compartir y aprender los unos de los otros, esto nos motiva a salir adelante en nuestro proceso de inclusión social”, afirmó Miguel Gracia, mientras se disponía a continuar con su turno en la bolirana.
Y así continuaba pasando el tiempo, hasta que hubo grupos de ganadores en los juegos, pero eso no importó; compartiendo un refrigero, los participantes se dieron cuenta que en realidad todos eran unos ganadores por tener una gran actitud, ofrecerles un apoyo a sus compañeros, querer salir adelante con sus procesos de inclusión social y por tener unos nuevos sueños y metas por cumplir.
Mientras los participantes se empezaban a ir del lugar, Evangelina Bello, afirmó: “Hoy fue inevitable recordar tiempos aquellos en los que estábamos en el mundo del consumo, pero hoy nos hemos aprendido a querer como personas, a pesar de que nosotros vivimos en la calle, somos personas muy valiosas, volver hoy acá nos hace analizar cuánto ha cambiado este lugar y cuánto hemos cambiado nosotros”.
El Bronx fue resignificado como un espacio de arte, cultura y diversión, y los ciudadanos y ciudadanas habitantes de calle fueron dignificados al compartir en total tranquilidad un espacio en el que solía abundar el miedo, pero en esta ocasión tanto el lugar como los participantes son otros, demostrándole a Bogotá que ¡Sí se puede!
